jueves, 31 de marzo de 2011

Confusión


    La oscuridad reinaba bajo mi soledad y la de mi casa. No podía conciliar el sueño aunque invoqué a Morpheo desesperadamente. Después de maldecir a mi insomnio una y otra vez, mis nervios se convirtieron en un muelle y me lanzaron fuera de la cama. Acabé en la cocina calentándome un vaso de leche. Cuando me senté en la silla devorada por la ansiedad, los nervios y el enfado, un pequeño trocito de mi intuición me dijo que algo iba mal. Una ola de aire caliente recorrió cada milímetro de mi fisonomía y derrepente, sin previo aviso y desde atrás, una daga hiriente apuñaló mi vientre de forma repentina. Me pilló desprevenida pero me temo que aunque aquel ataque hubiera sido avisado por anticipado, de igual modo no me habría librado del dolor ni de la avería que proporcionó en mi abdomen. Comencé a retorcerme, presionando allí donde sentí la puñalada pero el dolor crecía irremediablemente. Después el vómito atravesó mi garganta hasta escapar de mi estómago. No tenía a nadie que me ayudara y aunque intenté telefonear para pedir ayuda, el dolor impedía que me estirara para alcanzar el teléfono y en el intento, caí de mi asiento golpeándome la cabeza.
    Todavía recuerdo aquella angustiosa sensación que inundó todo mi ser mientras mi cuerpo se arrastraba por el suelo. Observé la sangre salpicada en mi ropa de noche y después sentí un frío helador. Escuché el rugir de un motor, y el abrir y cerrar de las puertas de un vehículo, intuí que grande. Comencé a oír varias voces pero no escuchaba, no podía dilucidar sus palabras. La visión comenzó a hacerse borrosa y caí en un estado que me empujaba hacia la inconsciencia y contra el que mi mente luchaba con las pocas fuerzas que contaba. Así me mantuve durante unos minutos, entre la pérdida de conocimiento y la noción de la realidad. Los escalofríos recorrían mi cuerpo a cada instante y me esforzaba por quitarme de encima esas manos dispuestas a seguir agrediéndome. Pensé que ya era demasiado tarde, que en unos instantes, cruzaría ……
    Después, la sensación de que mi cuerpo era portado y sacudido. Las voces seguían penetrando en mis oídos pero discernirlas era misión imposible para mí. Mis ojos parecían deslumbrarse con brillos que aparecían flotando en el aire. Después de unos momentos de vibraciones corporales, sentí como mi cuerpo levitaba y avanzaba a gran velocidad pero al mismo tiempo, escuchaba el sonido de mis pies besando el suelo y un sonido regular y metálico acompañándole. Pensé que llevaba puestas las botas de mi último disfraz, unas camperas Mustang que me regaló mi novio y que adorné para la ocasión con unas espuelas. Después de mi carrera a través del aire, sentí que alguien taponaba mi boca. Yo intentaba liberarme pero las otras manos eran fuertes y al mismo tiempo una voz masculina, me repetía que estuviera quieta. Ya no me quedaba atisbo alguno de fuerza, así que, me rendí. Lo último que recuerdo es aquella voz suspirando ante mi retirada y repitiendo números instándome a que los repitiera. Su amenaza me hizo claudicar y accedí a sus deseos presa del miedo, temiendo que si no obedecía, sufriría un nuevo ataque a manos del dueño de aquellas manos fuertes y de esa voz tan penetrante.
    Cuando la conciencia volvió a visitarme, también lo hizo el dolor y la afonía. Abrí los ojos y no pude más que sorprenderme. Aquella voz que recordaba de los últimos instantes antes de perderme en la inconsciencia, volvía a anunciarse ante mis oídos, pero esta vez, acariciándolos con una tonalidad dulce y suave y mostrándome el rostro de su dueño.
    - Querida paciente, dijo sonriendo …. Le hemos extirpado su apéndice. Afortunadamente, cuando cayó al suelo en su domicilio arrastró consigo su móvil y pulsó la tecla que automáticamente avisa al 112. Al no contestar, adivinamos la gravedad y acudimos con personal adecuado para entrar en su casa. Su herida en la cabeza se sumó al dolor y a la patología real que acaba de manifestarse en su cuerpo pero además, le añadió la confusión necesaria para que como en estos momentos, esté tan desorientada. La ambulancia la trasladó hasta aquí en estado de semi-inconsciencia pero afortunadamente, a tiempo de impedir que la gravedad transcendiera.

martes, 29 de marzo de 2011

El precio del éxito -- Desenlace


    Avanzaban sorteando obstáculos y con una precaución extrema incluso con cuidado de no levantar sus voces.  Sabían que un movimiento fuera de lo normal o alguna vibración de cualquier índole podría desestabilizar la frágil y deteriorada estructura que exploraban. Transcurridos unos minutos, una serie de luces ovales resurgieron derrepente plantándose ante sus miradas. Se entrecruzaban y emitían el sonido de risas transmitiendo al mismo tiempo sensaciones gratas.  Poco a poco fueron tomando forma hasta poder dilucidar siluetas humana e instantes después, tres puntos más de luz aparecieron de la nada. Se transformaron en segundos dibujando perfectamente los cuerpos de tres hombres. Rafa con su cámara no perdía detalle. Ante sus miradas se interpretaron la serie de escenas que en su día constituyeron una terrible realidad, la muerte de seis excursionistas a manos de un cocinero ido y de dos vasallos que alimentaron su locura. Cuando los lamentos y gritos de terror tiñeron el ambiente de sangre ennegrecida, las siluetas ahora bien definidas de los que debieron ser los asesinos sangrientos del grupo de excursionistas, comenzaron a revolverse desprendiendo energía y con ellos, el techo que se cernía sobre ellos y las pocas paredes que quedaban en aquella planta comenzaron a temblar. Una voz distorsionada penetraba por sus oídos de forma tan estridente que les obligó a taponarlos con sus dedos. Una y otra vez les repetía que ser marcharan del lugar. Juanjo, desde abajo, había recibido los destellos de aquellas escenas y gritaba a sus compañeros desesperado intentando atisbarles por el agujero que reinaba en el techo de la sala donde se encontraba. Después de gritar sus nombres en varias ocasiones, oyó la voz de Rafa que vociferaba diciéndole “ ¡¡¡ hay que abandonar este lugar, Juanjo !!! ¡¡¡ Sal !!!!. ¡¡¡ nosotros estamos bajando !!! Acto seguido pudo comprobar como una pequeña parte del suelo de la planta superior se desprendía empujada a su vez por los muros que acogían a sus amigos. Después, el silencio y los escombros esparciendo polvo. Unos minutos de quietud ……
    Juanjo, invadido por el miedo pensó que sus compañeros ya estarían fuera y al dar media vuelta para echar a correr, tres luces aparecieron ante su vista. Al pararse los temblores y los movimientos pensó en quedarse unos minutos más confiando en que no volvieran a repetirse. Así, mientras el equipo grababa y podría llevarse más material. Además quería vivir en primera persona lo mismo que sus compañeros intuía habían vivido en el piso de arriba.. Derrepente escuchó gritos y voces y acto seguido pudo oir como arrancaban la furgoneta y el sonido de salida del vehículo a gran velocidad. ¡¡ eeeeeeeeh, grito !!! ¡¡¡ no me dejéis aquí !!!. Se palpó el cuerpo intrigado intentando encontrar la llave del vehículo ... ¡¡ qué demonios, me dejé las llaves puestas !!!. Cuando volvió su cuerpo para llevarse lo imprescindible se topó con sus tres luces ahora teñidas de rojo sangre, que se acercaban a él enredándose entre su equipo de grabación. Hablaban entre ellas, pero él no podía entenderles hasta que, en un momento dado, pudo discernir las palabras de la figura más grande que en centésimas de segundo se plantó muy cerca de él mientras las otras dos cobijaban sus espaldas … “márchate de aquí si quieres conservar tu vida, este edificio está maldito y caerá sobre ti. Véte”. Dejándolo todo dentro, y con el inicio de nuevos movimientos, salió corriendo aterrorizado. Afortunadamente estaba en la sala contigua al sótano, y aunque aquél espacio por el que habían entrado estaba en tan mal estado, era su única salida.
    Una vez fuera, cayó al suelo superado por la situación y trató de recuperar el aliento perdido. Acto seguido, vió como parte del tejado caía sobre la última altura repercutiendo a la planta baja. La estructura exterior del edificio se mantuvo y justamente, el derrumbamiento se encadenó en el lado contrario del que momentos antes había estado él apostado con todo su equipo. Desconsolado, tomó su móvil y comenzó a llamar a sus traidores compañeros pero todos aparecían desconectados. Después de intentarlo varias veces y de maldecirles, decidió llamar a Alvaro, ese jefe que ignoraba su aventura y que sin duda iba a convertirse en un volcán en erupción desparramando toda su ira.
Se quedó dormido vencido por el terror, el esfuerzo físico y el abandono de sus amigos, entre la maleza que antecedía al hospedaje.
    - ¡¡¡ Juanjo, despierta, Juanjo !!! … le ordenó una voz.
Cuando abrió los ojos la desorientación le hizo pronunciar palabras sin sentido. Después de unos instantes recuperó la noción de la realidad. Su jefe estaba frente a él con el ceño fruncido y una mirada que daba más miedo que las almas que durante la noche se habían encontrado con él.
    - ¡¡¡ Definitivamente, estáis locos !!! dijo. A veces me averguenzo No entiendo como mi hermana pudo casarse contigo. Y todavía no sé como pude hacerte hueco en la empresa. No localizo a tus compañeros … no me cogen el móvil, ¿dónde diablos fueron?.
    Juanjo le miró desconcertado negando con la cabeza y encogiéndose de hombros.
    - Al menos el equipo estará a salvo ¿verdad, Juanjo?, ¿se lo llevaron? ¿dónde está ? Preguntó enojado
Su empleado volvió a negar con la cabeza y haciéndole con ella un gesto le indicó que el equipo seguía dentro.
    - El equipo está ahí dentro, dijo Juanjo. Pude grabar, en este albergue hay fuerzas, fuerzas amenazantes con muy mal genio … pero Rafa, con la cámara auxiliar también pudo recoger desde el primer momento en que entramos en el edificio, imágenes y sonidos. Además mientras yo montaba todo en la planta baja, ellos arriba, vivieron algo extraordinario y no creo que Rafa perdiera la oportunidad de grabar. Supongo que esa cámara se fue con ellos. ¡¡ malditos sean !!!. Me la han jugado.
    - ¿ Acaso crees que no sé lo que pretenden ?, hace tiempo que a Rafa le viene siguiendo nuestra competencia más directa. Todo lo que ha emprendido ha tenido éxito, es un puñetero genio, y ese canal que anda detrás de él lo sabe. Sé que ha tenido reuniones con ellos. Creo que quería llevarse a su equipo, quizá era esa su condición y probablemente al final la hayan aceptado o puede que fuera otra y llevado por la rabia y el odio que me profesa, Rafa haya claudicado a sus propias exigencias y ahora mismo esté negociando con la cámara en la mano. Y si esto saliera mal, mejor que mejor para él, me buscaría la ruina, pues yo sería el responsable En algún momento tenían que desprenderse de ti, eras un estorbo para él y para el resto, pero había que hacerlo después de tener algo importante. ¿En qué estabas pensando al acceder a sus locuras? Debiste informarme Juanjo.
    - No te preocupes, contestó Juanjo obviando la última frase de su jefe, si el equipo no falló, también puede haber algo interesante en las grabaciones. No todo está perdido, tendremos con lo que competir. Probemos a entrar, la habitación donde estaba yo apostado se ha librado del derrumbe, pero tenemos que entrar por el sótano. Será peligroso, ¿crees que merece la pena intentarlo?. Esperemos que ningún escombro haya salido volando y haya aplastado el monitor.
    Curiosamente el equipo seguía encendido. Envuelto en una capa gris y salteado con pequeñas piedrecitas, afortunadamente, se erguía entre la extensa nube de polvo. Juanjo, paró la máquina y volvió a secuencias anteriores. Entre interferencias, la pantalla dejó dilucidar las imágenes. En ese momento, el móvil de Alvaro sonó y la voz al otro lado de su secretaria le informaba de que habían detenido a dos fugitivos, autores de un atraco a mano armada que estaban en busca y captura, en el interior de una furgoneta, de la que le facilitó la matrícula, que pertenecía a la empresa. Alvaro soltó el teléfono atónito no sólo por las palabras de su interlocutora sino también por las imágenes que Juanjo acababa de encontrar. Tres luces se aproximaban. Ajustó el volumen del sonido en las frecuencias oportunas. Cuando el oval de luz más grande se acercó a la cámara del equipo la silueta espectral de Rafa apareció transformando el oval de luz al tiempo que se podía escuchar: “márchate de aquí si quieres conservar tu vida, este edificio está maldito y caerá sobre ti. Véte” .

lunes, 28 de marzo de 2011

El precio del éxito -- Parte primera



    Cuando Álvaro echó mano del archivador de expedientes con casos pendientes de investigar, cerró los ojos y escogió una carpeta al azar. Dentro de ella aguardaba el asunto sobre el que su equipo de grabación de psicofonías y psicoimágenes debía indagar para incluirlo en su programa “El tunel hacia lo desconocido” que se emitía semanalmente y que él mismo dirigía.
Rafa, tomó la carpeta que su jefe le ofrecía y citó al resto de su equipo de investigación en la sala de reuniones esa misma tarde.
    - Bueno chicos, esto es lo que ha tocado esta vez. Se trata de un pequeño parador abandonado hace muchos años. Lleva tres declarado en ruinas, pero por el volumen de llamadas recibidas a nuestra redacción, correspondencia postal y correos electrónicos, el interior del edificio no debió morir ni con el paso del tiempo ni con los escombros de parte de sus paredes interiores derruidas. La historia de este pequeño hospedaje cuenta que, un invierno se hospedó en él un grupo de excursionistas que no calcularon que la noche les caería encima antes de llegar a su destino y que inesperadamente y para su posterior desgracia, les acogió. La leyenda dice, que el antiguo cocinero junto a dos de sus ayudantes, a los que habían despedido hacia unos meses ante el cierre del hospedaje, llevados por la locura y armados con los cuchillos de matarife que ellos mismos solían utilizar, fueron deshaciéndose uno a uno de todo el grupo. Desde entonces se tiene la creencia de que las almas de aquellos excursionistas, unas veces ríen, otras lloran e incluso en ocasiones, lanzan los alaridos que emitieron a manos de sus asesinos y qué estos, aparecen día a día para darles muerte representándose las escenas una y otra vez. La gente de los alrededores afirma en sus testimonios telefónicos y postales, que los ruidos son numerosos y que aunque el alumbrado eléctrico en el hotel esté anulado, se pueden observar luces a través de sus ventanas. Hablan de voces, masculinas y femeninas entremezcladas, que en ocasiones se transmiten por medio de gritos y lamentos y otras veces, en forma de carcajadas interminables. Tenemos fotografías que testigos de estos hechos nos ha enviado adjuntadas a sus correos y aunque ya sabemos que los trucos fotográficos hoy en día, son del dominio de cualquiera, nuestro trabajo en este caso es comprobar su autenticidad. Básicamente corresponden a la fachada del hotel, y en la mayoría de ellas, además de apreciarse el estado de ruindad del mismo, en algunas de sus ventanas, se aprecian lo que podríamos llamar sombras o espectros.
Rafa tomó las fotos y las fue pasando a sus compañeros.
    - Por supuesto, -siguió diciendo- debemos programar un viaje con todo nuestro equipo para ver lo que podemos sacar en claro, pero tenemos un problema, el Ayuntamiento de la zona no nos da permiso. El edificio como ya os he dicho, esta declarado en estado de ruina y hay peligro de derrumbamiento. Yo diría que tenemos dos opciones: hablar con Alvaro y comentarle esta circunstancia, con lo que se olvidará de este caso y nos asignará un nuevo trabajo, o simplemente, no ponerle al corriente del imprevisto, obviar la negativa del Ayuntamiento y entrar allí con todas las consecuencias. Ya lo hemos hecho otras veces, yo voto por ir y vosotros … ¿qué decís?
    - Si, ya lo hemos hecho otras veces Rafa, - dijo Juanjo- pero la última quedamos avisados. Hubo que pagar una buena multa y además, las consecuencias no fueron mayores porque tuvimos la gran suerte de que aquello resultara todo un éxito. Pero si las cosas hubieran salido mal, la cadena habría salido muy perjudicada. No sé, yo creo que deberíamos informar a Alvaro. ¿Qué más da?, hay cientos de expedientes por investigar. Yo voto NO.
    - Yo …-dijo Sara- te seguiré en lo que decidas, Rafa. Ya sabes que confío en ti plenamente. Si decides saltarte las normas, por algo será.
    - ¡¡ Bien !!, -interrumpió Rafa-, ya somos dos contra uno, me temo que tú Mario tienes la última palabra. En ti está el empate o la victoria del si. ¡¡ vamos habla !!!
Mario, haciéndose el importante, rompió a reir con una sonora carcajada.
    - jajajajaja, ¿tú qué crees que voy a decir?. Hay que darle emoción a la vida, ya sabes que soy el aventurero del equipo, me gusta correr riesgos. ¡¡¡ Vayamos a por esos fantasmas !!!
Instantes después, los tres miraron a Juanjo con rostros interrogantes e inquietos pensando que quizá él podría arruinar sus planes e informar a la dirección.
    - Vale, vale … dijo … Iremos los cuatro. Pero tenéis que prometerme que si el interior está muy maltrecho nos marcharemos.
    Al ver su escaso convencimiento, Rafa, mirando a Juanjo le dijo:
     -Además, no te preocupes. Sabes que en la competencia tenemos sitio. Recuerda todas las propuestas que hemos recibido para trabajar con ellos, con los del canal 23. Si Alvaro y el resto de la directiva nos descubre y nos despiden, no nos va a faltar empleo. Y además, quizá si esto sale bien pueda ser nuestra tarjeta de presentación al público en el otro canal.
    - Rafa, ya sabes que yo no puedo irme de aquí … dijo Juanjo.
   
    Juanjo conducía la furgoneta cargada de todo tipo de artilugios para grabar cualquier signo paranormal en la oscuridad. Iba pensativo, probablemente sintiendo que no debería haber aceptado al final. Pero ya era demasiado tarde, a penas faltaba media hora de camino. Rafa, Mario y Sara iban charlando y riendo emocionados por lo que desconocían que se iban a encontrar en aquel lugar. A veces, Juanjo tenía la impresión de que tramaban algo y que él mismo no entraba en sus planes. Unos metros antes de acceder al terreno que pertenecía a aquel pequeño albergue, dos hombres, junto a un automóvil viejo y con varios golpes, hablaban en la oscuridad de la noche. Rafa maldijo aquella compañía, no convenía que nadie les viera por allí. Confió en que aquellos hombres estuvieran a lo suyo pues tampoco prestaron atención cuando pasaron junto a ellos con el intermitente dado.
    La primera sorpresa que interiormente les hizo pensar que aquello podría tener éxito la encontraron en las luces del edificio. Cuando la furgoneta se acercaba al hotel observaron varias de sus ventanas que dejaban ver luces en el interior. Justo cuando el vehículo paró frente a lo que debió ser la puerta de entrada, todas aquellas luces se apagaron. Se miraron todos con una sonrisa entre emocionada y nerviosa y relegando la visión de la luz para más tarde, saltaron del vehículo con rapidez para ir sacando el abultado equipo.
    Una vez vaciaron la furgoneta, y con los focos de la misma encendidos para ver bien en la oscuridad de la noche, quedaron absortos observando como la puerta de entrada estaba tapiada cerrándoles el paso. Las ventanas del la planta baja también estaban cementadas. Con una linterna de alta potencia fueron rodeando el edificio buscando otra entrada pero todas las puertas que hallaron lucían de la misma forma, cerradas con cemento y ladrillos.
    De nuevo, frente al acceso principal observaron las ventanas luciendo iluminación. Buscaron con la mirada una que tuviera más fácil el acceso para así poder sustituir la puerta de bienvenida. Ninguna parecía estar a una altura razonable como para poder cargar el equipo e introducirse por ella. Desconcertados, tras unos minutos reflexionando, Sara observó una pequeña abertura enrejada en uno de los laterales.
    - ¡¡¡ Hey, mirad !!! -dijo- ese ventanuco debe dar al sótano. Vamos a ver que anchura tiene, a ver si podemos entrar por ahí.
    El grupo se acercó a la nueva esperanza que acababa de encontrar Sara. Retiraron una malla metálica que la cubría en primera instancia y tras deshacerse de ella, rompieron el cristal que hacía de ventana. Tenía la anchura necesaria como para poder introducir el equipo y pasar ellos mismos, así que, sus ojos se iluminaron y la emoción volvió a reflejarse en sus rostros.
    El sótano estaba oscuro. Una vez que los cuatro y todo el equipo de grabación estuvo dentro llegó la segunda dificultad a cubrir, encontrar el acceso al piso de entrada. Aquella sala estaba llena de trastos y escombros y la oscuridad dificultaba en gran medida la visibilidad y la orientación. Al fin, uno de ellos topó con la escalera que subía a la planta baja, faltaba algún escalón por lo que tuvieron que subirla no sin precaución. Curiosamente la puerta de acceso estaba abierta, desencajada y con algún agujero astillado en su base de madera. Cuando cruzaron el umbral unas cuántas risas se dejaron oír haciendo eco por todo el espacio casi abierto que la destrucción de las paredes había permitido. Pensaron en aquello como una fatalidad, pues el equipo todavía no estaba montado y sin duda hubiera sido una buena psicofonía, y a Rafa no le dio tiempo de poner en funcionamiento la pequeña cámara auxiliar que portaba.

    Después de otear la planta de entrada, se plantaron ante la escalera principal y absortos observaron como la silueta iluminada de una mujer bajaba los escalones elevada por encima de ellos. Detrás de ellas, cinco siluetas más bajaban levitando. Cuando llegaron al último escalón, sus gargantas emitieron un sobrecogedor alarido al mismo tiempo que su vestiduras blancas se vestían de sangre. Instantes después desaparecían. Emocionados e inmóviles por unos momentos, se miraron los unos a los otros hablándose con sus miradas y vaticinando por el brillo de sus ojos que aquél iba ser un éxito rotundo. Rafa lo había grabado todo y rebosaba de satisfacción. Afortunadamente, el diseño de la equitación técnica, y su sistema de propio abastecimiento y autonomía, permitía la ausencia de electricidad. Lo depositaron todo en el lugar que creyeron adecuado y una vez liberados del peso, con sus linternas pasaron a escudriñar la planta superior en busca de algún fenómeno paranormal y del lugar idóneo para instalar el equipo. Cuando llegaron al piso de arriba, el peligro se mostró de inmediato. La construcción estaba muy deteriorada, había socavones que les asomaban al piso de abajo, escombros de paredes derruidas, basura esparcida … Juanjo, que era el único que había acudido a aquél edificio encantado con reservas decidió bajar a montar el equipo allí donde lo habían dejado, puesto que era un lugar más seguro. El resto se quedó arriba examinando el terreno con los ojos bien abiertos por lo que podría llegar a manifestarse. Su capacidad para estar relajados ante posibles manifestaciones era extraordinaria. La susceptibilidad les brotaba a flor de piel pero podían ser capaces de, ante fenómenos extraños, permanecer con la más profunda serenidad. Estaban acostumbrados y además, su trabajo les apasionaba.

lunes, 21 de marzo de 2011

El sótano: Desenlace


Cuando Rosa notó el aire frío y helador envolver el ambiente, supo que la función iba a comenzar. No podía ver pero sí sentir. Echó la vista hacia mí. Yo ya estaba despierta sonriendo a mi padre. Le seguí a él, como ya era costumbre y ella, me siguió a mí. Rosa pudo comprobar como la puerta del sótano se abría sola y como las luces no necesitaron de un interruptor pues se encendieron un instante antes a que cruzáramos el umbral. Rosa, una vez en el aseo de la sala, quiso comunicar con él, estaba tan segura como yo de que nos acompañaba. Derrepente ví como el alma de mi padre se introducía en el cuerpo de Rosa y comenzaba a sacudirlo tan agresivamente que tras unos momentos de intenso movimiento y convulsiones, Rosa cayó al suelo intentando atrapar aire que respirar. Por un instante tanto ella como yo, creímos que se ahogaba.
Rosa decidió quedarse unos días, instalarse en nuestra casa y estudiar el vagar de las almas de mis padres.
Tras las escenas vividas que tuvo con el alma de mi padre, Rosa tuvo claro la localización de mis padres. Había vivido cada noche y por unos instantes sus últimos momentos de vida, su agonía. Cuando le pidió al padre de Erik que escudriñaran el lago, supimos que mis padres habían muerto ahogados. Después de años de desaparición probablemente no quedarían restos, pero nos equivocamos. Sus cuerpos pudieron rescatarse aunque en un estado absolutamente de descomposición. Las difíciles pruebas para su identificación se pusieron en marcha y se determinó que efectivamente, se trataba de los cuerpos de mis padres.
El día del entierro, fue el más triste de nuestras vidas. Ya llevábamos años con mis padres desaparecidos, ya habíamos descubierto el macabro plan de mis tíos y al autor material del asesinato, ya debíamos estar tranquilas de tener a nuestros padres donde debían estar, pero ver como quedaban sepultados bajo tierra fue duro, muy duro. Allí, de pie bajo un sol resplandeciente, dábamos el último adiós a quienes nos habían dado la vida. Nuestro abuelo apenas derramó un par de lágrimas pero parecía llorar más por nosotras que por la pérdida de mis padres. En cambio, en casa, en ese sótano que tan importante había sido en mi vida y en la de mi hermana no dejaba de llorar. Nos abrigó cuanto pudo y con el tiempo, aprendimos a quererle.
Durante la primera semana después del funeral, la vida en nuestro antiguo edificio transcurrió de forma tranquila. Mis episodios de sonambulismo eran cada vez más distanciados y mis sueños mucho más tranquilos. Mi hermana Lara continuaba su relación con su novio y se la veía plena de felicidad. Mi abuelo ante la bajada de las ventas en los últimos tiempos decidió en común acuerdo con nosotras, reducir la venta y el volumen de libros, reduciendo la librería a lo que abarcaba la planta primera y que recibía al público. Mi abuelo había sido el dueño de una gran empresa, con sucursales en varias ciudades y su vida empresarial le había ido afortunadamente bien. Desde hacía un par de años estaba jubilado y en los últimos tiempos, antes de encontrarse con nosotras, había echado a la mar con un pequeño barco que poseía. A mi abuelo, si había algo que no le faltaba, era dinero por lo que aunque el negocio fuera mal, estábamos seguras de que no nos iba a faltar de nada. Así pues la segunda y la tercera planta pasaban a unirse a nuestro ático ampliando de este modo nuestro hogar. Por un tiempo pensamos en eliminar las lecturas y dejar el sótano como un lugar más íntimo tan solo para nosotros. Pero finalmente, decidimos que aquellas tardes de lectura irradiaban tanto arte, tanto bienestar y tantas ilusiones, que merecía la pena continuar. Lo que sí determinamos es que, su puerta siempre estaría abierta al contrario que en vida de mis tíos que se mantenía cerrada hasta los sábados por la tarde. Así, podríamos hacer uso de él en cualquier momento.
Durante unos días ayudamos al abuelo a reordenar la primera planta haciendo sitio al resto de las existencias de los dos pisos superiores. Era algo que él había emprendido con emoción y se le veía disfrutar dejando al descubierto los espacios tan bellos de aquel edificio y reordenando con mucho arte la primera planta para que todo su lugar. El día que el Inspector y dos acompañantes que dijeron ser colegas de profesión, nos visitaron para ver el resultado, se quedaron maravillados de aquella tercera planta donde el encanto de la construcción y la belleza que las ideas del abuelo habían aportado, se respiraba armonía. Tanto fue la maravilla que les pareció que le pidieron al abuelo quedarse unos minutos a contemplar.
El abuelo, después de esos días, una vez remodelado todo, a ratos desaparecía y yo, que era la que más tiempo pasaba con él en casa, le sorprendí en numerosas ocasiones en el sótano, siempre con los ojos humedecidos y recordando a su hijo. El hilo musical ahí abajo siempre estaba activo y la música clásica le ayudaba a liberar su mente. Por mi parte, entrar en el sótano ya no era una tortura pero sin que nadie lo supiera, después de aquella primera semana, empecé de nuevo, y ya llevaba un tiempo realizando viajes nocturnos detrás de mi padre que seguía apareciendo en mi habitación multitud de noches. Pero siempre despierta, consciente de que seguía al fantasma de mi padre. A mi madre ya no la veía vagar por todo el edificio, en esos días siempre esta presente a lágrima tendida en la tercera planta, siempre triste, parecía como si tuviera el alma desgarrada.
Después el miedo empezó a apoderarse de mí. Cuando bajaba al sótano, excepto las noches que lo hacía siguiendo a mi padre, una nueva alma se me manifestaba y me tendía sus manos. Era un hombre. En las ocasiones en las que sorprendía al abuelo allí abajo, también empecé a verle, sentado junto a él. Parecía suplicarle y lloraba mezclándose sus lágrimas con aquellas palabras que musitaba mi abuelo.
La tarde que Rosa vino a visitarnos, él llevaba todo el día encerrado en el sótano. Estaba claro que algo le atormentaba. A veces, tanto Lara como yo, pensábamos que ocultaba algo importante que temía mostrar. No nos preocupaba tanto el saberlo como el que él pudiera desahogarse, pero temíamos que además de desahogo necesitaba algo más. Le comenté a Rosa el estado en el que encontraba a Marcos, y ella, a penas se vio sorprendida. Después me decidí a confesarle que los episodios con mis padres seguían sucediéndose, siempre por separado y que a ellos se había unido la presencia del sótano. Con el gesto serio me miró y dijo:
- Creo que ha llegado la hora, no podemos seguir así. Demasiadas almas desconsoladas que muestran arrepentimiento y dolor. Hasta que no obtengan lo que necesitan, no podrán descansar en paz.
- ¿De qué hablas, Rosa? Pregunté ¿qué tormento las castiga?.
Rosa se levantó de su silla y respirando hondo volvió a decir:
- En esta casa hay cuatro almas atormentadas. Tú y sólo tú, puedes ver las cuatro. Mañana, volveré acompañada del Inspector de policía a eso de las cinco de la tarde. Debéis estar los tres.
Yo tenía muy claro de qué cuatro almas se trataba, mi padre, mi madre, aquella presencia del sótano y claramente, la de mi abuelo, pero lo que no podía discernir de todas eran sus tormentos. Hablé por separado con Lara y con mi abuelo y aludiendo al esclarecimiento total de la desaparición de mis padres, les dije que tanto Rosa como el padre de Erik vendrían a darnos el resumen total de la muerte de mis padres. A Lara, no le nombré mis encuentros y al abuelo, no le hablé de los conversado con la medium.
Al día siguiente, puntuales, llamaron al timbre. Rosa y el inspector volvieron a aparecer acompañados de personal especializado. Como ya era habitual, bajamos todos al sótano. Allí encontré a mi padre, a mi madre y a aquél espíritu que no conocía pero que morando en el sótano me daba la sensación de que era el asesino de mis padres.
- Bueno, Marcos estará de acuerdo en esta reunión -dijo Rosa-¿verdad, Marcos?.
Mi abuelo la miró y después pasando su vista por cada una de las miradas de todos los presentes dijo:
- Tengo miedo, pero sí, debo hacerlo y enfrentarme de una vez.
El inspector de policía con un par de carraspeos como queriendo aclarar su voz se dispuso a hablar:
- “Bien, veréis. Después de todo lo acontecido y de las continuas declaraciones que han ido aportando vuestros tíos, principalmente Raquel, el caso sobre la desaparición y corroborada muerte tanto de vuestro padre como de vuestra madre, paso a contaros lo más detalladamente posible como ocurrieron los hechos. Os adelanto que quizá no haya tanta dureza en mis palabras como en lo que significan. Las primeras declaraciones de vuestros tíos, fueron rotundamente falsas. Aunque hubieran acabado también con vuestras vidas necesitarían el transcurso de alrededor de 9 años para solicitar los bienes de vuestros padres, excepto que se encontraran los cadáveres y no hubiera pruebas que los incriminaran, por supuesto. Pero ellos planearon todo con el fin de que no aparecieran nunca, con lo cual, había otro motivo por el que actuaron de esta forma. Teníamos claro que una venta estaba por medio y una venta importante porque siempre hablaron de una cantidad de dinero desorbitada. Ahora bien, tenía que ser algo que pudiera pasar desapercibido a la hora de vender y que pudiera hacerlo sin permiso de nadie. Cuando Rosa se trasladó unos días aquí para comprobar los episodios paranormales que Sandra estaba viviendo con las almas de vuestros padres muertos y convencida de que intentaban decir algo que seguramente arrojara luz sobre el caso, descubrió varias cosas. En primer lugar y como ya sabéis, gracias a ella y la manifestación de vuestro padre en su cuerpo, descubrimos la muerte que habían recibido tanto él como vuestra madre así como dónde se encontraban los cuerpos. Lo siguiente que descubrió no os lo contó“.
- Rosa continuó “Cada vez que vuestra madre se manifestaba, yo la sentía. No podía verla pero imaginaba perfectamente la estampa y digo perfectamente porque Sandra, que si podía verla corroboraba lo que captaba mi imaginación. Empecé a analizar las escenas, las imágenes que conservaba en mi mente de todas sus apariciones y encontré un elemento común a todas ellas. En las posteriores visitas que os he hecho, las apariciones de vuestra madre han sido exclusivamente en la tercera planta. Cuando vuestro abuelo despejó el piso con el fin de añadirlo al hogar pensó que aquel espacio abierto, entre piedra y arcos, los cuadros que estaban esparcidos por todo el edificio le darían belleza al lugar. Así pues comprobé, que en las primeras apariciones de vuestra madre, además de mostrarse siempre sentada variando el asiento, sobre ella siempre lucía un cuadro. Cuando todos fueron reunidos en el tercer piso, vuestra madre ya no se movió de allí. El día que el Inspector vino a ver el resultado de la remodelación, estaba sobre aviso por mi parte. Sus compañeros, aquellos que le acompañaban aquel día, eran técnicos especializados en obras de arte. Raquel y Jon no hablaron jamás de los cuadros hasta hace cuatro días. Ella tenía la convicción de que tarde o temprano saldría confiada en que los cuerpos de vuestros padres no se hallarían jamás y aliviada de no ser la autora material del asesinato en el sótano. Pero como los cuerpos ya han aparecido, tiene un delito más del que ser acusada. Ya tiene claro que no podrá disfrutar de lo que aquellos cuadros pudieran aportar“
El inspector volvió a hablar:
-“Las obras de arte que tenéis acumuladas en esa planta, fueron regalos para la librería de un amigo que tenían en común vuestra tía y vuestra madre. Respondía al nombre de Miguel. Ni Jon ni vuestro padre, le conocían. Ninguna de las dos hermanas sospechaban nada e ignoraban completamente su procedencia, es más, siempre creyeron que se trataba de puras imitaciones. Raquel sabía la relación que vuestra madre mantenía con aquel hombre paralelamente a la que tenía con vuestro padre. Con frecuencia solían verse y daban rienda suelta a su calidad de amantes. Vuestra madre se negó a devolverle las obras y Raquel vio entonces su oportunidad. Aquellos cuadros eran de ambas, de la librería y vuestra tía le dijo a aquel hombre, que no solo su hermana tenía la palabra y que ella estaba dispuesta a devolvérselos si se embolsaba la mitad del importe de la venta global, que suponía muchísimo dinero. El aludió que el riesgo tanto en su adquisición como en la venta lo corría él y andar en el mercado negro, con gente tan poderosa, era arriesgado. Raquel jugó baza diciendo que el teléfono para llamar a la policía la esperaba. La decisión de vuestra madre se mantuvo. No hubo forma de convencerla ni por parte de Raquel ni de su ocasional amante. Sin hacer propuesta alguna, Raquel y Jon con tintes insinuantes, insistieron a aquel hombre en que si su hermana se negaba nada había qué hacer obligandole indirectamente a actúar solo como él sabía. Miguel, decidió entonces liquidar a vuestros padres. Cierto es que el día que llevó a cabo el crimen, Raquel le echó una mano reuniendo a sus dos víctimas. Cuando Sandra escuchó a Miguel decir en aquel sótano “ahora quiero mi dinero”, no se refería exactamente a la moneda, si no a los cuadros. Raquel y Jon pensaron que a aquél tipo, enredado en asuntos de corrupción y de mercado negro, nadie le echaría de menos y por otra parte, siempre encontrarían la forma de dar salida a esas obras de arte. Así que decidieron quitárselo de medio.”
- Mi abuelo entonces ….rompió a llorar.
Mi hermana y yo le miramos sin comprender y Rosa, en aquel momento dijo:
- El espíritu de Miguel es el alma que aciertas a ver en el sótano, Sandra. Retiramos el cuerpo pero él no descansó. Miguel, era el hijo de vuestro abuelo Marcos …. Se siente atormentado y necesita el perdón de su padre. Marcos baja tan a menudo aquí, al sótano, porque aquí se siente cerca de él.
- ¿cómo? dijimos ambas al mismo tiempo, entonces Marcos es un impostor, no es nuestro abuelo. ¿qué significa todo esto?.
- Veréis, continuó el inspector … Cuando Marcos se acercó a la comisaría después de que los medios de comunicación se hicieran eco de lo ocurrido aquí, en este sótano, alegó que hacía años había denunciado la desaparición de su hijo y que podía tener relación con este caso ya que, conocía perfectamente la amistad que mantenía tanto con vuestra madre como con Raquel, y por supuesto, estaba al tanto del ocasional idilio que mantenía con vuestra madre. Las pruebas de ADN se realizaron por descartar lo contrario a lo que finalmente ha terminado siendo pero los resultados nos desorientaron. Evidentemente, este hombre tenía parentesco con vosotras. De no haber sido así, ningún Juez le hubiera otorgado vuestra custodia. A raíz de esto, pedimos a Marcos que nos ayudara en la investigación y que solicitara vuestra tutela pues realmente las circunstancias apuntaban casi con total seguridad a que el cadáver encontrado en este sótano correspondía a Miguel, que además, era vuestro padre. Una vez tuvimos terminadas las pruebas correspondientes al cuerpo lapidado cotejando sus muestras con las que obtuvimos de vosotras anteriormente, todo ha quedado claro. Cuando fueron hallados los cuerpos de vuestros padres, conocedores ya de lo que acabamos de contaros, las muestras de vuestra madre coincidían totalmente con las vuestras pero evidentemente, las de vuestro padre no. Fue un dato que decidimos ocultaros pero que tras los acontecimientos paranormales que se venían sucediendo hemos decidido contaros hoy. Mientras la verdad no saliera a la luz, el tormento de estas almas no iba a verse aliviado. Ambas, sois hijas de Miguel fruto de los encuentros que mantuvo con vuestra madre, aunque él, nunca lo supo.
Ví como las presencias de mi madre y de mis dos padres se convertían en humo y se esfumaban.
- Cuatro almas atormentadas que se liberan…….-dije mirando a mi hermana-, y dos que acaban de meterse en la tormenta.

domingo, 20 de marzo de 2011

El sótano: Segunda Parte




Según la declaración tomada a mis tíos, mi tía Raquel, nombrada nuestra tutora y disponiendo de nuestra custodia por decisión de un Juez, había tramado con su compañero Jon una serie de infortunios a corto plazo para deshacerse también de nosotras y conseguir así adueñarse totalmente del edificio de mi abuelo, pues tras nuestra muerte, no teniendo nosotras otros familiares, heredaría la parte que correspondía a mi madre y que legítimamente nos pertenecía a Lara y a mí. En el interrogatorio de la policía, después de confesar su culpabilidad con todo detalle, dijeron que la gran cadena hostelera con la que estuvieron en contacto durante varios meses había propuesto comprarles el edificio a cambio de una cantidad desorbitada de dinero. Pensaban derruirlo con el fin de construir un complejo turístico de lujo. Mis padres se negaron en todo momento a vender, el valor sentimental y emocional de aquel edificio hecho negocio formaba parte de la tradición familiar y desde luego y sobre todo mi madre, quería seguirla. Así que, enloquecidos por la pérdida de aquella oportunidad decidieron hacerles desaparecer a manos de un mercenario y después ya se encargarían de nosotras. Ante la pregunta de por qué pasados 6 años, no habían seguido los planes ideados(afortunadamente para nosotras), contestaron sin ningún tipo de escrúpulo que fue la mala suerte la que, después de haber hecho el primer trabajo, o sea, deshacerse de mis padres, el comprador se echó atrás diciéndoles que había encontrado un emplazamiento mejor.
La noticia del asesinato y de la macabra maquinación de mis tíos resonó con gran fuerza tanto en el pueblo como fuera de él. Así pues, después de que los medios de comunicación se hicieran eco de nuestra desgracia, la siguiente sorpresa que nos visitó fue descubrir que teníamos un abuelo paterno del que ni Lara ni yo no teníamos constancia de que viviera y mucho menos, Raquel y Jon. Si lo hubieran sabido, probablemente habrían añadido una muerte más en su agenda asesina.
Cuando la justicia se hizo cargo de mis tíos y los servicios sociales abordaban nuestra situación, aquel hombre apareció reclamando una parentesco que hasta nosotras mismas pusimos en duda. Mi padre hablaba poco del abuelo, tan solo pequeños detalles de cuando él era pequeño. Mi hermana, con seis años más que yo, tampoco contaba con ventaja pues lo único que le habían contando es que su abuelo había muerto entre las olas del mar. Para nuestra sorpresa, presentó documentación legal y real que confirmaba su parentesco. Además, se le practicaron pruebas de ADN y todas ellas corroboraban sus intenciones, palabras y documentos. A nuestros ojos, era un completo desconocido y la idea de comenzar una nueva vida con él nos creaba inquietud e inseguridad pero al fin y al cabo, de no haber aparecido él, hubiéramos ido a parar a una casa de acogida. Probablemente alguien me hubiera adoptado separándome así de Lara, pues mi hermana, a punto de cumplir los 17 no entraba dentro de aquella circunstancia. Así pues, aceptamos aliviadas la decisión del sistema, que ante la clara evidencia otorgó nuestra custodia y tutela a nuestro recién estrenado abuelo.
Cuando entramos de nuevo en nuestra casa, el olor a libros nos impregnó sintiéndonos a pesar de todo lo acontecido, en nuestro hogar. Aquel hombre que nos acompañaba, minutos después de cruzar el umbral, inmóvil como una piedra y respirando profundamente con los ojos cerrados dijo: todo sigue igual … todos siguen aquí. Lara y yo nos miramos perplejas y ante nuestras miradas interrogatorias explicó: “me refiero a los libros, maravillosos compañeros de viaje”. El abuelo, acto seguido, dejó en el suelo un pequeño bolso de viaje que llevaba consigo y sin mediar palabra y como llevado por la atracción, se dirigió en primera instancia al sótano. La sala estaba precintada por la policía. Esperábamos que al día siguiente fueran a retirarla.
- ¡¡ Maldita sea !! dijo, tendré que esperar a mañana.
A la mañana siguiente desperté antes que Lara. Aturdida todavía por toda la situación me costó reaccionar. Después de vestirme con un chándal me fui a la cocina a desayunar con la esperanza de que nuestro nuevo tutor no se hubiera levantado todavía.
Mi nuevo tutor entró al poco tiempo.
- Buenos días, veo que ya te has levantado. Ha venido la medium que intervino en todo esto. Desea veros a ti y a tu hermana. Anda, despierta a Lara y después de desayunar bajad.
Lara todavía no había terminado el desayuno y como la espera me estaba poniendo nerviosa me adelante. Cuando bajé a la primera planta sorprendí a mi abuelo, a la medium y al padre de Erik en plena conversación.
- Me dijiste que asegurabas que mis padres allí donde fuera, estaban juntos ¿por qué ahora lo pones en duda? Interrumpí al escuchar las palabras de la medium …
- Oh, buenos días preciosa, dijo ella y se acercó a mí dándome un fuerte abrazo, ¿cómo te encuentras? ¿y tu hermana?, dijo
- Bien, estamos bien, pero contéstame por favor … ¿ qué sabes de mis padres ? ¿por qué ahora dices que no están juntos ?
Escuché el sonido que producen los pies al bajar escalones y la voz de mi hermana se hizo oir. Me giré para verla.
- Sandra, recuerda que el padre de Erik dijo a nuestros tíos que iban a reabrir el caso de la desaparición de papá y mamá aprovechando la presencia de Rosa, la medium que había resultado tan eficaz para la resolución de casos similares detallando la localización de personas desaparecidas o lamentablemente la de sus cuerpos. Supongo que querrás al igual que yo que nuestros padres sean enterrados y descansen en paz. Tanto el inspector como Rosa desean hablar con nosotras para ver si recordamos algo de los días anteriores en los que nuestros padres desaparecieron. Lo siento, pero ya sabía que iban a venir.
Bajamos todos al sótano, incluso mi abuelo y allí, sentados en las sillas que se utilizaban los días de lectura comenzamos nuestra andadura. Yo no podía recordar gran cosa, nada especial, tenía tan sólo cuatro años cuando perdía mis padres y solamente les hable de lo cariñosa que era mi madre y de lo que nos quería. Pero Lara sí tenía algo que contar, en aquél entonces tenía algo más de 10 y sus recuerdos fueron fundamentales para la investigación. Dijo que días antes de la desaparición de mis progenitores, mi padre que pasaba horas en el sótano dejó de frecuentarlo tanto para quedarse cerca de mi madre en la segunda planta.
- Creo que….. comenzó a explicar Lara, empezó a notar algo extraño porque un día hablando en la comida le preguntó a mi madre por aquel individuo que últimamente visitaba a diario la librería reduciendo la visita tan sólo a esa sección y que se interesaba tanto por como estaban clasificados los géneros y los tipos de lectura acercándose a menudo a mi madre y haciéndole continuas preguntas. “creo que quiere montar su propia librería, está tomando ideas” contestó mi madre.
- ¿y tu madre?, preguntó el padre de Erik, ¿notaste algún comportamiento fuera de lo normal?
- No, especial no pero quizá sí que le notaba a ratos ausente y preocupada pero enseguida volvía a su trabajo.
- ¿Recordáis el día que desaparecieron? Pregunto Rosa… como fue, a dónde fueron, si salieron juntos, si lo hicieron por separado.
Yo negué con la cabeza y me encogí de hombros. Miré a Lara quien reflexionó unos instantes escudriñando su memoria.
- Mi madre salió primero, estoy segura. No recuerdo bien pero dijo algo del banco, que tenía que hacer algún trámite. Raquel se quedó al cargo junto con mi padre del establecimiento, dijo.
Después de una pausa prosiguió diciendo Lara,
- Raquel le dijo a mi padre que fuera tras ella, que seguro su intervención sería necesaria para algo y que ella podría encargarse sin problema de la tienda. No había mucha clientela y la poca que había estaba reunida en la primera planta.
- ¿Recuerdas si ese día aquel extraño individuo pasó por la tienda? Preguntó Rosa.
Lara volvió a reflexionar … no, no lo recuerdo dijo.
- Muy bien, chicas, creo que por hoy es suficiente, dijo el inspector.
- Sí, seguiremos hablando mañana, dijo Rosa, lo habéis hecho muy bien preciosas.
Aquella noche me desperté de madrugada con una sensación extraña. Abrí los ojos rápidamente. No era un viaje nocturno, estaba bien despierta. A los pies de mi cama mi padre me sonreía tendiéndome su mano. Lejos de asustarme, me incorporé para ir hacia él pero se esfumó. Al instante le ví salir de la habitación haciéndome un gesto para que le siguiera. Me quedé muda pero la satisfacción de verle me hizo seguirle. Bajamos a la primera planta donde él permaneció unos instantes quieto. Reanudó sus pasos y sonriéndome de nuevo me invitó a bajar al sótano. Las luces se encendieron solas. Se giró de nuevo para mirarme y tras introducirse en el baño que días antes fue descubierto, se posó justo donde el cadáver de su asesino y del de mamá posaba cuando lo encontraron y con el rostro derrepente entristecido y negando con la cabeza desapareció.
- ¡¡ Pobrecita !! dijo Lara en voz baja para no despertarme creyendo que era otro de mis viajes sonámbulos. Me había seguido como normalmente lo hacía cuando sentía que me levantaba, con el fin de que no pudiera hacerme daño.
- No Lara, no estoy soñando, estoy bien despierta. Papá me ha traído hasta aquí, quiere decirme algo sobre el asesino, estoy segura. Lleva varios días visitándome por la noche. Y también mamá, pero ella siempre está sentada y tan sólo llora.
- Venga, vamos Sandra, tienes que descansar. Mañana hablaremos de esto con Rosa … ¿por qué no le dijiste nada ayer por la mañana?
Al cabo de una semana, Rosa y el inspector volvieron a casa pero esta vez, para traernos noticias.
- Bueno, tengo que deciros algo importante comenzó a explicar el padre de Erik, “Todavía esperamos las pruebas de identificación del cadáver que encontramos en el sótano. Sabéis que el estado de descomposición era avanzado e identificar de quien se trata es complicado. Sabemos que es el asesino y Rosa está intentando visualizar en estos días cómo fue todo comenzando por el principio. Se le ha vuelto a tomar declaración a tus tíos y Raquel nos ha contado que una vez se pusieron en contacto con él, el asesino se empeñó en frecuentar el establecimiento para espiar los movimientos de vuestros padres. En ningún momento aquel individuo mostró su rostro. En su primer encuentro, en un callejón en plena noche, el se presentó con un pasamontañas y las veces que frecuentaba la tienda, una aparatosa bufanda y unas oscuras gafas de sol cubrían su cara. Creemos que ese hombre era aquel por el que vuestro padre había preguntado a vuestra madre preocupado por sus visitas diarias y las continuas preguntas. Raquel dice que fue discreto, que jamás le preguntó nada a vuestra madre pero todo lo demás encaja. Aquel día, un instante después de que tu madre saliera, el asesino hizo un gesto a Raquel y salió del establecimiento. Abordó a vuestra madre por el camino. No sabemos como la convenció pero se fue con él. Todo fue muy rápido. Tu tía entonces insistió a tu padre para que fuera tras ella y cuando salió, les pilló caminando por delante de él.”
- Con estos datos, dijo Rosa, ya tengo por donde empezar. Sé que tus padres, allí donde estén, están separados. Lo siento, pero eso es lo que acierto a ver. A cada uno, algo le atormenta, pero me temo que no lo mismo.
- Pues averigua por qué, le pregunté, y proseguí, yo también estoy segura de que no están juntos.
A continuación le conté los episodios que había padecido varias noches atrás siguiendo a mi padre hasta el sótano y la visión continua de mi madre sentada en la habitación que yo estuviera. fuera cual fuera, llorando desconsoladamente.
- Además, creo que el abuelo también nota algo ¿no es así? Le pregunté mientras posaba mi mirada en sus ojos. Esas horas en el sótano sentado sin hacer absolutamente nada y en total concentración, con los ojos evidentemente emocionados a punto de echarse a derramar lágrimas significan algo.
Nuestro nuevo tutor, sintiéndose descubierto cruzó su mirada con la de Rosa y dijo.
- Ya veo que me has observado, Sandra. En verdad creo, que hay algo en ese sótano, pero no lo que aludes. La tristeza de haber perdido a mi hijo es lo que me invade allí, porque allí, fue donde sus asesinos celebraron su muerte.
Durante los día siguientes Rosa, visitó nuestras casa, especialmente el sótano. Su susceptibilidad le hizo sentir a mi madre y oir sus lloros pero hasta que no probó a quedarse una noche a dormir, no comprobó que la presencia de mi padre era cierta. La noche en que ella se quedó a dormir, lo hizo en mi habitación. Lara, que seguía durmiendo conmigo para vigilarme por las noches, cambió de alcoba aquel día. Rosa se metió en su cama y esperó.

viernes, 18 de marzo de 2011

El sótano



   
    Recuerdo que tras la desaparición de mis padres, mi tía Raquel junto a su marido, se trasladaron a vivir con nosotras. Nunca supimos que les sucedió a nuestros progenitores, simplemente un día no volvieron y al cabo de los años se les dio por muertos. Aquello nos creó en su momento a Lara y a mí, inestabilidad y problemas de ansiedad. Mi hermana, que era seis años mayor que yo, logró superarlo pero yo me ví inmersa en múltiples trastornos del sueño que alteraban cada una de mis madrugadas. Le pedí insistentemente a Lara que no dijera nada de mis terrores y mis desvelos viajeros a mis tíos. Fue Lara quien estuvo consolándome y ayudándome durante el transcurso de los años. No sabía definir exactamente por qué, pero tanto mi tía como su esposo nunca me inspiraron confianza y mucho menos, amor. Había algo en ellos que me hacía odiarles intensamente pero aparentemente no tenía razones para ello, ni yo misma lograba comprenderlo. Raquel trabajaba con mis padres pero nunca obtuve de ella un feo gesto o mala palabra. Mi hermana Lara no entendía mi actitud para con ellos y trataba por todos los medios de calmar mis instantes de rabia.   Además de aferrarme a Lara procuré encarecidamente no separarme de mis cuentos, fieles amigos y pasaba el tiempo dibujando cosas sin sentido con las cuales me repetía y daba rienda suelta a la rabia que sentía en mis entrañas. Yo contaba tan solo cuatro años y mi hermana Lara 10. Raquel quedó al cargo del negocio familiar, la librería con más prestigio del extenso pueblo en el que vivíamos. Generación tras generación, aquel palacete antiguo había ido siendo objeto de herencia de padres a hijos y el establecimiento pertenecía tanto a mi entonces difunta madre como a mi tía Raquel. Fue la herencia que mi abuelo dejó a sus amadas hijas y que lamentablemente, creó innumerables discusiones entre mi madre y mi tía. Su fachada aparentemente lucía del inicio de otro siglo, y su interior había tenido que ser restaurado hacía ya unos años. Conservaba el encanto de lo añejo, pero las líneas modernas ahora convivían en armonía con él. Nosotros vivíamos en el ático del edificio. La amplitud y sus tres pisos, permitían que aquella casa del libro siempre estuviera ordenada. Las historias infantiles y las aventuras y desventuras adolescentes habían volado a la última planta, donde los libros de texto, globos terráqueos, mapas y un sinfín de elementos estudiantiles les hacían compañía. Las novelas en todos sus géneros, la poesía, la narrativa, los manuales, las guías ….todos ellos habían hecho parada en el segundo piso. En la primera planta, esa que recibía a los clientes en primera instancia, la historia, en todas sus facetas tomaba el protagonismo. Además, había una planta baja, donde las tardes de los sábados, cuando la librería cerraba a la venta, se realizaban lecturas de relatos o breves novelas de escritores anónimos y principiantes que tímidamente pero llenos de ilusión mostraban sus obras a un pequeño grupo de oyentes. Era un sótano abovedado, de fría piedra pero de cálido ambiente. Los trabajos de remodelación de aquella sala habían empezado antes de la desaparición de mis padres. Mi madre quería ir poco a poco rehabilitando más espacios, le encantaba aquel edificio. Durante unos meses, estuvo cerrada hasta que las obras finalizaron. Mi tío se encargó de toda la obra a pesar de que Raquel, discutió en varias ocasiones con mi madre porque no creía necesario hacer esa obra. No le interesaba que se reabriera para acoger aquellos ratos de lectura. Estaba claro que mi tía no tenía el mismo apego que tenía mi madre por aquella herencia familiar. Jon, realizó la obra comenzándola en vida de mi padre y terminándola pocos días después de su muerte. La sala cambió, conservando su aire de antigüedad pero dotándola de un toque moderno. La pared del sótano estaba bordeada de pequeños arcos en cuyo interior cementando se lucían dibujos de artistas anónimos y callejeros que se habían sentido encantados de plasmar su arte donde pudiera ser admirado. Tenía una entrada magistral. Seis escalones abrigados por muretes en ambos lados precedían a la puerta de madera y doble hoja que la guardaba. Desde el domingo al sábado por la mañana permanecía cerrada con llave. Solo las tardes de los sábados parecía tomar vida, demasiada de la que yo hubiera querido. Yo misma, me volvía loca pensando en que había sucedido con aquel sótano al que tanto me gustaba bajar con mi padre. Después todo cambió de repente y sólo mirando la puerta el cuerpo me temblaba y se atormentaba mi mente. Distinguía voces que reían a carcajadas como burlándose de mí y que por supuesto, lograban ponerme los pelos de punta. Mi tía desconocía que aquella estancia me daba pavor pero me pedía cada tarde de lectura que abriera la sala y la preparara antes de que llegaran los invitados. Más de un sábado sufrí un ataque de ansiedad por soportar aquellos fenómenos que me hacían temblar de miedo y tenían mi alma aterrorizada.. Lara temía por mí, se sentía atada de pies y manos, entre la espada y la pared, pues yo le había pedido en numerosas ocasiones que se mantuviera callada creyendo que había logrado que mi hermana no dijera nada. Así pues, procuraba estar conmigo todas aquellas tardes de lectura y todas aquellas madrugadas para darme su apoyo y poder consolar mi angustia.
    Así transcurrieron varios años, soportando mis males nocturnos y mis episodios de terror relacionados con el sótano ayudada por el cariño de mi hermana.
    - Bueno Sandra, ya tienes 10 años, creo que puedes quedarte sola durante estos días. Además esta tu hermana, no te faltará de nada. Jon y yo necesitamos unas vacaciones. La librería cierra por quince días, no pasa absolutamente nada, me dijo Raquel.
    Lara trajo a casa a su novio, un chico cuatro o cinco años mayor que ella y se quedó con nosotras durante los días en que mis tíos estuvieron de viaje. Raquel y Jon desconocían que mi hermana mantenía relación con aquél muchacho pero al igual que el resto del barrio, si conocían al chico. Erik era el hijo del inspector de policía y de una psicóloga renombrada. El, había tomado el mismo camino que su madre y estaba estudiando psicología
    Durante aquellos días, aunque mis trastornos del sueño casi habían desaparecido, la carencia de mi hermana, cuyas noches habían pasado a ser más interesantes por la compañía de su novio hicieron mella en mí. No se desentendió del todo pero mis contratiempos nocturnos le resultaron inoportunos la mayoría de las ocasiones. Fue Erik quien, desconociendo totalmente lo que yo venía sufriendo hasta entonces, y descubriéndolo de primera mano, se interesó más por solucionar aquella situación. En principio, no entendió en absoluto como no había sido visitada por algún psicólogo durante todo ese tiempo, ni como ni Rakel ni Jon habían hecho nada al respecto. Le dije que mis tíos no sabían nada y que él era la tercera persona que conocía este secreto.
    Conforme los días iban pasando, yo notaba como Erik seguía cada uno de mis movimientos, me preguntaba cosas continuamente y analizaba mis reacciones. Me di cuenta entonces, que conocía perfectamente el trabajo que realizaba su madre y los estudios que estaba realizando y que yo estaba siendo su conejillo de indias, sus clases de prácticas. Todavía recuerdo el día en que, sentados a la mesa nos dijo :
    - Como no queréis que nadie se entere, he preferido no llamar a mi madre para que realizara un diagnóstico aproximado de lo que le sucede a Sandra. Por mi parte, como futuro psicólogo, diré que he barajado la posibilidad de que Sandra padezca algún tipo de esquizofrenia, pero no lo veo claro. Su lucidez es total en la mayoría de los momentos. Después de no encontrar ninguna enfermedad mental que me cuadre con las voces y lamentos que Sandra escucha cuando el sótano entra en juego, y a pesar de no haber terminado mis estudios para corroborar tal conclusión, he estimado que su mente no está enferma. Comencé a pensar que realmente esto era un tema de parapsicología y reflexionando recordé a Ana. Me he puesto en contacto con ella. Es la hija de una medium que ha trabajado en algún caso de la policía con mi padre. Se dedica más que todo a desapariciones pero dice que en esta ocasión también podría ayudarnos. Quizá haya alguna fuerza extraña en ese sótano que tan sólo tú puedes sentir. No todas las personas poseen el nivel de percepción necesario para experimentar fenómenos de esta índole. Ahora bien, para esto hay que hablar con vuestros tíos, no puede venir a casa sin su aprobación.
    -Pero ellos no saben nada de lo que me pasa con este sótano, dije.
    -Si lo saben Sandra, dijo mi hermana, lo siento … no podía seguir con la carga de saber tu terror al sótano cada vez que te acercabas, cada tarde de lectura y no hacer absolutamente nada. Se lo dije a Raquel, pero respondió diciendo que eran tonterías tuyas, que siempre quisiste llamar la atención de algún modo.
    - ¿También le dijiste lo de mis noches?, le pregunté
- No, de tus continuos viajes, de tus horribles sueños y de tus miedos no le hablé, contestó.
    - De todas formas, si no le importó lo que le dijiste, no accederán, ni ella ni Jon.
    - No os preocupéis, interrumpió Erik, hablaré con mi padre, veré lo que puedo hacer.
El padre de Erik, una vez que mis tíos estuvieron de vuelta se acercó hasta nuestra casa para hablar con ellos. Les comentó que ahora colaborando con la policía y trabajando directamente con él. una medium había resultado muy importante en varias investigaciones y que aprovechando esta circunstancia y aunque el caso ya se hubiera olvidado, había pensado que podrían probar para averiguar algo sobre la desaparición de mis padres y reabrir el caso. Debió ser muy contundente porque Raquel y Jon, a pesar de poner “peros” acabaron asintiendo.
    Aquella mujer me sorprendió por su imagen que distaba mucho de la que mi mente maquinadora se había imaginado. Creí que sería extravagante, repleta de abalorios y amuletos. Pero no, la discreción era la tónica general en su aspecto. Fue un trago tener que entrar en el sótano. Mi miedo no pudo reprimirse y los temblores y las risas burlonas volvieron a repetirse en mi cabeza. La mujer, dio un pequeño paseo recorriendo el diámetro de la sala, tocando las paredes y escudriñando cada rincón con su mirada. Nosotros permanecimos de pie cerca de la puerta. Lara me agarraba dándome cobijo. Después de unos minutos de tensión, la medium dirigió su mirada hacia nosotros y dijo:
    - Realmente, aquí hay algo …. presencia …..
    - A mi hermana se le iluminaron los ojos por un momento y exclamó ¡¡ Sandra, tienen que ser papá y mamá !!! Querrán contarnos como desaparecieron …Al fin sabremos qué pasó con ellos.
    - No, solo hay una presencia … dijo aquella mujer. Además, tus padres no están aquí. Donde quiera que estén, están juntos, te lo aseguro.
    Cuando salimos de la sala de lectura, sin mediar palabra nos reunimos en el hall de entrada. Yo estaba muerta de miedo, mi hermana Lara desconcertada, Erik y su padre, parecían estar disfrutando discretamente de la situación y mis tíos, estaban atónitos.
    - Si no son sus padres, se atrevió a decir Erik…..si solo se aprecia una presencia …. ¿por qué lo que escucha Sandra corresponde a más de una persona?tiene que haber algo … ella escucha las risas y las voces de varias personas, escucha golpes………¿cómo puede ser?.
    Ella me miró y dijo: - esta presencia no es la que molesta a tu mente y ni la que te causa terror.
    - Ahora, respira hondo y cuando cuente tres, despertarás, dijo aquella medium con la que me había retirado a solas y con la que llevamos a cabo una sesión de hipnosis, bajo el consentimiento de mis tíos y ante el estupor de mi hermana y su novio. Salió de la habitación con mi carpeta en las manos. Se acercó al padre de Erik y después de unos instantes manteniendo una conversación privada, el inspector instó a todos a acercarnos al sótano.
    La medium, ya con mi carpeta de dibujos abierta, aquellas pinturas que plasmaron mi rabia cuando mis padres faltaron, extrajo uno de ellos aunque cualquiera podía haber servido pues eran todos aparentemente iguales. Se acercó a uno de los arcos incrustados en la pared. Volvió su cabeza hacia mi y dijo: - No oyes las voces de almas errantes del más alla. Revives una escena del pasado que tu mente bloqueó debido al shok que su visión te causó, eras muy pequeña, y tan solo ha dejado escapar retales de lo que tus oídos escucharon. Pero esta presencia no se manifiesta, sabe que debe pagar pero gracias a ella podremos descubrir algo más. Con mi pintura entre las manos dijo … “Aquí es, este es el lugar“. La obra tipo grafitti que llenaba el interior de aquel arco se asemejaba increíblemente con mi dibujo. Fui la primera en quedarme de piedra, aquellos eran unos trazos que habia hecho cuando era muy pequeña. Entonces pasó a la acción el personal que había llegado acompañando al padre de Erik, por lo que deduje que aquella medium debía ser buena y que el inspector confiaba en ella. Vino con los permisos y órdenes pertinentes. Derribaron aquel muro y una vez destruido observaron lo que podía tratarse de un pequeño aseo. El olor a putrefacción fue como un puñetazo certero en el estómago ….. Y recordé …
    Era pequeñita y mi descanso siempre había sido todo lo contrario. Por las noches, me levantaba de mi cama de forma inconsciente y me recorría el edificio entero, de arriba abajo, totalmente navegando entre sueños. Era y sigo siendo sonámbula. Aquella noche, recién desaparecidos mis padres, Lara dormía profundamente y no se percató como el resto de las noches de que yo volvía a las andadas. En mis andanzas debí llegar al sótano. Las obras estaban iniciadas desde hacía días. Me acurruqué en un rincón, detrás de un armario que habían movido. Las luces me despertaron y unas voces jocosas comenzaron a oirse en la sala. Reconocí en dos ellas a mis tíos pero la tercera, la tercera me era totalmente desconocida. Por miedo a que me riñeran, permanecí en mi escondite agazapada. La voz extraña dijo: “bueno, ya está hecho, todo terminado y recabado, les aseguró que jamás los encontrarán.” Seguidamente las voces de mis tíos casi al unísono se convirtieron en plenas carcajadas y entre risas acerté a oir como Raquel decia, “pobrecitos, no sabían que tanta testarudez les traería consecuencias, jajá jajá ya no tienen que vender, jajá jajá, ya es nuestro”. “Ahora quiero mi dinero” dijo de nuevo la voz desconocida. Me asomé con cuidado y en aquel mismo instante mi tío comenzó a golpear una y otra vez a un hombre al que yo veía de espaldas con un atizador de hierro. Cuando dejó de moverse, cubierto de sangre, entre Raquel y Jon lo introdujeron en el baño. “ Ya tenemos un problema menos …, nos quedan otros dos. Veremos que se puede hacer con esas chiquillas jajajajaja pronto nos desharemos de este arcaico lugar en pos de la modernización por una cantidad indecente de dinero jajajaja “Mi tía abandonó la sala con rapidez y al primer descuido de su esposo pude salir de allí. Jon se quedó toda la noche en el sótano, supongo que tapiando el baño. Desde entonces, sin saber realmente qué había sucedido, ni quien era es hombre, no bajé a aquel lugar. Mi tío terminó las obras rápidamente. El día que los artistas callejeros vinieron, les hice gracia y me invitaron a quedarme con ellos. Mi mirada asustadiza y fija provocada por la entrada en aquel sótano les atrajo. La vista se me fue directamente al lugar donde aquel hombre ensangrentado debía estar … y así fue como el dibujo que maquillaba aquel terrible crimen se fijó en mi mente…..

sábado, 12 de marzo de 2011

Sueño o realidad



    Soraya viajaba sola. Su cita de negocios no iba a ser hasta el día siguiente a las 11.00 horas, pero decidió salir con el tiempo necesario para hacer noche en la ciudad donde el encuentro debía realizarse una vez llegara la mañana. Quería ir temprano al cementerio de aquel lugar, pues debía una visita a una amiga con la que por culpa de un malentendido sin aclarar, había perdido todo contacto. Hacía un par de meses se había enterado de su muerte y aquel hecho le conmocionó haciéndole sentir culpable.
Aquel, era un viaje de negocios. Por lo general, su pareja solía acompañarle en los viajes que a Soraya, su labor en la empresa le adjudicaba, pero en aquella ocasión, motivos varios se lo impidieron. Además de algunos trámites, su compañero, debía permanecer concentrado en su trabajo, en la planificación de un nuevo proyecto así que, el que Soraya se fuera con más tiempo del necesario, a Javier, su esposo, le vino de perlas.
    Los Cds. de música y las emisoras de radio, estaban siendo la compañía de viaje que sin duda le ayudaba a mitigar la falta de su fiel compañero sentimental y viajero y la sensación de soledad.
Poco antes de caer la noche, a falta de alrededor de una hora de trayecto, se sintió indispuesta. Un leve pero molesto dolor de cabeza con el que ya se había levantado por la mañana pareció de pronto multiplicarse en agudeza y Soraya se vio obligada a parar en el arcén. Afortunadamente, nunca faltaban en su bolso analgésicos, así que, introdujo uno en su boca seguido de un trago de agua mineral de una botella que llevaba junto a ella para abastecerse durante el viaje. Quiso telefonear a casa, pero cuando tuvo el móvil en sus manos maldijo el no haber cargado la batería antes de salir. Sacó el cargador adaptado para el coche y lo enchufó. Cuando los primeros signos de carga se lo permitieron, lo encendió y el sonido de varios mensajes sonaron repetidamente y de inmediato. Cuatro llamadas perdidas y un mensaje de texto. “Hola Soraya, veo que no me coges, te he llamado varias veces. Han avisado de tu oficina. La cita a la que te diriges se ha cancelado. Será mejor que vuelvas”. ¡¡Maldita sea!!, dijo. Respiró profundamente y reclinó su asiento con la intención de relajarse hasta que la pastilla hiciera efecto y pudiera volver a concentrarse en la conducción y en su trayecto, que ahora acababa de cambiar. Había madrugado esa mañana, tenía que dejar otros asuntos bien atados antes de salir, así que, los párpados comenzaron a pesarle y el alivio sintomático de su dolor, la relajó hasta quedarse profundamente dormida e inmersa en sus sueños.
      Conducía con una mirada nerviosa que escudriñaba en todas las direcciones y que ayudada en su trabajo de espía por los retrovisores, buscaba con esperanza, la presencia de otros vehículos. Pero parecía que aquella madrugada nadie había tomado la dirección por la que Soraya tuvo que optar obligadamente si quería llegar a tiempo a aquel encuentro tan importante.
    La solitaria carretera en la que ya llevaba rodando poco más de una hora, lejos de ser acogedora, se presentaba oscura y tenebrosa. A ambos márgenes, hileras de árboles de ramas retorcidas se erguían vigilándola mientras pasaba. Soraya, no podía negar que la situación implantaba dentro de su mente un cierto temor que intentaba controlar. Sabía que, si daba protagonismo a lo que aquella situación creaba en su cabeza, la imaginación tomaría las riendas y proliferaría de forma retorcida acabando por convertir esa sensación temerosa en un auténtico sentimiento de terror.
    Su estado empeoró cuando, sin razón aparente, la radio dejó de funcionar y con ella, la música y la voz del locutor que hasta el momento habían sido sus compañeras de viaje se esfumaron. No era cuestión de las ondas ni de la emisión en sí. El aparato se apagó y no pudo volver a ponerlo en funcionamiento. Enfadada, le propinó un par de golpes que por supuesto, no solucionaron el problema. Momentos después, la aguja de su marcador de velocidad se volvió loca, las luces de su automóvil comenzaron a parpadear, restándole visión para finalmente apagarse del todo. Con el último fogonazo que mató la luz de sus focos, se iluminó una figura que irradiaba luz propia en mitad del asfalto, a unos metros del vehículo y Soraya aturdida por la emoción de aquellos momentos, pisó el freno pero pareció equivocarse, como si en verdad fuera el acelerador el que puera pisado. Tras unos metros de avance y un fuerte golpe, el automóvil paró.
    Permaneció unos instantes inmóvil, paralizada por el terror que aquella serie de avatares le estaban infundiendo. Intentó convencerse de que aquello era un horroroso sueño. Por un momento imaginó que nunca regresaría a casa. Recorrieron su mente toda clase de escenas de terror, desde platillos volantes cargados de horrendos hombrecillos verdes que terminaban subiéndola a su nave y abduciéndola, malignos seres de la noche esperando alimentarse con su alma, hasta habitantes del bosque que aguardaban durante la madrugada para cazar conductores solitarios y someterles a los más terribles suplicios y torturas. Siempre había sido una adicta al cine de terror. Quizá, si no hubiera visto tantas películas de miedo, ahora no tendría aquella serie de pensamientos provocados por el compinche entre su memoria cinematográfica y su imaginación. Recordó principalmente aquella película del cine de terror que tanto le impactó y horrorizó en su momento …. “La matanza de Texas”, aunque bien era cierto, que cualquier film en el que la oscuridad, los árboles y la soledad fueran la morada de asesinos terrenales o del más allá, servía para estremecerse. Recuperando la movilidad en su cuerpo se agazapó en su asiento sin cesar de temblar, física y mentalmente. Además de por las ventanillas, al igual que durante todo el viaje, vigilaba los alrededores del vehículo controlando los retrovisores. Los cristales se empañaron como por arte de magia y un calor sofocante se apoderó del interior del automóvil. No hubo forma de apagar el acondicionador de aire que paso al estado de muerte al que momentos antes había pasado su aparato musical. Parecía como si el interior de su automóvil se hubiera encogido, provocándole una certera sensación de agobio. Cuando su mirada se posó en el retrovisor frontal adivinó ver una oscura silueta acomodada en el asiento trasero del vehículo. Era una mujer, de edad madura. Llevaba recogido su cabello en forma de coleta. Se le apreciaban en su rostro trozos de piel arrancados y el color de su tez, salpicado de roja sangre, se presentaba pálido. Un rostro totalmente desfigurado. Aquella mujer extendió su brazo queriendo tocar a Soraya al mismo tiempo que le decía que no tuviera miedo, que su intención no era asustarla sino pedirle perdón.
    De la garganta de Soraya se escapó un grito de terror desesperado, intentó abrir la puerta del coche pero estaba atrancada. Salió por la ventanilla que lucía sin cristal ya que durante los instantes del frenado fue asaltada por la rama de un árbol caído muy cercano al borde de la carretera. Corrió despavorida. Como en una alucinación, pudo comprobar que la carretera por la que había estado circulando había desparecido y que estaba rodeada de maleza y de sombríos árboles que parecían amenazarle. El ramaje iba rasgando sus ropas a medida que ella avanzaba. En su huida desesperada, perdió uno de sus zapatos y su pie, sangraba considerablemente víctima del corte con alguna piedra. Sus piernas tan solo protegidas con unas delicadas medias, fueron agredidas por la maleza dejándolas repletas de arañazos profundos al igual que sus brazos, que intentando abrir paso al resto de su cuerpo topaba con las ramas de los numerosos arbustos que moraban en aquel paraje.
    Aquella mujer le seguía de cerca, y con una voz de ultratumba, le repetía una y otra vez que necesitaba que le perdonara para que las dos pudieran sentirse en paz. Por un instante, Soraya, pareció olvidar el terror pensando en que esa aparición era la del alma de su amiga, esa a la que iba a visitar por la mañana a la morada donde su cuerpo inerte posaba y de la que en vida no pudo despedirse. Aquella con la que había roto una bonita relación de amistad por orgullo. No se atrevía a mirar hacia atrás, la idea de ver el espíritu de su amiga con la forma en que su cuerpo en vías de putrefacción reposaba en el campo santo, le hacía temblar. No entendía por qué era ella quien le pedía perdón, pues nunca quedó suficientemente claro quien de las dos se había equivocado, quien actúo mal o quien debió haber rectificado. Cuando al fin se armó de valor para parar y enfrentarse a la situación, tropezó con un pequeño arbusto enganchando sus pies entre sus zarzas y cayó al suelo. Un piedra de gran tamaño dio la bienvenida a su cabeza.
    Al despertar, lo primero que sus ojos observaron fue la cara de su amiga sonriéndole. El cambio de estampa de Marga, que ya no presentaba sangre ni heridas por ningún lado, llenó de tranquilidad el corazón sacudido y maltratado por los acontecimientos que había sufrido Soraya. Fue Marga la primera en hablar y después de una conversación en el que los sentimientos más puros afloraron y en la que la sinceridad y el perdón tomaron el protagonismo Soraya se encontró pisando la carretera donde había dejado su coche. Giró su cabeza para mirar a Marga desconcertada. Frente a sus ojos, la figura oscura que le había hecho correr hasta tropezar y golpearse en la cabeza, volvía a aparecer. Ahora se daba cuenta de que no era la misma persona.
    -Escucha lo que tiene que decirte, no hagas lo que ambas hicimos en su día ….dijo Marga tomando su mano.
    Soraya se acercó a aquel cuerpo magullado y cubierto de sangre que insistentemente imploraba perdón.
   -Lo siento, sé que te será difícil perdonarme, pero necesito tu perdón -dijo aquella mujer. Me encanta correr con mi coche y esta carretera es idónea para mis carreras. Apenas es transitada. Tomé la curva demasiado ajustada y a velocidad frenética. No me dio tiempo, me empotré contra tu vehículo sin poder evitarlo. Supongo que estabas dormida o tenías algún problema. Cuando comprobé que mi cuerpo inerte se desprendía de mi alma, comprendí que había abandonado la vida. Me acerqué al amasijo en lo que tu automóvil se había convertido segura de que tú también habías muerto y de que estarías tan desorientada como yo. Siento haberte asustado pero sin duda, tú estabas más aferrada a la vida que yo, puesto que hasta este mismo instante no te has dado cuenta de que has fallecido.

lunes, 7 de marzo de 2011

El corazón de la locura


Lina, no sabía realmente que le estaba sucediendo. Las sensaciones extrañas que siempre había tenido habían ido progresando a pasos de gigante. Ella decía que su concienzuda investigación sobre la radiación, en la cual se mantenía siempre ocupada, parecía haberle trastornado.
Todo había incrementando cuando trasladó su residencia a aquel instituto de investigación al que le animamos a ir dándole todo nuestro apoyo. Nos dijo que por motivos de lejanía iba a ser al mismo tiempo su vivienda y su centro de trabajo durante un tiempo indefinido. Infinito era demasiado tiempo para estar recluída en un lugar apartado sin señales de civilización en muchos kilómetros a la redonda pero al menos, no iba a estar sola. Nos hizo partícipes de que iba a trabajar con todo un equipo de personas que ya habitaban en el lugar pero nosotros ya sabíamos de antemano que iba a estar bien acompañada. Afortunadamente para ella, yo iba cada fin de semana a visitarla, me encantaba el entorno natural en el que aquel centro estaba enclavado y estaba claro, que tanto a mi hermana como a mí nos complacía mucho vernos cada sábado. Así, Lina se distraía y seguíamos manteniendo la cálida relación que teníamos desde que éramos muy pequeñas.
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Mi hermana, no distinguía si atravesaba la situación del Bruce Willis en “El sexto sentido”, y de Nicole Kidman en“Los otros”, o la de Belinda en “Entre fantasmas” . Estaba segura de que ella misma estaba viva, por lo que los dos primeros protagonistas podían ser descartados. La tercera opción era la que más se asemejaba a su estado, con la diferencia de que las almas que Lina veía, no le pedían ayuda para saldar cuentas pendientes antes de cruzar en paz al otro lado a través de la luz. Parecían estar viviendo con ella en una dimensión paralela porque día a día, se le aparecían ofreciéndole compañía.
En plena noche o a cualquier hora del día, los espíritus más variopintos y las almas de personajes famosos de la historia se le aparecían haciendo gala de lo que en vida les hizo destacar. Ninguno de ellos parecía querer asustarla deliberadamente sino todo lo contrario, conseguían inyectar tranquilidad en su mente investigadora. Siempre le brindaban una sonrisa esplendorosa al mismo tiempo que le mostraban retales importantes de sus vidas.
No le detallaban sus muertes ni como eran sus existencias en aquella otra dimensión, en el más allá, tan solo compartían deseosos su pasado en la vida con ella.
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El primer fin de semana que aparecí en el lugar, Lina, con una paz interior impresionante me contó como conoció a Van Gogh. Hasta esa fecha, la única conocedora de aquel secreto era yo. A sus compañeros nada les había contado y aunque no descartaba la idea de llegar a hacerlo, de momento prefirió no hacerles partícipes. Al fin y al cabo, si hubieran sido episodios traumáticos seguramente hubiera sentido necesario pedir ayuda llevada por el miedo. Pero aquel no era el caso, aquellas almas que compartían con ella momentos de intercomunicación, le infundían tranquilidad y le ayudaban a concentrarse.
Cuando el alma de Van Gohg se le presentó aquella noche estrenando con su aparición la cadena de presencias que luego fueron sucediendo, salía de la ducha. Con los ojos cerrados tanteó para coger la toalla y secar su cuerpo. Fue la mano libre del señor Gogh quien se la ofreció. El corazón le dio un vuelco cuando levantó sus párpados y al mismo tiempo que un escalofrio recorría su cuerpo, dio paso a un grito de temor y dejó caer la toalla al suelo. Cuando vio la pasividad y tranquilidad de aquel hombre que la observaba con gesto sereno, el miedo inicial que le hizo temblar desapareció como por arte de magia. Transcurridos unos minutos, pudo comprobar que con trazos de color podía mantener comunicación cabal con él. Durante un tiempo, las conversaciones con el pintor se sucedieron, todos los días, en situaciones y lugares diferentes.
Aquél sábado una semana después del primer encuentro con mi hermana, me presenté allí con una tienda de campaña, y las dos salimos a realizar una pequeña excursión por aquel maravilloso paraje. Aquella noche, acurrucadas en la intimidad de la lona, me contó el resto de apariciones que había experimentado.
Mi hermana estaba contenta con sus progresos decía que cada día su labor avanzaba un poco más pero no lo estaba tanto con los compañeros. Hablaba de que eran desagradables, que siempre se empeñaban en fastidiar llevándole la contraria. Me contó que al fin les había descrito sus apariciones y que no les gustó. Que a veces notaba como se reían de ella. .
La mañana que el espíritu de Elvis le recibió entre los setos del jardín, hablándole con rock and roll a través de su voz, Lina, lejos de asustarse, le ofreció su mejor sonrisa vestida de gala, pues la talla de aquel mítico personaje así lo merecía y acto seguido, se afanó en hacer un dúo vocal con él. También con él mantuvo encuentros posteriormente, deleitándose con su lenguaje.
La expresiva mirada de Lauren Bacall y su radiante hermosura apareció una mañana en el salón de actos mientras Lina se afanaba con los preparativos para la convención que se iba a dar lugar allí. Le mostró sus interpretaciones más magistrales y conocidas y aquellas otras en las que el éxito no las cuidó.
En la biblioteca, Gustavo Adolfo Becquer le visitó por primera vez, cargado de delicados poemas. La tinta de un viejo tintero y una pluma al uso estaban dispuestas a hablar con Lina en cualquier situación, derrochando poesía y belleza improvisando en cada momento el pergamino que las acogía.
Alternaba sus conversaciones e interlocutores me contaba. En cualquier momento, incluso cuando se encerraba en la sala de investigación, uno de sus nuevos amigos aparecía de entre la nada. Cuando más disfrutaba decía, era cuando aparecían todos simultáneamente, era enriquecedor.
Con la mirada brillante, Lina me confesaba que disfrutaba con estas nuevas formas de comunicación, con esas visiones que le otorgaban un don extraño que tan sólo ella había heredado en la familia. Nunca se oyó de alguno de nuestros antecesores que poseyeran este don que tan feliz hacía a mi hermana.
Con Van Gogh, los pinceles mágicos hacían que la comunicación rebosara color . Elvis, con su fantástica voz esparcía notas melodiosas que ella recogía y devolvía en modo de respuesta. El aura de misterio que envolvía a Lauren la embargaba, mostrándole miles de formas de expresión y Becquer era la poesía hecha hombre, repleta de belleza y de sentimientos.
Me entregó un cuaderno que sacó de su pequeña mochila. Cuando lo abrí, pude comprobar que se trataba de una especie de diario donde Lina había anotado cada uno de sus encuentros con estas almas y lo acontecido en ellas. Estaba totalmente agotado, no quedaba una sola hoja en blanco. Me fijé en la última página y acerté a leer: “ ´He encontrado un rincón enriquecedor en cada uno de mis espíritus amigos. Y ellos me dicen y agradecen que les escuche, porque los demás se ríen de ellos. Yo no tengo nada que ofrecerles, la ciencia es importante pero no puedo aportarles la misma cantidad de belleza que ellos me regalan a mí”
Me pidió que lo guardara. Me dijo que quizá, cuando acabase su proyecto se tomaría un tiempo de descanso que emplearía en analizar todas esas apariciones y el significado que pudieran tener, aunque convencida preveía, que su trabajo bien completado iba a ser tal éxito que no contemplaba el descanso.
Las últimas veces que fui a pasar el fin de semana con ella, la encontré agotada, y presentaba un carácter que se me antojaba al de una desconocida. Con enojo hablaba mal de sus compañeros, haciéndoles culpables de no haber terminado todavía el proyecto y como consecuencia, de su mal humor. Decía que sus trabajos estaban a punto de finalizar y que tan sólo quedaba el último esfuerzo pero que sus colegas intentaban sabotear la conclusión del estudio distrayéndola e involucrándole en otras investigaciones.
Al cabo de unos meses, me avisaron de que Lina junto a varios compañeros, habían sufrido un accidente en el laboratorio. En el caso de mi hermana, no así de quienes le acompañaban que tuvieron más suerte, después de procurarle primeros auxilios y atenciones en el centro, una ambulancia medicalizada le había trasladado al Hospital Central de la ciudad, que contaba con una sección para quemados, el servicio adecuado para que Lina sanara sus heridas.
-¿Cómo ha podido ocurrir?, pregunté enojada y embargada por la preocupación al director del centro ..
- Todavía no sabemos como logró zafar a los celadores pero dado su carácter, su grado moderado de enfermedad y su falta de agresividad e indisciplina, debe comprender que su vigilancia era la correcta. No era una enferma de riesgo. Los enfermos que siguieron los pasos de su hermana, afortunadamente no sufrieron quemaduras y han sido recluidos de forma preventiva en el ala norte, para pacientes con más grado de enfermedad. No sabemos si le ayudaron a entrar en el laboratorio o simplemente la sorprendieron. Me temo que su hermana deberá ir al mismo pabellón.
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Afortunadamente, encontré a mi querida hermana en mejor estado del que me esperaba. Su pronóstico no era de gravedad pero si resultó ser necesario una intensa atención sanitaria. Cuando me acerqué a ella, con dificultades para hablar logró pronunciar
- Quería terminar mi proyecto y que mis almas amigas fueran las primeras en presenciarlo. Ellas me han ofrecido tanto ….tanta belleza, tanta riqueza …..
Giré mi cabeza para que no viera mi incontinencia lacrimosa y rompí a llorar ante el corazón de enormes sentimientos que mi hermana, desde su más tierna infancia había mostrado y me sentí orgullosa de sus sentimientos una vez más. Mí corazón nunca tuvo la misma calidad……
Su enfermedad mental fue avanzando a través del tiempo de tal forma, que resultó difícil mantenerla viviendo en casa. Tuvieron que internarla cuando vimos que el trastorno de personalidad se había apoderado totalmente de ella, lo mismo que sin duda les habría sucedido a sus nuevos amigos: al artista del pincel Van Gogh, al mítico Elvis, a la cinematográfica Lauren y a su Becquer particular.
Me giré de nuevo y acercándome a su oído le dije: “Te quiero, Madame Curie”