lunes, 13 de junio de 2011

El Tren ...


    Las estrellas parecían estar en busca y captura, ni rastro de ellas. Entre rayos y truenos, el conjuro de aquel oscuro cielo con las negras nubes que lo envolvían, iba desatándose … Las gotas de lluvia comenzaban a escapar de las alturas y durante su huida, el viento las manejaba a su antojo con agresividad. Un ruido ensordecedor castigó mi cabeza y mis ojos se vieron atacados por una intensa luz cegadora.
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    No sabía como había llegado hasta allí. Miré a mi alrededor y aquel paisaje incrementó mi desconcierto. No podía entender como había acabado en aquél lugar. Unas vías de tren que aparentaban abandonadas era el paraje que me acogía. Pensé que soñaba pero no recordaba haberme metido en la cama. Me pellizqué, grité … pero la situación no cambió. Después barajé la posibilidad de que hubiera podido salir de fiesta y tomara voluntaria o involuntariamente alguna sustancia que me hiciera padecer aquello que parecía una alucinación pero tampoco recordaba haber salido, en realidad, no podía acordarme de nada.
    Estaba sentada en mitad de las vías rodeada de botellines hechos añicos de cerveza esparcidos en varios metros a mi alrededor. Me eché las manas a la cabeza, asustada y temiendo la soledad de un lugar que no reconocía y que parecía pertenecer a otro mundo. Una antigua máquina acompañada de viejos vagones me miraba desafiante a unos metros de mi.
    Quise levantarme intimidada por aquella imagen, pero mis extremidades no me siguieron. No sentía dolor, mi cuerpo no parecía estar en malas condiciones, pero no podía moverme. Oteé el entorno estirando mi cabeza y mi mente gritó de terror. Solo las vías, aquel tren y un metro más allá … el vacío. Comprendí entonces que mi única salida moraba en aquellos raíles ¿pero cómo?. La máquina que posaba a unos metros de mí lucía destartalada y desvencijada. Podía quedarme a esperar la llegada de otro tren o iniciar mi camino a pie por entre las vías pero para ello, debía recuperar mi movilidad.
    Intenté de nuevo levantarme para caminar entre las piedras y los raíles. Las lágrimas invadieron mi alma. Estaba perdida, desconcertada y dominada por el temor de no saber ni donde estaba, ni que sucedería después y por supuesto, por la angustia que me provocaba no poder moverme…..¿volvería alguna vez a mi casa, a mi vida cotidiana?¿volvería a ver a los míos?.
    Los focos de aquella máquina abandonada se encendieron y un sonido estridente se escapó de sus entrañas. El terror me inundó cuando comprobé que se ponía en marcha. Ante mi estado de inmovilidad estaba claro que aquél desvencijado monstruo iba a arrollarme. Comencé a gritar desesperadamente pero no sirvió de nada, la muerte se aproximaba surcando los raíles. Ya no cabía lugar a ningún atisbo de esperanza, el fin, mi fin, era inminente. Cerré los ojos en espera del mortal instante …
    Cuando mis párpados volvieron a levantarse, comprobé que me encontraba dentro de uno de los vagones de aquel tren. Un personaje misterioso me tenía agarrada con sus manos sujetando mis brazos. Me obligó a mirarle a los ojos y en aquel mismo momento sentí como su mirada penetraba en mis pupilas viajando hasta mi mente. Una punzada de dolor intenso agredió a mi cabeza, después sentí desfallecer con un angustioso mareo. Aquel hombre que había entrado a escrudiñar mi mente con un gesto de duda en su rostro me dio un empujón de energía sobrenatural que me arrastró por el aire recorriendo todos los vagones hasta llegar al antepenúltimo golpeándome con agresividad contra su puerta. Miré a través del cristal y con estupor pude observar como el abismo que había observado al inicio de mi pesadilla iba tragándose la vía al paso del tren en el que viajaba. Comencé a escuchar una algarabía de voces que parecían asustadas pero yo no podía ver a las personas que hablaban y gritaban. Ruidos metálicos rodeando mis oidos comenzaron a extremecerme…. El último eslabón del tren fue engullido por el abismo que nos perseguía. Comencé a dejar de respirar cuando el vagón que me separaba de aquella garganta tragona repleta de nada, antes de caer en sus fauces, explosionó lanzándome de nuevo por los aires con su onda expansiva. Comencé a perder la respiración, el aire que entraba por mi boca quedaba allí encerrado, pues el acceso al camino que debía seguir hasta mis pulmones estaba taponado…..
    Cuando estaba a punto de perder el conocimiento por la falta de aire, en mi garganta algo así como una punzada que parecía querer atravesarla me sacudió. Momentos después sentí alivio, al mismo tiempo que noté como mi cuerpo era aprisionado con suavidad.
    Sin abrir los ojos pude comprobar que seguía inmóvil. Ahora, ni tan siquiera podía mover la cabeza. Estaba tumbada, mis brazos permanecían pegados a mi cuerpo pero ahora sentía dolor por cada rincón de mi fisonomía. El olor a quemado y a maleza empapada de lluvia invadió mis glándulas olfativas. Mis oídos podían distinguir el sonido del fuego al arder, y las voces que antes había escuchado volvían a hacer acto de presencia. Abrí los ojos lentamente. Aquel tren del terror había desaparecido, ya no me encontraba entre las paredes de vagón alguno. Tras un breve suspiro involuntario, mis párpados volvieron a caer y una sensación de bienestar envolvió mi cuerpo.
    - Realmente ha sido un milagro -dijo una voz-. Su estado es crítico. Ya le hemos inmovilizado y además hemos tenido que practicarle una traqueotomía de urgencia. El fuerte temporal complicó sin duda la circulación en las carreteras y la visibilidad. Después de haberse bebido unos cuantas cervezas y de saltarse el paso a nivel, se quedó con su coche atascada entre las vías. El comboy marchaba a velocidad reducida ya que la estación estaba próxima … A pesar de su estado de embriaguez, salió del coche con la rapidez suficiente de salvar su vida. Debió ser angustioso para ella y probablemente mantendrá la imagen del tren a punto de arrollarla bien instalada en su retina durante mucho tiempo. No pudo evitar que la onda provocada por la velocidad del paso del tren y la colisión le lanzaran por el aire cayendo en las vías del lado contrario….

domingo, 29 de mayo de 2011

Cambios


   Descubrió un pueblo en fiestas, repleto de gente deseosa de divertirse celebrando la festividad de su patrón. Las calles lucían repletas, niños y adultos compartían las aceras e incluso la carreteras a penas transitadas de aquella localidad. Vendedores de globos, artistas callejeros, charangas, pitonisas improvisadas que leían el futuro ….
   Había salido aquella tarde invadido por la desolación. Caminaba cabizbajo sorteando a la multitud, con la pena recorriendo sus entrañas y las garras de la soledad adheridas en su alma. Las lágrimas contenidas parecían no querer asomar en el balcón de su mirada temerosas de ser descubiertas … “los hombres no lloran” se repetía constantemente. La depresión que estaba atravesando pujaba con fuerza contra la medicación que recibía para combatirla.
   No recordaba que estaban en plenas fiestas patronales, en realidad, en su mente, tan solo se fraguaba un pensamiento que ahogaba su voz, controlaba sus oidos y limitaba su mirada. Ella, le había dejado ….
   No pudo evitar el deseo de refrescar su garganta, ya no era dueño de sí mismo, y detuvo su andadura para dialogar con unas copas de alcohol sentado a una de las pequeñas mesas y abrigado por la oscuridad de aquel antro. Ahogaré mis penas en los brazos ardientes del whiskey, pensó. No estaba acostumbrado, casi nunca bebía, así que los efectos de un sinfín de tragos mezclados con los antidepresivos que tomaba abrazaron su mente obligándola a dejar la realidad sin soltar de su mano su último billete …..….
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   Sus cavilaciones ahora embriagadas, le impidieron ver el camino que tomaba y después de un par de horas de vagar, cuando su mirada encontró una pequeña tregua, observó que una multitud concentrada le recibía ….. Quiso buscar un hueco despejado y después de avanzar hacia un claro a base de empujones, encontró el aire solitario que necesitaba. Había perdido el dominio de su caminar, sus venas emborrachadas y dopadas se habían adueñado de su cuerpo y de su mente confusa. Alguien le ofreció cobijo sin demasiada preocupación por su estado desapareciendo al minuto siguiente.
   Su nivel de embriaguez le impedía articular palabra y había encarcelado su pensamiento convirtiéndolo en una tortura de la que no podía escapar. “tienes que cambiar, tienes que cambiar y ella volverá”.
   Estaba perdido en la desorientación … avanzaba golpeándose con todo aquello que le rodeaba y le daba la sensación de estar caminando en círculos, dando vueltas y vueltas al mismo lugar, al igual que su atormentada mente. .
   A punto de esforzarse en liberar un grito comenzó a correr despavorido, cayendo y golpeándose mientras que ante su mirada esclavizada por el pensamiento comenzaban a pasar imágenes de su cuerpo sufriendo una metamorfosis continuada que variaba a cada instante. Sus piernas, arqueadas y cansadas, se estiraban para momentos después empequeñecer deformando su espigado cuerpo. Su cuidada cintura aumentaba hasta llegar al borde de la explosión, deshinchándose seguidamente sin quedar espacio para el aire que respiraba. Su rostro cambiaba primero desenfocándose, volviéndose borroso…. Después, la imagen se aclaraba desproporcionándose su nariz y su boca, comprimiendo y dilatando sus ojos para acabar por desfigurarse por completo, invadiéndole asi un sentimiento de oscuro terror. De vez en cuando, algunas personas se cruzaban en su odisea, experimentando sus mismos cambios pero ajenas al horror que él sentía. Y lejos de ayudarle, señalándole con el dedo, vociferaban y rompían a carcajadas mofándose de él y de todo lo que les rodeaba. Notó gravitar y verse así mismo volteado con la cabeza sobre el suelo y sus piernas caminando sobre el techo. Con cada cambio, él tocaba su cuerpo invadido por el terror. No podía eliminar esas imágenes de su mente, ni parar aquellos cambios que hacían que su sensaciones se retorcieran de terror. Con cada paso, su imagen variaba pero aquel recorrido que le atenazaba no terminaba nunca.
   Empezó a faltarle el aire, arcadas comenzaron a amenazarle y sin llegar al vaciado de estómago, el conglomerado de factores que invadían la situación le hicieron caer fulminado.
Despertó atacado por la agresividad del vómito. Unas palabras cálidas retumbaron en su hueca cabeza y notó como la dulzura de una mano se posaba en su frente intentando darle calor.
   - ¡¡ Necesito cambiar, necesito cambiar !! .. exclamó
   Cuando pudo abrir los ojos, sus pupilas encontraron la luz en la mirada de Sara….
   - Todavía soy A.A. en tu teléfono móvil …dijo Sara
   - ¿Sara ? ¿qué? ¿dónde estoy?, dijo susurrando él …
   El feriante, que no tenía escusa por haber dejado que un borracho se introdujera en su atracción, se deshacía en disculpas intentando que Sara no actuara en consecuencia.
   - Estás a la entrada de “la casa de los espejos”. LLegaste aquí desorientado, con un billete en la mano. Este avispado te dejó pasar y aprovechando tu estado no te devolvió ni el cambio….. Necesitas cambiar, pero no precisamente de esta manera. Tranquilo, eran solo espejos que se aliaron con tu variada sobredosis ……..

viernes, 6 de mayo de 2011

El libro




Los médicos le habían ordenado guardar reposo y tras varios soles encamada, empezaba a sentirse cansada y aburrida. Además llevaba una semana con aquellos terribles dolores de cabeza que noche tras noche impedían que sus sueños pudieran conciliarse y que día tras día acompañaban sus minutos atormentándola. La medicación no parecía hacer efecto. Aquella mañana se despertó con la sensación de que el dolor era menos intenso y su esperanza porque su cabeza le diera una tregua asomó por su mente. Aquél episodio de migrañas le había impedido dedicarse a la lectura, su pasión, por lo que además de sentirse atenazada por el dolor, el aburrimiento poblaba sus horas.
En la mesilla, permanecía el último libro que le habían regalado. Kristina le había dicho que se preparara para pasar miedo, que ya en el primer capítuloo, su mente comenzaría a sentir un ligero temor. Clara, se sumergía en las lecturas de tal forma, que siempre acababa sintiéndose la protagonista con un realismo exagerado. Siempre le había sucedido así, hasta el punto de que cuando leía, nada ni nadie podía distraerla ni sacarla de su personalidad de fantasía y una vez fuera de la lectura, seguía sintiéndose parte de la historia en su propia realidad. Estiró el brazo y recogió el libro que, desde hacía días, le esperaba dormido encima de aquella mesita, lo abrió después de observar con atención su tapa, y comenzó a leer.

“El cielo se había vestido aquella mañana de un azul intenso. No había nubes complementando su vestuario. El único adorno que portaba era un espléndido sol que a modo de broche, brillaba con gran intensidad y desprendía cálidas caricias. Las praderas se presentaban ante sus ojos con una hermosura extraordinaria. Las flores esparcidas compartiendo espacio con la hierba teñían de color el terreno por el que sus pies avanzaban. En el horizonte, podía distinguir una amplia gama de verdes, claros y oscuros que plantaban ante sus ojos un lienzo precioso. Los árboles se antojaban parada obligatoria ya que ofrecían esa sombra que después de una caminata bajo el sol, necesitaba su cuerpo. Sus ramas pobladas de colorido, atestadas de hojas y flores que después darían paso al fruto, conformaban un techo acogedor bajo el que descansar …. Los pajarillos, parecían tertuliar con sus innumerables cánticos y escalas de sonidos. De vez en cuando, mariposas revoloteaban cerca de ella, pudiendo apreciar la maravilla de sus naturales diseños, llenos de color y formas.
Se acomodó en el regazo del árbol más frondoso. Sus ramas, caían con belleza como queriendo alcanzar el suelo. Se descalzó poniendo así sus pies al dulce remojo del alivio. Abrió su pequeña mochila, y después de que con su mano explorara el interior, rescató su botellín de agua y una barrita de cereales, regando así la garganta y engañando a su estómago para que aguantara hasta la hora de comer. Saboreó, los frutos jugosos de un pequeño arbusto que había encontrado por el camino. En el abrazo de aquel paisaje su mente olvidó pensar y su alma sintió como un pequeño balanceo la mecía con ternura.
Justo cuando Morfeo se disponía con su lazo a adueñarse de su consciencia ….”

Clara, empezó a notar que el dolor de cabeza había aumentando y ni tan siquiera le había dado tiempo a leer el primer capítulo. Los párpados, castigados por el dolor frontal en su cabeza, comenzaban a pesar, haciendo que su lectura adquiriera gran dificultad. Sabía que llegados a ese punto, debía sumir la habitación en la oscuridad pero luchaba por terminar aquellas dos páginas que le dejarían en puertas del segundo capítulo del libro.

“ un dolor agudo en el estómago le sobresaltó, y espantó al dulce guía de los sueños dejando que la mente volviera a poner en marcha la maquinaria de pensar. Su cuerpo sufrió una convulsión impulsado por un profundo sentimiento de terror generado al notar una rayada dolorosa en su vientre. Abrazó su estómago queriendo mitigar el dolor y pasados unos cuántos segundos, se calmó. Intranquila, a la espera de que aquella calma durara, intentó serenarse, convenciéndose asimisma de que podía deberse a un cúmulo de gases de aquellos que de vez en cuando solían atacarle. Pensó en las bayas que había tomado, habría jurado que las conocía y que no entrañaban ningún peligro. Pronto empezó a notar que el tronco de aquel árbol que hasta ese momento había sido su respaldo, comenzaba a hacer mella en su zona lumbar iniciándose lentamente un dolor añadido. Quiso levantarse pero una nueva e intensa rayada se lo impidió, volviendo a envolver su estómago entre sus brazos. No pudo evitar emitir un grito causado por los dolores y la necesidad de desfogarse. Cuando volvió a calmarse, tomó entre sus dedos una de las bayas que había dejado sin comer para más tarde y la escudrinó con la intención de asegurarse, tanto de su acierto como de su posible error al arrancarlas de su madre y llevárselas a la boca. El dolor de espalda cobraba intensidad a pasos agigantados
y empezaba a notar como una fiesta macabra se urdía en sus entrañas. De nuevo, las ráfagas dolientes se convirtieron en horrendos gusanos que cavaban túneles en su interior. Pronto, su garganta se convirtió en una válvula de escape que brindaba libertad a su voz retorcida y encolerizada. Estaba angustiada. El paisaje dejó de embelesarla y su amarga mirada, buscaba con desespero ayuda en forma humana. Quiso levantarse y escapar del regazo de aquel árbol ……“

Clara, estaba sumergida totalmente en el papel de la protagonista de su historia, como acostumbraba. Su mundo había dejado de existir y ahora formaba parte de un maravilloso paraíso terrenal en que estaba viviendo momentos casi infernales e inconscientemente, su cuerpo expresaba con increíble exactitud todo aquello que dentro del libro estaba sucediendo y que ya en esos momentos, no sostenía en las manos sino que reposaba encima de sus rodillas puesto que el dolor de espalda de la mujer que sufría entre las frases, le había obligado a separarla de su acomodo.

“ Los dolores intermitentes en su vientre y su malestar intenso y continuo en la espalda, hicieron que a punto de ponerse erguida sobre sus pies volviera a caer retorcida de dolor, explotando con su trasero la botella de agua que había estado de pie apoyada en su pierna mientras descansaba. Intentó secarse con sus manos pero parecía como si toda el agua hubiera quedado atrapada entre su piel y sus pantalones. No pudo evitar gritar para llamar la atención de aquella silueta que apareció derepente seguramente alertada por sus contínuos alaridos… Había mantenido oprimidas en su puño el resto de bayas no ingeridas y abriéndolo con gesto de culpabilidad…….“.

De forma inconsciente, Clara comenzó chillar con más fuerza en su realidad y poseída por la protagonista del libro, y creyendo ver a aquel hombre que se acercaba a auxiliarla, repetía una y otra vez presa del dolor y de las lágrimas:- ¡¡¡ Han sido las bayas, han sido las bayas !!!.
- ¡¡¡ Tranquila, Clara !!! - espetó una voz ronca -. Esto es el colmo, ya es increíble que vivas con tanto realismo tus lecturas, pero que no logres discernir la realidad ….. Una cosa es que vivas el sufrimiento y las sensaciones de las palabras que lees, el sufrimiento que sientes es pura sugestión pero olvidarte de identificar tu realidad propia…… ¡¡ que estás de parto …… !!¿no te has dado cuenta de que has roto aguas ?

lunes, 25 de abril de 2011

El color del diablo




Entre rulos, tintes y tijeras, la tertulia en la peluquería se había convertido, lejos de los típicos y recurrentes cotilleos, en un sinfín de muestras de terror y desconcierto. Las últimas noticias en cuanto a sucesos eran desgarradoras. Los dos asesinatos macabros acontecidos en poco menos de dos meses tenía a las gentes de aquella pequeña ciudad atemorizados. Las mujeres, principales objetivos del asesino, habían empezado a limitar sus salidas nocturnas y procuraban hacerlo siempre acompañadas.
Aquella mañana en el Salón de peluquería y estética, Rakel escuchaba de boca de la peluquera, los dos asesinatos acaecidos recreándose quizá por el morbo, pues, ya se conocían de sobra los detalles. Con pelos y señales, narraba como habían encontrado los cadáveres y en qué circunstancias. Las miradas que Rakel acaparaba por parte de la concurrencia, le ponían todavía más nerviosa. Sabía que su aspecto físico le hacía candidata en más medida a posible víctima y para ello había acudido allí, pera enmascarar esa característica que le hacía un blanco más que posible y aliviada por la aprobación de Carla, su compañera de piso.
Rakel, la única en su familia, siempre había lucido una cabellera pelirroja espectacular, rizada y con un brillo especial. Cuando era pequeña, odiaba ser diferente, sus pecas y su color de pelo le hacían sentirse fastidiosamente distinta. Recordaba a sus compañeros de clase, o vecinos del barrio, observarla siempre en la distancia, pues decían que era el diablo en persona, la maldad hecha niña. En la edad adulta, superado su complejo, cambió drásticamente de forma de pensar, y su larga melena aparentemente, le encantaba. Y justo ahora, después de haber superado su complejo y haber empezado a gustarse, tenía que ocultar su cabello porque un psicópata mal nacido estaba asesinando a mujeres de entre veinte y treinta años con el color pelirrojo vistiendo sus cabellos. Quería evitar riesgos añadidos. Lloraba de rabia mientras el pincel de su estilista, iba colorando sus cabellos ya cortados, con aquel tinte ennegrecido y había derramado unas lagrimillas mientras la peluquera con sus tijeras iba desprendiendo mechones de su larga cabellera. El verdugo asesino, no se había aclarado si antes o después, había cortado el pelo de sus víctimas dejando sus mechones esparcidos por la escena del crimen o del lugar donde los cuerpos se encontraron y viendo su pelo desparramado por el suelo aquello le llenó de temor percatándose de la semejanza de aquella visión con la de los crímenes. Salió de aquel salón embutida en sus pensamientos y conmovida por la situación, algo que no le evitó chocar con un individuo que entraba a la Peluquería al mismo tiempo.
Ahora, tendría que contarle algo más a su psiquiatra, su trauma por haber tenido que cambiar su aspecto. A él acudía habitualmente por su sentimiento de soledad y su miedo en ocasiones asimisma además de otras fobias que presentaba pero parecía no avanzar. Su compañera de piso estaba preocupada por ella y se encargaba personalmente de que Rakel acudiera puntualmente a sus citas psiquiatricas. Su intenso miedo a la soledad le hacía desaparecer de casa cuando sabía que ella no estaba. Necesitaba verse acompañada siempre. Rakel, al igual que su amiga, trabajaba de camarera en una sala de fiestas todas las noches. Lo hacían en locales diferentes y pocas veces coincidían en entradas y salidas. Desde que las muertes se fueron sucediendo, el estado de nervios de Rakel estaba desequilibrándose. Cada noche, cada copa que servía temía mirar a los ojos del cliente por miedo a toparse con aquel degenerado al que no daban caza y que podía fácilmente quedarse con ella y esperarla de madrugada cuando el local cerrara. Durante unos días, un amigo estuvo yendo a esperarla a la salida para acompañarla a casa, pero por motivos de trabajo no tuvo más remedio que dejar de hacerlo.
Aquél día la vuelta a casa debía emprenderla en solitario y fue una auténtica escena de terror. Su cambio de look había gustado entre la gente que frecuentaba el local, tanto que había ligado durante toda la noche aunque estuviera detrás de la barra. A última hora, el último cliente, que ya en otras ocasiones había actuado así con ella, le dejó una nota en el posavasos de su cubata. Había estado la mayor parte de la noche apostado en la esquina, como de costumbre, dedicándole las mejores sonrisas y se había afanado por recitarle dulces piropos poéticamente compuestos cada vez que ella se acercaba. Tenía totalmente prohíbido ligar con los clientes y al acercarse su jefe para despedirse, ella tomó aquella nota y se la metió al bolso.
Los taxis parecían haberse puesto de acuerdo para tomarse unas vacaciones puesto que por mucho que buscó en la calle y llamó a la central, ninguno acudió a su llamada. Sus ansias por llegar a casa le indujeron a comenzar el camino andando. Quizá en el trayecto avistara algún taxi desocupado. Las calles estaban desiertas, la luz de las farolas mitigaban la oscuridad pero una ligera niebla, no dejaba ver con claridad. El silencio era tal, que el eco de sus tacones al pisar el suelo era el único sonido que podía apreciarse.
No podía negar que sentía miedo. La inercia le hacía echar la vista atrás mientras avanzaba presa del temor de que alguien le siguiera pero la niebla seguía persistiendo y a penas podía distinguir lo que dejaba tras de sí. Cuando había recorrido un cuarto del camino, escuchó el ruido que emite una lata al ser pisada y arrastrada con los pies. El sonido venía de su lado izquierdo. Giró inmediatamente su cabeza pero sus ojos no pudieron atisbar nada. Después el silencio. Quiso pensar que alguno de esos gatos callejeros que tanto abundaban estaba haciendo de las suyas. Entonces recordó la nota que aquel individuo le había dejado debajo de su vaso vacío al terminar la fiesta. Pensó que tal vez fuera un poema más de los que había estado dedicándole durante toda la velada. Cuando abrió la servilleta doblada en cuatro partes, Rakel contuvo tapando con la mano su boca, un grito de pavor: “ te espero a la salida, no tienes escapatoria “. Tomó de su bolso el cuchillo que aun siendo ilegal llevaba encima desde que los crímenes comenzaron. Apretó el paso pero a los pocos minutos, el sonido de aquel envase se repitió pero esta vez, apareció ante sus pies una lata magullada de cerveza que por poco le hace tropezar. Acto seguido escuchó pisadas ligeras, como si quisieran darle alcance. El corazón comenzó a latirle vertiginosamente y echó a correr presa del terror entre la niebla que ocultaba las calles. Los tacones le traicionaron y tras un retorcijón, Rakel, cayó al suelo. Intentó levantarse con la celeridad con la que estaba huyendo. Respiraba de forma entrecortada y el miedo extremo le hizo comenzar a llorar. El cuerpo había perdido fuerza y quedó poseído por un temblor inevitable. Sin poder haberse levantado, quiso gritar, pero cuando su garganta iba a dar paso a sus cuerdas vocales, una mano cerró su boca ..
- Rakel, Rakel … ¡¡¡ que soy yo !!! dijo su compañera de piso. Hablamos de esto … ¿no recuerdas?tenías miedo, no querías estar sola y me pediste si podía salir un poco antes para volver contigo a casa.
Rakel comenzó a llorar desesperadamente…. Entonces, ruidos de pasos ligeros sobre el asfalto comenzaron a escucharse …
- Ayúdame a levantarme por favor …-dijo entre lágrimas-. Tenemos que tener cuidado, un cliente me dejó una nota, decía que no tengo escapatoria, que me esperaba a la salida. Creo que está siguiéndome, ahora me doy cuenta de que era a quien he visto esta misma mañana junto a la consulta del psicólogo. Pensé que eras él ..-¡¡ven, vamos!!! la entrada a ese portal está abierta… escondámonos, tengo miedo.
Carla, conocía algunos de los problemas psiquiátricos de Rakel. En más de una ocasión, ante el escaso avance, había mantenido alguna charla con su psiquiatra ante la falta de familiares cercanos de Rakel.
- Tranquilízate, Rakel, tus miedos y tus fobias te hacen sentir lo que realmente no existe. Relájate, respira hondo…. No estás sola, yo estoy contigo.
Rakel miró atónita a su compañera y mientras se echaba las manos a la cabeza exclamó:
- Pero …. ¿de dónde vienes? ¿de qué vas disfrazada?- dijo Rakel al mirar a su amiga.
- La temática de hoy era series infantiles… ¿divertido no? ¿no te gusta mi disfraz de Pipi Calzaslargas?, -respondió Carla …
Rakel comenzó a gritar presa del terror. Su cuerpo temblaba inevitablemente. Sus lágrimas se incrementaron …. Derrepente pareció como si su mirada cambiara y mirara con otros ojos. Cesó sus gritos, secó sus lágrimas y se abalanzó sobre Carla portando en su mano el cuchillo que llevaba en el bolso..
La puerta de aquel portal se abrió de golpe y dos individuos entraron con agresividad reduciendo fácilmente a Rakel a quien cogieron por sorpresa.
- Pensé que no íbais a llegar a tiempo … estoy muerta de miedo….
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Fue Carla, con sus denuncias sobre las continuas desapariciones de Rakel, la que puso sobre aviso a la policía. Carla les había informado de su miedo a la soledad y a los propios actos que pudiera llevar a cabo cuando estuviera sola y que por este motivo, acudía al psiquiatra, que llevaba algún tratamiento pero que parecía no avanzar. Rakel, sin saberlo, se convirtió en una protegida, pues su delicada personalidad, sus desapariciones, sus trabajos nocturnos y sus rasgos físicos, le hacían ser una futura víctima en potencia.
En el informe psiquiátrico presentado por el especialista al que Rakel acudía con asiduidad, se reflejaba que la paciente adolecía de transtorno de personalidad múltiple, además de padecer varias fobias entre ellas, Auto fobia ( miedo a la soledad y asimismo, no fiándose de sus actos cuando estaba sola) y Rutilofobia… miedo adquirido a través de la experiencia propia sufrida en la infancia y que en lugar de ser superada, aceptó como una realidad. Llegó a pensar del resto de pelirrojas, incluso de sí misma, lo que los demás habían mostrado siempre, que proyectaba mal presagio y que en ella moraba la maldad del 666.
La policía científica logró dilucidar que los mechones de cabello aparecidos junto a los cadáveres no pertenecían solo a las víctimas.Todos eran pelirrojos pero los más finos no pertenecían a las mujeres asesinadas, probablemente arrancados al agresor durante la lucha. Tenían a Rakel investigada así que, el día en el que Rakel acudió a modificar su look, el agente que se encargaba de vigilarla, al mismo tiempo que Rakel salía de la peluquería, entró en ella. Se agachó, recogió cabello de su vigilada y sin mediar palabra, salió de espaldas, haciendo un gesto para que guardaran silencio y enseñando su distintivo de agente policial.
Casi convencidos de que Rakel era la autora de los dos crímenes, no esperaron a que laboratorio confirmara la identidad. No podían permitir que siguiera actuando y la única forma de poder agarrarla era con un cebo que despertara su doble personalidad, impulsada por la fobia y el temor que sentía hacia ella misma y sus propios actos en la soledad y hacia el resto de mujeres que poseían su mismo tono de pelo. Así que ahí fue donde Carla entró en juego. Le adherieron al cuerpo un micrófono y pusieron en marcha la trama que habían urdido.
La personalidad de Rakel que mantenía viva su fobia contra sí misma y contra toda aquella mujer que fuera pelirroja, temiendo por sus propios actos, buscaba a toda costa sentirse acompañada y la tenía sumida en la tristeza y el nerviosismo. La otra identidad, su doble personalidad contrapuesta, intentaba librarse de sus fobias aniquilándolas y dando rienda suelta a sus instintos más macabros. Esta última fue la que le impulsó a ir a cambiar su cabello, en realidad, consciente del hallazgo de la policía y no por sentirse candidata a ser asesinada. Al salir del salón de belleza, tras observar los mechones en el suelo imaginándose la escena del crimen … volvía a ser la Rakel atormentada ……

jueves, 21 de abril de 2011

Marta


Marta, vivía sola en aquel lugar, no tenía amistades. Era nueva en la ciudad. Desde aquella ruptura con Marcos, su carácter socialmente especial, había cambiado considerablemente y aunque intentaba ser la de siempre le costaba dios y ayuda rescatar su baúl de optimismo del que siempre dejaba escapar miles de sonrisas.
   Era su cumpleaños y Marta, estaba nerviosa. Su intuición nunca le fallaba, y esta vez, aunque no podía discernir lo que acontecería, estaba convencida de que algo horrible iba a sucederle. Esperaba que Marcos no asistiera a aquella fiesta que habían programado sus compañeros de trabajo. Ambos habían tenido tiempo atrás una historia de amor, con una complicidad y un conocimiento el uno del otro extraordinario pero un malentendido les separó sin solución a la vista. El creyó que Marta le había traicionado en un tema laboral y sin darle la oportunidad de defenderse, dio por confirmada la traición y el odio le hizo separarse de ella dándole muestras a Marta de su incontrolable rencor. Cuando la empresa anunció que debían darse dos traslados, pidiendo ella ser uno de ellos para alejarse de él, jamás pensó que Marcos ocuparía la plaza vacante que terminaría acompañándola. Se quedaría en el puesto el que mejor se adaptase al nuevo trabajo mientras que el otro, volvería a su lugar original. Marta creyó que no tenía nada que perder, en el fondo, fuera quien fuera el que consiguiera aquella nueva ocupación, al menos tenía garantizado que no estaría cerca de él.
   Durante los dos primeros meses que llevaban en la nueva ubicación, siempre a la vista del resto de compañeros, la tensión había disminuido entre ambos, incluso en alguna ocasión Marcos le había dirigido el esbozo de alguna sonrisa y el intento de firmar la paz en plena competición laboral pero fuera del alcance de las miradas del resto, por el contrario, ella le había sorprendido a Marcos mirándola con la misma expresión teñida de odio que tiempo atrás le había dedicado y si coincidían en algún momento, le dirigía palabras de amenaza, o gestos que la intimidaban. Ella, abrigada por su capacidad intuitiva temía que su amor perdido emprendiera una guerra en aquel lugar nuevo perjudicándola cara a sus compañeros, temía que el odio que le había demostrado estaba urdiendo algo en contra de ella. A veces no podía distinguir si las excesivas miradas y la continua vigilancia de sus compañeros se debía a que Marcos estaba malmetiendo contra ella. Eso le provocaba en muchas ocasiones estados de nerviosismo, mareos y ataques de ansiedad de los que claro estaba, el resto de la oficina se daba plena cuenta. En más de una ocasión tuvieron que atenderla. Además, su aspecto físico se estaba viendo afectado. Aparentemente a la vista de todos la actitud de Marcos para con Marta era la normal y sabía aparentar tener cordura y tranquilidad. Así pues, Marta llegó a albergar la total convicción de que Marcos, se había llevado a su terreno a los compañeros de ambos con la intención de dañarla aunque el resto de empleados no le nombraran nada y se esforzaran fingidamente o no, por tener una buena relación con ella. Cuando todos le transmitieron la idea de celebrar su cumpleaños preparando una fiesta especial, Marta se sintió halagada y sus dudas parecieron disiparse desterrando la desconfianza que había respirado de todos hasta entonces.
   Pero el día en cuestión, estuvo a punto de cancelar su cita presa de los malos presentimientos que volvieron a asaltarle pero sabía que no podía hacerlo. Sus compañeros de trabajo, pese a sus comportamientos sospechosos, sin apenas conocerla se habían afanando para aquel evento. No podía faltar a todas aquellas personas que habían hecho los preparativos para la celebración de una fiesta por su aniversario esa misma noche, en uno de los hoteles más animados de la ciudad. Sabía que después de un aperitivo, pasarían a la cena pero lo que iba a acontecerse después estaba fuera de su conocimiento, iba a ser un saco de sorpresas y en ese punto, era donde ella misma presentía algo oscuro.
   Cada vez que los malos augurios se presentaban en su mente, el estómago se le encogía y los nervios por temer que se cumplieran sus presagios de la forma que fuera, le restaban serenidad.
   Cuando llegó al hotel, su cara se iluminó por un momento, olvidándose del malestar de lo que presentía. Sus compañeros la esperaban a la entrada, haciendo un pasillo para que entrara homenajeada. Luego pudo discernir el rostro de Marcos y como ya era tarde para salir corriendo, cerrando los ojos y respirando profundamente, quiso convencer a su mente de que con toda aquella gente nada podía sucederle.
   Una vez acomodados en la mesa, una de sus compañeras se pudo en pie, y después de dedicarle a Marta unas emotivas palabras en nombre de todos los presentes, indicó que aquello no hubiera sido posible sin la colaboración de Marcos, pues había sido el artífice de cada uno de los detalles, había buscado el lugar y se había encargado de organizar. Marta no podía creer aquello y no pudo evitar pensar que allí había gato encerrado por parte de Marcos, sin saber si era con el conocimiento o no del resto.
   Durante la cena, se esmeró por disimular aquella sensación que le había dejado el anuncio sobre la autoría de Marcos en cuanto a la celebración y procuró sin conseguirlo totalmente, disfrutar de todo lo que estaba sucediendo. El, parecía estar divirtiéndose y disfrutando igual que el resto. De vez en cuando intercambiaban sus miradas, pero Marta procuraba no mantenerla por miedo a discernir en ella alguna extraña sensación.   Aunque alguno de los comensales presentaba comportamientos recelosos como los que mostraban en la oficina, en general, la actitud de todos ellos parecía haber cambiado de forma más que agradable.
   Después del banquete y de una pequeña sobremesa nocturna, repleta de risas, sonrisas y frases compuestas de palabras amables, la misma mujer que antes de la cena le había dirigido aquel pequeño y emotivo discurso, con miradas de complicidad intercambiadas con sus compañeros, anunció la hora de que Marta recogiera su obsequio.
   Para darle emoción a la entrega, vendaron los ojos de la cumpleañera y le notificaron que debían cambiar de sala. Marta notó los efectos del alcohol, se tambaleaba un poquito y sus ojos brillaban chispeantes. El último en levantarse de su silla fue Marcos, quien después de haberse bebido, además de lo propio en el ágape, una botella de whiskey él solo, amen de pequeñas incursiones en licores afrutados, perdió el equilibrio cayendo ruidosamente. Se levantó con una carcajada y los claros síntomas de estar totalmente ebrio. Siguió al grupo por detrás.
   Al llegar a los ascensores Marta se notó una pequeña dificultad al respirar fruto del ligero asma que de un tiempo a esa parte había empezado a acompañarle y del que no había comentado nada. Trato de sentarse en una silla que lucía delante de los ascensores. Sus compañeros le preguntaron si se encontraba bien preocupados por ese repentino falta de aire pero ella le restó importancia aludiendo a los síntomas del tabaco. Les dijo que no era nada, simplemente el alcohol y la nicotina y quitándose la venda les pidió que fueran subiendo y que la dejaran salir a respirar algo de aire. Acto seguido, Marcos, giñándoles un ojo a sus compañeros, tiró del brazo de Marta y la introdujo con él en el ascensor, pulsó la altura del ático y momentos antes de que cerraran las puertas, salio dejando sola a Marta en elevador.
   - ¿Pero qué haces?, ¿no ves que se estaba sintiendo un poco mal? Le dijeron ..
   - Os lo dije, está enganchada a las anfetaminas ¿os habéis fijado cuantas veces se ha levantado de su silla para ir a retocarse?.
¡¡ Va totalmente colmada, siempre va colmada !! Espero que la envíen de vuelta. No se merece este trabajo, no podría desempeñarlo. Y este es otro de esos estados de ansiedad y nervios que le pasan en la oficina. Ahora aumentará, le faltará la respiración, tendrá delirios …. Yo me voy, seguir con la celebración vosotros solitos.
   Cuando ya sin Marcos llegaron con el otro elevador al ático donde supuestamente una velada agradable iba a celebrarse, todos miraron en dirección al otro ascensor. Vieron como sobresalía el pie de Marta e impedía que las puertas se cerraran. Estaba sentada, con la respiración agitada, llorando y vociferando cosas sin sentido. Le tendieron la mano. Consiguieron levantarla y que se mantuviera en pie, pero sin llegar a dar el primer paso un mareo le rondó y cayó desplomada.
*********************************

   Marta despertó ante la mirada atenta de sus compañeros de trabajo y del personal del hotel.
   - Hemos llamado a una ambulancia, -le dijo una de sus compañeras acariciándole el rostro-. Pero Marta, -y prosiguió- debes buscar ayuda. Marcos nos puso al corriente al poco de empezarais a trabajar con nosotros. Al principio no queríamos creerlo, pero creo que hoy ha sido más que evidente, la mezcla de tu adicción diaria con el alcohol de esta noche…..
   - ¿ De qué estáis hablando ? ¿Marcos qué? ¿qué os dijo? ¿qué adicción? -dijo Marta exhausta todavía por lo que había experimentado-.
   - No intentes disimular, sabemos que las anfetaminas y tú sois compañeras en vuestra vida diaria, no puedes seguir con esta situación. Hemos presenciado tu nerviosismo, tus ataques de ansiedad y esos mareos todos los días en la oficina ….y mira lo que te ha pasado hoy…..
   - ¡¡ Maldito Marcos !! … -dijo Marta-,
   - El sólo quería ayudarte. Nos dijo que no querías entrar en razón y nos pidió ayuda para hacerte ver las cosas. Nos costó creer sus palabras, pero tu comportamiento diario, a medida que los días pasaban, era más revelador . Mira tu aspecto físico, estás desmejorada ….y hoy estamos más que convencidos.
Marta comenzó llorar desconsoladamente. Los brazos de uno de sus compañeros le cobijaron. Cuando las palabras de aliento consiguieron que se calmara dijo.
   - “Marcos, siempre pensó que le hice una jugarreta en nuestra antigua oficina con un proyecto. No fui yo, no fue nadie, el solito se lo ganó pero no creyó en mis palabras. Rompió incluso nuestra relación sentimental y desde entonces, ha intentado por todos los medios amargarme la vida. En la oficina delante de vosotros aparenta muy bien, pero ha estado amenazándome contínuamente, con sus palabras y sus miradas y en tanto, os iba convenciendo de lo que ahora pensáis acerca de mí. A veces me hacía gestos obscenos a escondidas o al blandir las tijeras de su escritorio insinuaba que iban a acabar clavadas en mi cuerpo. Estaba asustada con su comportamiento, temía que en cualquier momento, no solo os pusiera en mi contra sino que además fuera capaz de hacerme daño. Es por eso por lo que he sufrido tantos ataques de ansiedad, de nervios y esos mareos. La tensión me tenía devorada. Os juro que no hay ninguna otra razón“ -explicó Marta- “además de hacerme daño, quiere quedarse con este empleo, así mata dos pájaros de un tiro”
   - Marta, escucha, no intentes ocultarlo con esas historias inventadas, solo necesitas ayuda especializada, mira qué acaba de pasarte … y peor serán las cosas si no lo dejas ….

   - Ya lo había dejado, había dejado de tomar ascensores … soy claustrofóbica, el pánico se apodera de mí …vuestro samaritano Marcos lo sabía, estuvimos juntos más de seis años ……esto es una forma más en su estrategia de amargarme la vida ….

martes, 12 de abril de 2011

PRISIÓN


La consciencia abandonó sus sueños y cruzó el umbral hasta volver a la realidad. Intentó elevar sus párpados, pero éstos no le obedecieron. La oscuridad se convirtió en alimento de su ceguera. No sabía donde se encontraba y la confusión se adueñó en unos momentos de su mente. Su desorientación aumentó cuando sintió su incapacidad de movimiento. Su cuerpo entumecido se quejaba con rayadas de dolor. Intentaba mover sus extremidades pero sus esfuerzos resultaban inútiles. Notaba un fuerte dolor de cabeza y respirar, se le hacía una tarea difícil. Sentía un frío helador por cada rincón de su cuerpo. Intentó gritar, pero sus labios no podían despegarse y su voz se ahogaba encerrada en su boca. La angustia se apoderó de su alma en unos instantes. Se rindió ante su desorientación, y pulsando el eje de su mente, intentó recordar los momentos que antecedieron a su supuesto sueño presa de esa desesperación que busca un punto de luz por el que salir … Y comenzó a recordar los meses atrás …..
“Ana se había empeñado en salir del país antes. No estaba de acuerdo con aquel último atraco y de hecho se negó a participar. Dejó a Luis inmerso en esa nueva aventura, nunca había participado en el robo de un Banco. Los atracos á joyerías y otros varios, siempre los había planificado bien, pero esta vez se había asociado con dos novatos de los que ella desconfiaba. Decidió marcharse sola y esperarle allí donde fundara su nuevo hogar. El fruto de varios atracos a joyerías, tráfico de cuadros etc, etc, le harían vivir en un paraíso para el resto de sus días.
En el mismo día del atraco a mano armada, uno de sus compinches fue detenido. Se había quedado rezagado y afortunadamente para Luis y su otro compinche, la policía no pudo seguirles la pista y lograron escapar con el botín. Separaron sus caminos llevándose Luis todo el dinero sustraído. Consciente de que su camarada detenido acabaría por confesar, y que sus características físicas le hacían más fácil de reconocer, ya en su casa, dividió el dinero en tres partes iguales. Le constaba que la familia de su camarada detenido vivía de forma precaria y aquella porción del botín les solucionaría gran parte de su situación. Así pues, comenzó a maquinar el raparto. Cuando iba a ponerse en contacto con su compinche libre, las noticias le informaron de que había sido localizado. Había sido tiroteado cuando emprendió la huida con el fatal resultado de muerte. Pensó que no tardaría en caer como el resto y que había muchas posibilidades de que las cosas salieran mal, así que, pensando en un futuro probable, decidió esconder la parte de su amigo muerto en lugar seguro. Tomó lo que correspondía al camarada detenido e intentó hacérselo llegar a la familia pero a mitad del trámite, lograron atraparle. La policía logró recuperar dos tercios del botín. Luis insistía que su amigo muerto ya había cobrado lo suyo y que tan sólo él sabría donde lo había escondido. Las investigaciones policiales no pudieron dar con ese tercio del dinero que faltaba y lo que era aún mejor y más temía Luis, no pudieron involucrarle en ningún de los atracos que había realizado tiempo atrás y que habían quedado impunes. El camarada de Luis, compañero de prisión, falleció en la penitenciaría víctima de una puñalada por la confusión causada por una reyerta.
Hacía un par de meses que había salido de la cárcel. Su condena se había reducido por buen comportamiento y diversos atenuantes. Tres años pasó encarcelado. Durante su estancia en prisión, su madre había fallecido con la fortuna de ser el único heredero. Así que, cuando su pena caducó, salió con casa propia y una pequeña cantidad de dinero que su madre había atesorado durante años. Lo primero que hizo fue ponerse en contacto con Ana y lo logró. Ella le dio una serie de pautas que debía seguir para reencontrarse y compartir juntos aquel pequeño paraíso que la rodeaba. Había sido incluido en un plan de reintegración con el fin de reincorporarse a la sociedad, asistiendo a cursos y proporcionándole posibilidades para introducirse en el mundo laboral. Mientras el empleo no llegaba, vivió de su herencia ya que, las circunstancias no le concedieron la ayuda que recibían los expresidiarios. Salió bajo libertad vigilada. Durante un tiempo, estuvo vigilado noche y día. Siempre había un coche apostado enfrente de su casa que tan sólo se movía cuando él salía de su hogar. El cumplía con todo lo establecido pero no podía llevar a cabo sus planes.
Pasados unos meses desempeñando el trabajo que consiguió gracias al plan de reintegración, la policía le informó que su período de vigilancia había expirado y que podía vivir con toda libertad exceptuando la salida del país. Preguntó si eso le permitía pasar unos días con unos familiares en la montaña, para cambiar de aires y la respuesta fue positiva. Llevado por la emoción, cogió sus herramientas y subió a su habitación. Retiró su cama y comenzó a aporrear esa tarima que tan cuidadosamente había cerrado años atrás, hasta no dejar signos. Levantó unas cuántas tablillas y se introdujo en el doble suelo que recorría toda la extensión de la casa. Cuando volvió a salir, portaba una bolsa de basura.
Durante los días siguientes, y aprovechando su libertad sin vigilancia, pudo ponerse en contacto con antiguos colegas dedicados a la falsificación de documentos. Quería salir del país con otra identidad, pero para ello, primero debía ocuparse de su rostro. Localizó una clínica de cirugía estética de la que Ana le habló cuando salió de prisión y en la que encontró aquello que necesitaba. Numerosas ventajas que le venían como anillo al dedo. Podían hacer desaparecer sus numerosas cicatrices y con un pequeño trasplante de hueso reconstruirle su nariz sin grandes problemas. Habían aceptado como forma de pago un anticipo días antes de la operación y el resto el mismo día en el que la intervención se llevara a cabo. Con lo que le había quedado de la herencia de su madre, constituyó el anticipo, sabía que el dinero atesorado del robo no podía utilizarlo, sería su perdición pero confiaba en que si lo entregaba como pago del resto, no descubrirían su estafa hasta pasados unos días. Pensaba permanecer unos días escondido mientras su rostro se recuperaba y poder así completar sus documentos y eso, justificaría su salida de visita a sus familiares de la montaña. Durante los días previos a la operación Luis volvió a sentirse vigilado. Un coche sospechoso, se apostaba diariamente frente a su casa y le seguía a todas partes. Pensó que la policía había jugado con él haciéndole creer que le daban rienda suelta cuando en realidad esperaban al acecho por si el dinero que había desparecido en su tiempo volvía a sus manos o permanecía escondido cerca de él. Quizá, sus viajes a la clínica despertaron sospechas sobre una posible huida. Cuando se puso en contacto con el comisario, éste le afirmó que no estaban vigilándole pero que indagarían al intruso. La mañana que Luis observó a través de su ventana que la policía se llevaba al individuo que aguardaba en un vehículo frente a su casa, respiró profundo aliviado y dejó pasar unas horas antes de llamar para informarse.
La policía no le informó de nada, no le dio explicaciones, tan solo le dijeron que aquel individuo no le vigilaba a él.
Por fin había llegado el momento. Le había llamado el doctor que iba a practicar la intervención informándole que habían adelantado la operación una hora. Sabía que aquella operación marcaría un antes y un después y ya se sentía deseoso de comprobar los resultados. Llevaba toda su vida esperándolo, desde aquel accidente que le desfiguró cuando a penas era un niño, pero ahora tenía más razones, la libertad y la riqueza.
Cuando salió de casa aquella mañana, le tranquilizó comprobar que nadie se apostaba dentro de un coche vigilando sus movimientos. De sus hombros colgaba una mochila, donde presumiblemente, llevaba el dinero que debía pagar. Una vez llegó a la clínica, después de los rigores últimos antes de la intervención, traspasaron el área de recibimiento. Cruzaron un par de quirófanos modernos y bien dotados hasta llegar una pequeña sala. Allí, el médico que debía practicar la intervención se agachó queriendo enganchar algo del suelo ….”
- ¡¡ maldita sea !! ¿ que pasó después ?, no logro recordar ….¿cómo acabé aquí? ¿dónde estoy?.
El dolor en todo su cuerpo, sobre todo en la espalda y en la cabeza, empezaba a ser insoportable. La angustia de no saber, de no poder moverse y la falta de aire que respirar estaban a punto de hacerle perder el conocimiento. Entró en un estado de semi-inconsciencia y entre su tira y afloja, derepente, escuchó varias voces ….
- ¡¡¡ Debe estar aquí !!! Exclamó una voz …
Acto seguido se hizo la luz sobre Luis, que desconcertado observaba como tres rostros se asomaban para verle.
Le sacaron de aquella cámara frigorífica y lo tumbaron sobre la mesa en la que un rato antes se suponía le habían colocado para practicarle la intervención.
Le quitaron el trapo que amordazaba su boca y le cubrieron con una manta. Una ambulancia apareció minutos después, y tras momentos de dificultad para sacarlo de aquel sótano, lo trasladaron al hospital.

***************************
- ¡¡ Ha tenido usted suerte !!, dijo el doctor, no les dio tiempo más que a extirparle un riñón.
Acto seguido, el inspector de policía decidió actuar ante el rostro atónito de Luis.
- Ha sido necesaria tu puesta en libertad para descubrir y esclarecer varios hechos. En primer lugar te diré, que gracias a ti, hemos pillado a estos médicos sin titulación y empezado a desgranar esta trama de tráfico de órganos. Las operaciones de cirujía estética eran una tapadera que había funcionado durante un tiempo. Tu amiga Ana se había olvidado de ti por completo en estos tres años. Disfrutaba de una vida lujosa y con un hombre que te había sustituido. Sabía de la actividad de esta clínica, y después de recomendártela a ti, se puso en contacto con ellos. Por suerte, una brigada de la policía secreta, llevaba tiempo detrás de este centro y cuando vieron que tú apareciste por allí, decidieron seguirte. Ellos eran quienes vigilaban tu casa estos días atrás. En esa Clínica iban a deshacerte como un puzzle. Si no hubieran adelantado una hora la operación, hubiéramos llegado a tiempo de salvar tu riñón. Cuando llegamos, al doctor avisado por la recepcionista, le dio tiempo a terminar de extraer tu riñón, guardarlo donde acostumbra y meterte en aquel arcón. Confiaba en que fuera una visita rutinaria, pero se equivocó. Sabían lo de tu dinero, pero no les importó, tus órganos era lo que realmente iban a aportarles unas cantidades interesantes y a Ana, el que no volvieras nunca más a reencontrarte con ella. Ya hemos hecho los trámites correspondientes que reclaman el patrimonio atesorado allí y fugado desde aquí y los necesarios para su deportación. Tenemos las pruebas necesarias para condenarte de nuevo. Ana y tú, tenéis muchas culpas que pagar, muchos robos sobre vuestras espaldas y además, hemos recuperado el dinero desaparecido. En cuanto a tu riñón, los médicos creen que podrá ser reimplantado de nuevo. Afortunadamente, en su oculta y delictiva actividad siempre fueron cuidadosos, presentando garantía con cada uno de sus órganos.

jueves, 31 de marzo de 2011

Confusión


    La oscuridad reinaba bajo mi soledad y la de mi casa. No podía conciliar el sueño aunque invoqué a Morpheo desesperadamente. Después de maldecir a mi insomnio una y otra vez, mis nervios se convirtieron en un muelle y me lanzaron fuera de la cama. Acabé en la cocina calentándome un vaso de leche. Cuando me senté en la silla devorada por la ansiedad, los nervios y el enfado, un pequeño trocito de mi intuición me dijo que algo iba mal. Una ola de aire caliente recorrió cada milímetro de mi fisonomía y derrepente, sin previo aviso y desde atrás, una daga hiriente apuñaló mi vientre de forma repentina. Me pilló desprevenida pero me temo que aunque aquel ataque hubiera sido avisado por anticipado, de igual modo no me habría librado del dolor ni de la avería que proporcionó en mi abdomen. Comencé a retorcerme, presionando allí donde sentí la puñalada pero el dolor crecía irremediablemente. Después el vómito atravesó mi garganta hasta escapar de mi estómago. No tenía a nadie que me ayudara y aunque intenté telefonear para pedir ayuda, el dolor impedía que me estirara para alcanzar el teléfono y en el intento, caí de mi asiento golpeándome la cabeza.
    Todavía recuerdo aquella angustiosa sensación que inundó todo mi ser mientras mi cuerpo se arrastraba por el suelo. Observé la sangre salpicada en mi ropa de noche y después sentí un frío helador. Escuché el rugir de un motor, y el abrir y cerrar de las puertas de un vehículo, intuí que grande. Comencé a oír varias voces pero no escuchaba, no podía dilucidar sus palabras. La visión comenzó a hacerse borrosa y caí en un estado que me empujaba hacia la inconsciencia y contra el que mi mente luchaba con las pocas fuerzas que contaba. Así me mantuve durante unos minutos, entre la pérdida de conocimiento y la noción de la realidad. Los escalofríos recorrían mi cuerpo a cada instante y me esforzaba por quitarme de encima esas manos dispuestas a seguir agrediéndome. Pensé que ya era demasiado tarde, que en unos instantes, cruzaría ……
    Después, la sensación de que mi cuerpo era portado y sacudido. Las voces seguían penetrando en mis oídos pero discernirlas era misión imposible para mí. Mis ojos parecían deslumbrarse con brillos que aparecían flotando en el aire. Después de unos momentos de vibraciones corporales, sentí como mi cuerpo levitaba y avanzaba a gran velocidad pero al mismo tiempo, escuchaba el sonido de mis pies besando el suelo y un sonido regular y metálico acompañándole. Pensé que llevaba puestas las botas de mi último disfraz, unas camperas Mustang que me regaló mi novio y que adorné para la ocasión con unas espuelas. Después de mi carrera a través del aire, sentí que alguien taponaba mi boca. Yo intentaba liberarme pero las otras manos eran fuertes y al mismo tiempo una voz masculina, me repetía que estuviera quieta. Ya no me quedaba atisbo alguno de fuerza, así que, me rendí. Lo último que recuerdo es aquella voz suspirando ante mi retirada y repitiendo números instándome a que los repitiera. Su amenaza me hizo claudicar y accedí a sus deseos presa del miedo, temiendo que si no obedecía, sufriría un nuevo ataque a manos del dueño de aquellas manos fuertes y de esa voz tan penetrante.
    Cuando la conciencia volvió a visitarme, también lo hizo el dolor y la afonía. Abrí los ojos y no pude más que sorprenderme. Aquella voz que recordaba de los últimos instantes antes de perderme en la inconsciencia, volvía a anunciarse ante mis oídos, pero esta vez, acariciándolos con una tonalidad dulce y suave y mostrándome el rostro de su dueño.
    - Querida paciente, dijo sonriendo …. Le hemos extirpado su apéndice. Afortunadamente, cuando cayó al suelo en su domicilio arrastró consigo su móvil y pulsó la tecla que automáticamente avisa al 112. Al no contestar, adivinamos la gravedad y acudimos con personal adecuado para entrar en su casa. Su herida en la cabeza se sumó al dolor y a la patología real que acaba de manifestarse en su cuerpo pero además, le añadió la confusión necesaria para que como en estos momentos, esté tan desorientada. La ambulancia la trasladó hasta aquí en estado de semi-inconsciencia pero afortunadamente, a tiempo de impedir que la gravedad transcendiera.

martes, 29 de marzo de 2011

El precio del éxito -- Desenlace


    Avanzaban sorteando obstáculos y con una precaución extrema incluso con cuidado de no levantar sus voces.  Sabían que un movimiento fuera de lo normal o alguna vibración de cualquier índole podría desestabilizar la frágil y deteriorada estructura que exploraban. Transcurridos unos minutos, una serie de luces ovales resurgieron derrepente plantándose ante sus miradas. Se entrecruzaban y emitían el sonido de risas transmitiendo al mismo tiempo sensaciones gratas.  Poco a poco fueron tomando forma hasta poder dilucidar siluetas humana e instantes después, tres puntos más de luz aparecieron de la nada. Se transformaron en segundos dibujando perfectamente los cuerpos de tres hombres. Rafa con su cámara no perdía detalle. Ante sus miradas se interpretaron la serie de escenas que en su día constituyeron una terrible realidad, la muerte de seis excursionistas a manos de un cocinero ido y de dos vasallos que alimentaron su locura. Cuando los lamentos y gritos de terror tiñeron el ambiente de sangre ennegrecida, las siluetas ahora bien definidas de los que debieron ser los asesinos sangrientos del grupo de excursionistas, comenzaron a revolverse desprendiendo energía y con ellos, el techo que se cernía sobre ellos y las pocas paredes que quedaban en aquella planta comenzaron a temblar. Una voz distorsionada penetraba por sus oídos de forma tan estridente que les obligó a taponarlos con sus dedos. Una y otra vez les repetía que ser marcharan del lugar. Juanjo, desde abajo, había recibido los destellos de aquellas escenas y gritaba a sus compañeros desesperado intentando atisbarles por el agujero que reinaba en el techo de la sala donde se encontraba. Después de gritar sus nombres en varias ocasiones, oyó la voz de Rafa que vociferaba diciéndole “ ¡¡¡ hay que abandonar este lugar, Juanjo !!! ¡¡¡ Sal !!!!. ¡¡¡ nosotros estamos bajando !!! Acto seguido pudo comprobar como una pequeña parte del suelo de la planta superior se desprendía empujada a su vez por los muros que acogían a sus amigos. Después, el silencio y los escombros esparciendo polvo. Unos minutos de quietud ……
    Juanjo, invadido por el miedo pensó que sus compañeros ya estarían fuera y al dar media vuelta para echar a correr, tres luces aparecieron ante su vista. Al pararse los temblores y los movimientos pensó en quedarse unos minutos más confiando en que no volvieran a repetirse. Así, mientras el equipo grababa y podría llevarse más material. Además quería vivir en primera persona lo mismo que sus compañeros intuía habían vivido en el piso de arriba.. Derrepente escuchó gritos y voces y acto seguido pudo oir como arrancaban la furgoneta y el sonido de salida del vehículo a gran velocidad. ¡¡ eeeeeeeeh, grito !!! ¡¡¡ no me dejéis aquí !!!. Se palpó el cuerpo intrigado intentando encontrar la llave del vehículo ... ¡¡ qué demonios, me dejé las llaves puestas !!!. Cuando volvió su cuerpo para llevarse lo imprescindible se topó con sus tres luces ahora teñidas de rojo sangre, que se acercaban a él enredándose entre su equipo de grabación. Hablaban entre ellas, pero él no podía entenderles hasta que, en un momento dado, pudo discernir las palabras de la figura más grande que en centésimas de segundo se plantó muy cerca de él mientras las otras dos cobijaban sus espaldas … “márchate de aquí si quieres conservar tu vida, este edificio está maldito y caerá sobre ti. Véte”. Dejándolo todo dentro, y con el inicio de nuevos movimientos, salió corriendo aterrorizado. Afortunadamente estaba en la sala contigua al sótano, y aunque aquél espacio por el que habían entrado estaba en tan mal estado, era su única salida.
    Una vez fuera, cayó al suelo superado por la situación y trató de recuperar el aliento perdido. Acto seguido, vió como parte del tejado caía sobre la última altura repercutiendo a la planta baja. La estructura exterior del edificio se mantuvo y justamente, el derrumbamiento se encadenó en el lado contrario del que momentos antes había estado él apostado con todo su equipo. Desconsolado, tomó su móvil y comenzó a llamar a sus traidores compañeros pero todos aparecían desconectados. Después de intentarlo varias veces y de maldecirles, decidió llamar a Alvaro, ese jefe que ignoraba su aventura y que sin duda iba a convertirse en un volcán en erupción desparramando toda su ira.
Se quedó dormido vencido por el terror, el esfuerzo físico y el abandono de sus amigos, entre la maleza que antecedía al hospedaje.
    - ¡¡¡ Juanjo, despierta, Juanjo !!! … le ordenó una voz.
Cuando abrió los ojos la desorientación le hizo pronunciar palabras sin sentido. Después de unos instantes recuperó la noción de la realidad. Su jefe estaba frente a él con el ceño fruncido y una mirada que daba más miedo que las almas que durante la noche se habían encontrado con él.
    - ¡¡¡ Definitivamente, estáis locos !!! dijo. A veces me averguenzo No entiendo como mi hermana pudo casarse contigo. Y todavía no sé como pude hacerte hueco en la empresa. No localizo a tus compañeros … no me cogen el móvil, ¿dónde diablos fueron?.
    Juanjo le miró desconcertado negando con la cabeza y encogiéndose de hombros.
    - Al menos el equipo estará a salvo ¿verdad, Juanjo?, ¿se lo llevaron? ¿dónde está ? Preguntó enojado
Su empleado volvió a negar con la cabeza y haciéndole con ella un gesto le indicó que el equipo seguía dentro.
    - El equipo está ahí dentro, dijo Juanjo. Pude grabar, en este albergue hay fuerzas, fuerzas amenazantes con muy mal genio … pero Rafa, con la cámara auxiliar también pudo recoger desde el primer momento en que entramos en el edificio, imágenes y sonidos. Además mientras yo montaba todo en la planta baja, ellos arriba, vivieron algo extraordinario y no creo que Rafa perdiera la oportunidad de grabar. Supongo que esa cámara se fue con ellos. ¡¡ malditos sean !!!. Me la han jugado.
    - ¿ Acaso crees que no sé lo que pretenden ?, hace tiempo que a Rafa le viene siguiendo nuestra competencia más directa. Todo lo que ha emprendido ha tenido éxito, es un puñetero genio, y ese canal que anda detrás de él lo sabe. Sé que ha tenido reuniones con ellos. Creo que quería llevarse a su equipo, quizá era esa su condición y probablemente al final la hayan aceptado o puede que fuera otra y llevado por la rabia y el odio que me profesa, Rafa haya claudicado a sus propias exigencias y ahora mismo esté negociando con la cámara en la mano. Y si esto saliera mal, mejor que mejor para él, me buscaría la ruina, pues yo sería el responsable En algún momento tenían que desprenderse de ti, eras un estorbo para él y para el resto, pero había que hacerlo después de tener algo importante. ¿En qué estabas pensando al acceder a sus locuras? Debiste informarme Juanjo.
    - No te preocupes, contestó Juanjo obviando la última frase de su jefe, si el equipo no falló, también puede haber algo interesante en las grabaciones. No todo está perdido, tendremos con lo que competir. Probemos a entrar, la habitación donde estaba yo apostado se ha librado del derrumbe, pero tenemos que entrar por el sótano. Será peligroso, ¿crees que merece la pena intentarlo?. Esperemos que ningún escombro haya salido volando y haya aplastado el monitor.
    Curiosamente el equipo seguía encendido. Envuelto en una capa gris y salteado con pequeñas piedrecitas, afortunadamente, se erguía entre la extensa nube de polvo. Juanjo, paró la máquina y volvió a secuencias anteriores. Entre interferencias, la pantalla dejó dilucidar las imágenes. En ese momento, el móvil de Alvaro sonó y la voz al otro lado de su secretaria le informaba de que habían detenido a dos fugitivos, autores de un atraco a mano armada que estaban en busca y captura, en el interior de una furgoneta, de la que le facilitó la matrícula, que pertenecía a la empresa. Alvaro soltó el teléfono atónito no sólo por las palabras de su interlocutora sino también por las imágenes que Juanjo acababa de encontrar. Tres luces se aproximaban. Ajustó el volumen del sonido en las frecuencias oportunas. Cuando el oval de luz más grande se acercó a la cámara del equipo la silueta espectral de Rafa apareció transformando el oval de luz al tiempo que se podía escuchar: “márchate de aquí si quieres conservar tu vida, este edificio está maldito y caerá sobre ti. Véte” .

lunes, 28 de marzo de 2011

El precio del éxito -- Parte primera



    Cuando Álvaro echó mano del archivador de expedientes con casos pendientes de investigar, cerró los ojos y escogió una carpeta al azar. Dentro de ella aguardaba el asunto sobre el que su equipo de grabación de psicofonías y psicoimágenes debía indagar para incluirlo en su programa “El tunel hacia lo desconocido” que se emitía semanalmente y que él mismo dirigía.
Rafa, tomó la carpeta que su jefe le ofrecía y citó al resto de su equipo de investigación en la sala de reuniones esa misma tarde.
    - Bueno chicos, esto es lo que ha tocado esta vez. Se trata de un pequeño parador abandonado hace muchos años. Lleva tres declarado en ruinas, pero por el volumen de llamadas recibidas a nuestra redacción, correspondencia postal y correos electrónicos, el interior del edificio no debió morir ni con el paso del tiempo ni con los escombros de parte de sus paredes interiores derruidas. La historia de este pequeño hospedaje cuenta que, un invierno se hospedó en él un grupo de excursionistas que no calcularon que la noche les caería encima antes de llegar a su destino y que inesperadamente y para su posterior desgracia, les acogió. La leyenda dice, que el antiguo cocinero junto a dos de sus ayudantes, a los que habían despedido hacia unos meses ante el cierre del hospedaje, llevados por la locura y armados con los cuchillos de matarife que ellos mismos solían utilizar, fueron deshaciéndose uno a uno de todo el grupo. Desde entonces se tiene la creencia de que las almas de aquellos excursionistas, unas veces ríen, otras lloran e incluso en ocasiones, lanzan los alaridos que emitieron a manos de sus asesinos y qué estos, aparecen día a día para darles muerte representándose las escenas una y otra vez. La gente de los alrededores afirma en sus testimonios telefónicos y postales, que los ruidos son numerosos y que aunque el alumbrado eléctrico en el hotel esté anulado, se pueden observar luces a través de sus ventanas. Hablan de voces, masculinas y femeninas entremezcladas, que en ocasiones se transmiten por medio de gritos y lamentos y otras veces, en forma de carcajadas interminables. Tenemos fotografías que testigos de estos hechos nos ha enviado adjuntadas a sus correos y aunque ya sabemos que los trucos fotográficos hoy en día, son del dominio de cualquiera, nuestro trabajo en este caso es comprobar su autenticidad. Básicamente corresponden a la fachada del hotel, y en la mayoría de ellas, además de apreciarse el estado de ruindad del mismo, en algunas de sus ventanas, se aprecian lo que podríamos llamar sombras o espectros.
Rafa tomó las fotos y las fue pasando a sus compañeros.
    - Por supuesto, -siguió diciendo- debemos programar un viaje con todo nuestro equipo para ver lo que podemos sacar en claro, pero tenemos un problema, el Ayuntamiento de la zona no nos da permiso. El edificio como ya os he dicho, esta declarado en estado de ruina y hay peligro de derrumbamiento. Yo diría que tenemos dos opciones: hablar con Alvaro y comentarle esta circunstancia, con lo que se olvidará de este caso y nos asignará un nuevo trabajo, o simplemente, no ponerle al corriente del imprevisto, obviar la negativa del Ayuntamiento y entrar allí con todas las consecuencias. Ya lo hemos hecho otras veces, yo voto por ir y vosotros … ¿qué decís?
    - Si, ya lo hemos hecho otras veces Rafa, - dijo Juanjo- pero la última quedamos avisados. Hubo que pagar una buena multa y además, las consecuencias no fueron mayores porque tuvimos la gran suerte de que aquello resultara todo un éxito. Pero si las cosas hubieran salido mal, la cadena habría salido muy perjudicada. No sé, yo creo que deberíamos informar a Alvaro. ¿Qué más da?, hay cientos de expedientes por investigar. Yo voto NO.
    - Yo …-dijo Sara- te seguiré en lo que decidas, Rafa. Ya sabes que confío en ti plenamente. Si decides saltarte las normas, por algo será.
    - ¡¡ Bien !!, -interrumpió Rafa-, ya somos dos contra uno, me temo que tú Mario tienes la última palabra. En ti está el empate o la victoria del si. ¡¡ vamos habla !!!
Mario, haciéndose el importante, rompió a reir con una sonora carcajada.
    - jajajajaja, ¿tú qué crees que voy a decir?. Hay que darle emoción a la vida, ya sabes que soy el aventurero del equipo, me gusta correr riesgos. ¡¡¡ Vayamos a por esos fantasmas !!!
Instantes después, los tres miraron a Juanjo con rostros interrogantes e inquietos pensando que quizá él podría arruinar sus planes e informar a la dirección.
    - Vale, vale … dijo … Iremos los cuatro. Pero tenéis que prometerme que si el interior está muy maltrecho nos marcharemos.
    Al ver su escaso convencimiento, Rafa, mirando a Juanjo le dijo:
     -Además, no te preocupes. Sabes que en la competencia tenemos sitio. Recuerda todas las propuestas que hemos recibido para trabajar con ellos, con los del canal 23. Si Alvaro y el resto de la directiva nos descubre y nos despiden, no nos va a faltar empleo. Y además, quizá si esto sale bien pueda ser nuestra tarjeta de presentación al público en el otro canal.
    - Rafa, ya sabes que yo no puedo irme de aquí … dijo Juanjo.
   
    Juanjo conducía la furgoneta cargada de todo tipo de artilugios para grabar cualquier signo paranormal en la oscuridad. Iba pensativo, probablemente sintiendo que no debería haber aceptado al final. Pero ya era demasiado tarde, a penas faltaba media hora de camino. Rafa, Mario y Sara iban charlando y riendo emocionados por lo que desconocían que se iban a encontrar en aquel lugar. A veces, Juanjo tenía la impresión de que tramaban algo y que él mismo no entraba en sus planes. Unos metros antes de acceder al terreno que pertenecía a aquel pequeño albergue, dos hombres, junto a un automóvil viejo y con varios golpes, hablaban en la oscuridad de la noche. Rafa maldijo aquella compañía, no convenía que nadie les viera por allí. Confió en que aquellos hombres estuvieran a lo suyo pues tampoco prestaron atención cuando pasaron junto a ellos con el intermitente dado.
    La primera sorpresa que interiormente les hizo pensar que aquello podría tener éxito la encontraron en las luces del edificio. Cuando la furgoneta se acercaba al hotel observaron varias de sus ventanas que dejaban ver luces en el interior. Justo cuando el vehículo paró frente a lo que debió ser la puerta de entrada, todas aquellas luces se apagaron. Se miraron todos con una sonrisa entre emocionada y nerviosa y relegando la visión de la luz para más tarde, saltaron del vehículo con rapidez para ir sacando el abultado equipo.
    Una vez vaciaron la furgoneta, y con los focos de la misma encendidos para ver bien en la oscuridad de la noche, quedaron absortos observando como la puerta de entrada estaba tapiada cerrándoles el paso. Las ventanas del la planta baja también estaban cementadas. Con una linterna de alta potencia fueron rodeando el edificio buscando otra entrada pero todas las puertas que hallaron lucían de la misma forma, cerradas con cemento y ladrillos.
    De nuevo, frente al acceso principal observaron las ventanas luciendo iluminación. Buscaron con la mirada una que tuviera más fácil el acceso para así poder sustituir la puerta de bienvenida. Ninguna parecía estar a una altura razonable como para poder cargar el equipo e introducirse por ella. Desconcertados, tras unos minutos reflexionando, Sara observó una pequeña abertura enrejada en uno de los laterales.
    - ¡¡¡ Hey, mirad !!! -dijo- ese ventanuco debe dar al sótano. Vamos a ver que anchura tiene, a ver si podemos entrar por ahí.
    El grupo se acercó a la nueva esperanza que acababa de encontrar Sara. Retiraron una malla metálica que la cubría en primera instancia y tras deshacerse de ella, rompieron el cristal que hacía de ventana. Tenía la anchura necesaria como para poder introducir el equipo y pasar ellos mismos, así que, sus ojos se iluminaron y la emoción volvió a reflejarse en sus rostros.
    El sótano estaba oscuro. Una vez que los cuatro y todo el equipo de grabación estuvo dentro llegó la segunda dificultad a cubrir, encontrar el acceso al piso de entrada. Aquella sala estaba llena de trastos y escombros y la oscuridad dificultaba en gran medida la visibilidad y la orientación. Al fin, uno de ellos topó con la escalera que subía a la planta baja, faltaba algún escalón por lo que tuvieron que subirla no sin precaución. Curiosamente la puerta de acceso estaba abierta, desencajada y con algún agujero astillado en su base de madera. Cuando cruzaron el umbral unas cuántas risas se dejaron oír haciendo eco por todo el espacio casi abierto que la destrucción de las paredes había permitido. Pensaron en aquello como una fatalidad, pues el equipo todavía no estaba montado y sin duda hubiera sido una buena psicofonía, y a Rafa no le dio tiempo de poner en funcionamiento la pequeña cámara auxiliar que portaba.

    Después de otear la planta de entrada, se plantaron ante la escalera principal y absortos observaron como la silueta iluminada de una mujer bajaba los escalones elevada por encima de ellos. Detrás de ellas, cinco siluetas más bajaban levitando. Cuando llegaron al último escalón, sus gargantas emitieron un sobrecogedor alarido al mismo tiempo que su vestiduras blancas se vestían de sangre. Instantes después desaparecían. Emocionados e inmóviles por unos momentos, se miraron los unos a los otros hablándose con sus miradas y vaticinando por el brillo de sus ojos que aquél iba ser un éxito rotundo. Rafa lo había grabado todo y rebosaba de satisfacción. Afortunadamente, el diseño de la equitación técnica, y su sistema de propio abastecimiento y autonomía, permitía la ausencia de electricidad. Lo depositaron todo en el lugar que creyeron adecuado y una vez liberados del peso, con sus linternas pasaron a escudriñar la planta superior en busca de algún fenómeno paranormal y del lugar idóneo para instalar el equipo. Cuando llegaron al piso de arriba, el peligro se mostró de inmediato. La construcción estaba muy deteriorada, había socavones que les asomaban al piso de abajo, escombros de paredes derruidas, basura esparcida … Juanjo, que era el único que había acudido a aquél edificio encantado con reservas decidió bajar a montar el equipo allí donde lo habían dejado, puesto que era un lugar más seguro. El resto se quedó arriba examinando el terreno con los ojos bien abiertos por lo que podría llegar a manifestarse. Su capacidad para estar relajados ante posibles manifestaciones era extraordinaria. La susceptibilidad les brotaba a flor de piel pero podían ser capaces de, ante fenómenos extraños, permanecer con la más profunda serenidad. Estaban acostumbrados y además, su trabajo les apasionaba.

lunes, 21 de marzo de 2011

El sótano: Desenlace


Cuando Rosa notó el aire frío y helador envolver el ambiente, supo que la función iba a comenzar. No podía ver pero sí sentir. Echó la vista hacia mí. Yo ya estaba despierta sonriendo a mi padre. Le seguí a él, como ya era costumbre y ella, me siguió a mí. Rosa pudo comprobar como la puerta del sótano se abría sola y como las luces no necesitaron de un interruptor pues se encendieron un instante antes a que cruzáramos el umbral. Rosa, una vez en el aseo de la sala, quiso comunicar con él, estaba tan segura como yo de que nos acompañaba. Derrepente ví como el alma de mi padre se introducía en el cuerpo de Rosa y comenzaba a sacudirlo tan agresivamente que tras unos momentos de intenso movimiento y convulsiones, Rosa cayó al suelo intentando atrapar aire que respirar. Por un instante tanto ella como yo, creímos que se ahogaba.
Rosa decidió quedarse unos días, instalarse en nuestra casa y estudiar el vagar de las almas de mis padres.
Tras las escenas vividas que tuvo con el alma de mi padre, Rosa tuvo claro la localización de mis padres. Había vivido cada noche y por unos instantes sus últimos momentos de vida, su agonía. Cuando le pidió al padre de Erik que escudriñaran el lago, supimos que mis padres habían muerto ahogados. Después de años de desaparición probablemente no quedarían restos, pero nos equivocamos. Sus cuerpos pudieron rescatarse aunque en un estado absolutamente de descomposición. Las difíciles pruebas para su identificación se pusieron en marcha y se determinó que efectivamente, se trataba de los cuerpos de mis padres.
El día del entierro, fue el más triste de nuestras vidas. Ya llevábamos años con mis padres desaparecidos, ya habíamos descubierto el macabro plan de mis tíos y al autor material del asesinato, ya debíamos estar tranquilas de tener a nuestros padres donde debían estar, pero ver como quedaban sepultados bajo tierra fue duro, muy duro. Allí, de pie bajo un sol resplandeciente, dábamos el último adiós a quienes nos habían dado la vida. Nuestro abuelo apenas derramó un par de lágrimas pero parecía llorar más por nosotras que por la pérdida de mis padres. En cambio, en casa, en ese sótano que tan importante había sido en mi vida y en la de mi hermana no dejaba de llorar. Nos abrigó cuanto pudo y con el tiempo, aprendimos a quererle.
Durante la primera semana después del funeral, la vida en nuestro antiguo edificio transcurrió de forma tranquila. Mis episodios de sonambulismo eran cada vez más distanciados y mis sueños mucho más tranquilos. Mi hermana Lara continuaba su relación con su novio y se la veía plena de felicidad. Mi abuelo ante la bajada de las ventas en los últimos tiempos decidió en común acuerdo con nosotras, reducir la venta y el volumen de libros, reduciendo la librería a lo que abarcaba la planta primera y que recibía al público. Mi abuelo había sido el dueño de una gran empresa, con sucursales en varias ciudades y su vida empresarial le había ido afortunadamente bien. Desde hacía un par de años estaba jubilado y en los últimos tiempos, antes de encontrarse con nosotras, había echado a la mar con un pequeño barco que poseía. A mi abuelo, si había algo que no le faltaba, era dinero por lo que aunque el negocio fuera mal, estábamos seguras de que no nos iba a faltar de nada. Así pues la segunda y la tercera planta pasaban a unirse a nuestro ático ampliando de este modo nuestro hogar. Por un tiempo pensamos en eliminar las lecturas y dejar el sótano como un lugar más íntimo tan solo para nosotros. Pero finalmente, decidimos que aquellas tardes de lectura irradiaban tanto arte, tanto bienestar y tantas ilusiones, que merecía la pena continuar. Lo que sí determinamos es que, su puerta siempre estaría abierta al contrario que en vida de mis tíos que se mantenía cerrada hasta los sábados por la tarde. Así, podríamos hacer uso de él en cualquier momento.
Durante unos días ayudamos al abuelo a reordenar la primera planta haciendo sitio al resto de las existencias de los dos pisos superiores. Era algo que él había emprendido con emoción y se le veía disfrutar dejando al descubierto los espacios tan bellos de aquel edificio y reordenando con mucho arte la primera planta para que todo su lugar. El día que el Inspector y dos acompañantes que dijeron ser colegas de profesión, nos visitaron para ver el resultado, se quedaron maravillados de aquella tercera planta donde el encanto de la construcción y la belleza que las ideas del abuelo habían aportado, se respiraba armonía. Tanto fue la maravilla que les pareció que le pidieron al abuelo quedarse unos minutos a contemplar.
El abuelo, después de esos días, una vez remodelado todo, a ratos desaparecía y yo, que era la que más tiempo pasaba con él en casa, le sorprendí en numerosas ocasiones en el sótano, siempre con los ojos humedecidos y recordando a su hijo. El hilo musical ahí abajo siempre estaba activo y la música clásica le ayudaba a liberar su mente. Por mi parte, entrar en el sótano ya no era una tortura pero sin que nadie lo supiera, después de aquella primera semana, empecé de nuevo, y ya llevaba un tiempo realizando viajes nocturnos detrás de mi padre que seguía apareciendo en mi habitación multitud de noches. Pero siempre despierta, consciente de que seguía al fantasma de mi padre. A mi madre ya no la veía vagar por todo el edificio, en esos días siempre esta presente a lágrima tendida en la tercera planta, siempre triste, parecía como si tuviera el alma desgarrada.
Después el miedo empezó a apoderarse de mí. Cuando bajaba al sótano, excepto las noches que lo hacía siguiendo a mi padre, una nueva alma se me manifestaba y me tendía sus manos. Era un hombre. En las ocasiones en las que sorprendía al abuelo allí abajo, también empecé a verle, sentado junto a él. Parecía suplicarle y lloraba mezclándose sus lágrimas con aquellas palabras que musitaba mi abuelo.
La tarde que Rosa vino a visitarnos, él llevaba todo el día encerrado en el sótano. Estaba claro que algo le atormentaba. A veces, tanto Lara como yo, pensábamos que ocultaba algo importante que temía mostrar. No nos preocupaba tanto el saberlo como el que él pudiera desahogarse, pero temíamos que además de desahogo necesitaba algo más. Le comenté a Rosa el estado en el que encontraba a Marcos, y ella, a penas se vio sorprendida. Después me decidí a confesarle que los episodios con mis padres seguían sucediéndose, siempre por separado y que a ellos se había unido la presencia del sótano. Con el gesto serio me miró y dijo:
- Creo que ha llegado la hora, no podemos seguir así. Demasiadas almas desconsoladas que muestran arrepentimiento y dolor. Hasta que no obtengan lo que necesitan, no podrán descansar en paz.
- ¿De qué hablas, Rosa? Pregunté ¿qué tormento las castiga?.
Rosa se levantó de su silla y respirando hondo volvió a decir:
- En esta casa hay cuatro almas atormentadas. Tú y sólo tú, puedes ver las cuatro. Mañana, volveré acompañada del Inspector de policía a eso de las cinco de la tarde. Debéis estar los tres.
Yo tenía muy claro de qué cuatro almas se trataba, mi padre, mi madre, aquella presencia del sótano y claramente, la de mi abuelo, pero lo que no podía discernir de todas eran sus tormentos. Hablé por separado con Lara y con mi abuelo y aludiendo al esclarecimiento total de la desaparición de mis padres, les dije que tanto Rosa como el padre de Erik vendrían a darnos el resumen total de la muerte de mis padres. A Lara, no le nombré mis encuentros y al abuelo, no le hablé de los conversado con la medium.
Al día siguiente, puntuales, llamaron al timbre. Rosa y el inspector volvieron a aparecer acompañados de personal especializado. Como ya era habitual, bajamos todos al sótano. Allí encontré a mi padre, a mi madre y a aquél espíritu que no conocía pero que morando en el sótano me daba la sensación de que era el asesino de mis padres.
- Bueno, Marcos estará de acuerdo en esta reunión -dijo Rosa-¿verdad, Marcos?.
Mi abuelo la miró y después pasando su vista por cada una de las miradas de todos los presentes dijo:
- Tengo miedo, pero sí, debo hacerlo y enfrentarme de una vez.
El inspector de policía con un par de carraspeos como queriendo aclarar su voz se dispuso a hablar:
- “Bien, veréis. Después de todo lo acontecido y de las continuas declaraciones que han ido aportando vuestros tíos, principalmente Raquel, el caso sobre la desaparición y corroborada muerte tanto de vuestro padre como de vuestra madre, paso a contaros lo más detalladamente posible como ocurrieron los hechos. Os adelanto que quizá no haya tanta dureza en mis palabras como en lo que significan. Las primeras declaraciones de vuestros tíos, fueron rotundamente falsas. Aunque hubieran acabado también con vuestras vidas necesitarían el transcurso de alrededor de 9 años para solicitar los bienes de vuestros padres, excepto que se encontraran los cadáveres y no hubiera pruebas que los incriminaran, por supuesto. Pero ellos planearon todo con el fin de que no aparecieran nunca, con lo cual, había otro motivo por el que actuaron de esta forma. Teníamos claro que una venta estaba por medio y una venta importante porque siempre hablaron de una cantidad de dinero desorbitada. Ahora bien, tenía que ser algo que pudiera pasar desapercibido a la hora de vender y que pudiera hacerlo sin permiso de nadie. Cuando Rosa se trasladó unos días aquí para comprobar los episodios paranormales que Sandra estaba viviendo con las almas de vuestros padres muertos y convencida de que intentaban decir algo que seguramente arrojara luz sobre el caso, descubrió varias cosas. En primer lugar y como ya sabéis, gracias a ella y la manifestación de vuestro padre en su cuerpo, descubrimos la muerte que habían recibido tanto él como vuestra madre así como dónde se encontraban los cuerpos. Lo siguiente que descubrió no os lo contó“.
- Rosa continuó “Cada vez que vuestra madre se manifestaba, yo la sentía. No podía verla pero imaginaba perfectamente la estampa y digo perfectamente porque Sandra, que si podía verla corroboraba lo que captaba mi imaginación. Empecé a analizar las escenas, las imágenes que conservaba en mi mente de todas sus apariciones y encontré un elemento común a todas ellas. En las posteriores visitas que os he hecho, las apariciones de vuestra madre han sido exclusivamente en la tercera planta. Cuando vuestro abuelo despejó el piso con el fin de añadirlo al hogar pensó que aquel espacio abierto, entre piedra y arcos, los cuadros que estaban esparcidos por todo el edificio le darían belleza al lugar. Así pues comprobé, que en las primeras apariciones de vuestra madre, además de mostrarse siempre sentada variando el asiento, sobre ella siempre lucía un cuadro. Cuando todos fueron reunidos en el tercer piso, vuestra madre ya no se movió de allí. El día que el Inspector vino a ver el resultado de la remodelación, estaba sobre aviso por mi parte. Sus compañeros, aquellos que le acompañaban aquel día, eran técnicos especializados en obras de arte. Raquel y Jon no hablaron jamás de los cuadros hasta hace cuatro días. Ella tenía la convicción de que tarde o temprano saldría confiada en que los cuerpos de vuestros padres no se hallarían jamás y aliviada de no ser la autora material del asesinato en el sótano. Pero como los cuerpos ya han aparecido, tiene un delito más del que ser acusada. Ya tiene claro que no podrá disfrutar de lo que aquellos cuadros pudieran aportar“
El inspector volvió a hablar:
-“Las obras de arte que tenéis acumuladas en esa planta, fueron regalos para la librería de un amigo que tenían en común vuestra tía y vuestra madre. Respondía al nombre de Miguel. Ni Jon ni vuestro padre, le conocían. Ninguna de las dos hermanas sospechaban nada e ignoraban completamente su procedencia, es más, siempre creyeron que se trataba de puras imitaciones. Raquel sabía la relación que vuestra madre mantenía con aquel hombre paralelamente a la que tenía con vuestro padre. Con frecuencia solían verse y daban rienda suelta a su calidad de amantes. Vuestra madre se negó a devolverle las obras y Raquel vio entonces su oportunidad. Aquellos cuadros eran de ambas, de la librería y vuestra tía le dijo a aquel hombre, que no solo su hermana tenía la palabra y que ella estaba dispuesta a devolvérselos si se embolsaba la mitad del importe de la venta global, que suponía muchísimo dinero. El aludió que el riesgo tanto en su adquisición como en la venta lo corría él y andar en el mercado negro, con gente tan poderosa, era arriesgado. Raquel jugó baza diciendo que el teléfono para llamar a la policía la esperaba. La decisión de vuestra madre se mantuvo. No hubo forma de convencerla ni por parte de Raquel ni de su ocasional amante. Sin hacer propuesta alguna, Raquel y Jon con tintes insinuantes, insistieron a aquel hombre en que si su hermana se negaba nada había qué hacer obligandole indirectamente a actúar solo como él sabía. Miguel, decidió entonces liquidar a vuestros padres. Cierto es que el día que llevó a cabo el crimen, Raquel le echó una mano reuniendo a sus dos víctimas. Cuando Sandra escuchó a Miguel decir en aquel sótano “ahora quiero mi dinero”, no se refería exactamente a la moneda, si no a los cuadros. Raquel y Jon pensaron que a aquél tipo, enredado en asuntos de corrupción y de mercado negro, nadie le echaría de menos y por otra parte, siempre encontrarían la forma de dar salida a esas obras de arte. Así que decidieron quitárselo de medio.”
- Mi abuelo entonces ….rompió a llorar.
Mi hermana y yo le miramos sin comprender y Rosa, en aquel momento dijo:
- El espíritu de Miguel es el alma que aciertas a ver en el sótano, Sandra. Retiramos el cuerpo pero él no descansó. Miguel, era el hijo de vuestro abuelo Marcos …. Se siente atormentado y necesita el perdón de su padre. Marcos baja tan a menudo aquí, al sótano, porque aquí se siente cerca de él.
- ¿cómo? dijimos ambas al mismo tiempo, entonces Marcos es un impostor, no es nuestro abuelo. ¿qué significa todo esto?.
- Veréis, continuó el inspector … Cuando Marcos se acercó a la comisaría después de que los medios de comunicación se hicieran eco de lo ocurrido aquí, en este sótano, alegó que hacía años había denunciado la desaparición de su hijo y que podía tener relación con este caso ya que, conocía perfectamente la amistad que mantenía tanto con vuestra madre como con Raquel, y por supuesto, estaba al tanto del ocasional idilio que mantenía con vuestra madre. Las pruebas de ADN se realizaron por descartar lo contrario a lo que finalmente ha terminado siendo pero los resultados nos desorientaron. Evidentemente, este hombre tenía parentesco con vosotras. De no haber sido así, ningún Juez le hubiera otorgado vuestra custodia. A raíz de esto, pedimos a Marcos que nos ayudara en la investigación y que solicitara vuestra tutela pues realmente las circunstancias apuntaban casi con total seguridad a que el cadáver encontrado en este sótano correspondía a Miguel, que además, era vuestro padre. Una vez tuvimos terminadas las pruebas correspondientes al cuerpo lapidado cotejando sus muestras con las que obtuvimos de vosotras anteriormente, todo ha quedado claro. Cuando fueron hallados los cuerpos de vuestros padres, conocedores ya de lo que acabamos de contaros, las muestras de vuestra madre coincidían totalmente con las vuestras pero evidentemente, las de vuestro padre no. Fue un dato que decidimos ocultaros pero que tras los acontecimientos paranormales que se venían sucediendo hemos decidido contaros hoy. Mientras la verdad no saliera a la luz, el tormento de estas almas no iba a verse aliviado. Ambas, sois hijas de Miguel fruto de los encuentros que mantuvo con vuestra madre, aunque él, nunca lo supo.
Ví como las presencias de mi madre y de mis dos padres se convertían en humo y se esfumaban.
- Cuatro almas atormentadas que se liberan…….-dije mirando a mi hermana-, y dos que acaban de meterse en la tormenta.