lunes, 21 de marzo de 2011

El sótano: Desenlace


Cuando Rosa notó el aire frío y helador envolver el ambiente, supo que la función iba a comenzar. No podía ver pero sí sentir. Echó la vista hacia mí. Yo ya estaba despierta sonriendo a mi padre. Le seguí a él, como ya era costumbre y ella, me siguió a mí. Rosa pudo comprobar como la puerta del sótano se abría sola y como las luces no necesitaron de un interruptor pues se encendieron un instante antes a que cruzáramos el umbral. Rosa, una vez en el aseo de la sala, quiso comunicar con él, estaba tan segura como yo de que nos acompañaba. Derrepente ví como el alma de mi padre se introducía en el cuerpo de Rosa y comenzaba a sacudirlo tan agresivamente que tras unos momentos de intenso movimiento y convulsiones, Rosa cayó al suelo intentando atrapar aire que respirar. Por un instante tanto ella como yo, creímos que se ahogaba.
Rosa decidió quedarse unos días, instalarse en nuestra casa y estudiar el vagar de las almas de mis padres.
Tras las escenas vividas que tuvo con el alma de mi padre, Rosa tuvo claro la localización de mis padres. Había vivido cada noche y por unos instantes sus últimos momentos de vida, su agonía. Cuando le pidió al padre de Erik que escudriñaran el lago, supimos que mis padres habían muerto ahogados. Después de años de desaparición probablemente no quedarían restos, pero nos equivocamos. Sus cuerpos pudieron rescatarse aunque en un estado absolutamente de descomposición. Las difíciles pruebas para su identificación se pusieron en marcha y se determinó que efectivamente, se trataba de los cuerpos de mis padres.
El día del entierro, fue el más triste de nuestras vidas. Ya llevábamos años con mis padres desaparecidos, ya habíamos descubierto el macabro plan de mis tíos y al autor material del asesinato, ya debíamos estar tranquilas de tener a nuestros padres donde debían estar, pero ver como quedaban sepultados bajo tierra fue duro, muy duro. Allí, de pie bajo un sol resplandeciente, dábamos el último adiós a quienes nos habían dado la vida. Nuestro abuelo apenas derramó un par de lágrimas pero parecía llorar más por nosotras que por la pérdida de mis padres. En cambio, en casa, en ese sótano que tan importante había sido en mi vida y en la de mi hermana no dejaba de llorar. Nos abrigó cuanto pudo y con el tiempo, aprendimos a quererle.
Durante la primera semana después del funeral, la vida en nuestro antiguo edificio transcurrió de forma tranquila. Mis episodios de sonambulismo eran cada vez más distanciados y mis sueños mucho más tranquilos. Mi hermana Lara continuaba su relación con su novio y se la veía plena de felicidad. Mi abuelo ante la bajada de las ventas en los últimos tiempos decidió en común acuerdo con nosotras, reducir la venta y el volumen de libros, reduciendo la librería a lo que abarcaba la planta primera y que recibía al público. Mi abuelo había sido el dueño de una gran empresa, con sucursales en varias ciudades y su vida empresarial le había ido afortunadamente bien. Desde hacía un par de años estaba jubilado y en los últimos tiempos, antes de encontrarse con nosotras, había echado a la mar con un pequeño barco que poseía. A mi abuelo, si había algo que no le faltaba, era dinero por lo que aunque el negocio fuera mal, estábamos seguras de que no nos iba a faltar de nada. Así pues la segunda y la tercera planta pasaban a unirse a nuestro ático ampliando de este modo nuestro hogar. Por un tiempo pensamos en eliminar las lecturas y dejar el sótano como un lugar más íntimo tan solo para nosotros. Pero finalmente, decidimos que aquellas tardes de lectura irradiaban tanto arte, tanto bienestar y tantas ilusiones, que merecía la pena continuar. Lo que sí determinamos es que, su puerta siempre estaría abierta al contrario que en vida de mis tíos que se mantenía cerrada hasta los sábados por la tarde. Así, podríamos hacer uso de él en cualquier momento.
Durante unos días ayudamos al abuelo a reordenar la primera planta haciendo sitio al resto de las existencias de los dos pisos superiores. Era algo que él había emprendido con emoción y se le veía disfrutar dejando al descubierto los espacios tan bellos de aquel edificio y reordenando con mucho arte la primera planta para que todo su lugar. El día que el Inspector y dos acompañantes que dijeron ser colegas de profesión, nos visitaron para ver el resultado, se quedaron maravillados de aquella tercera planta donde el encanto de la construcción y la belleza que las ideas del abuelo habían aportado, se respiraba armonía. Tanto fue la maravilla que les pareció que le pidieron al abuelo quedarse unos minutos a contemplar.
El abuelo, después de esos días, una vez remodelado todo, a ratos desaparecía y yo, que era la que más tiempo pasaba con él en casa, le sorprendí en numerosas ocasiones en el sótano, siempre con los ojos humedecidos y recordando a su hijo. El hilo musical ahí abajo siempre estaba activo y la música clásica le ayudaba a liberar su mente. Por mi parte, entrar en el sótano ya no era una tortura pero sin que nadie lo supiera, después de aquella primera semana, empecé de nuevo, y ya llevaba un tiempo realizando viajes nocturnos detrás de mi padre que seguía apareciendo en mi habitación multitud de noches. Pero siempre despierta, consciente de que seguía al fantasma de mi padre. A mi madre ya no la veía vagar por todo el edificio, en esos días siempre esta presente a lágrima tendida en la tercera planta, siempre triste, parecía como si tuviera el alma desgarrada.
Después el miedo empezó a apoderarse de mí. Cuando bajaba al sótano, excepto las noches que lo hacía siguiendo a mi padre, una nueva alma se me manifestaba y me tendía sus manos. Era un hombre. En las ocasiones en las que sorprendía al abuelo allí abajo, también empecé a verle, sentado junto a él. Parecía suplicarle y lloraba mezclándose sus lágrimas con aquellas palabras que musitaba mi abuelo.
La tarde que Rosa vino a visitarnos, él llevaba todo el día encerrado en el sótano. Estaba claro que algo le atormentaba. A veces, tanto Lara como yo, pensábamos que ocultaba algo importante que temía mostrar. No nos preocupaba tanto el saberlo como el que él pudiera desahogarse, pero temíamos que además de desahogo necesitaba algo más. Le comenté a Rosa el estado en el que encontraba a Marcos, y ella, a penas se vio sorprendida. Después me decidí a confesarle que los episodios con mis padres seguían sucediéndose, siempre por separado y que a ellos se había unido la presencia del sótano. Con el gesto serio me miró y dijo:
- Creo que ha llegado la hora, no podemos seguir así. Demasiadas almas desconsoladas que muestran arrepentimiento y dolor. Hasta que no obtengan lo que necesitan, no podrán descansar en paz.
- ¿De qué hablas, Rosa? Pregunté ¿qué tormento las castiga?.
Rosa se levantó de su silla y respirando hondo volvió a decir:
- En esta casa hay cuatro almas atormentadas. Tú y sólo tú, puedes ver las cuatro. Mañana, volveré acompañada del Inspector de policía a eso de las cinco de la tarde. Debéis estar los tres.
Yo tenía muy claro de qué cuatro almas se trataba, mi padre, mi madre, aquella presencia del sótano y claramente, la de mi abuelo, pero lo que no podía discernir de todas eran sus tormentos. Hablé por separado con Lara y con mi abuelo y aludiendo al esclarecimiento total de la desaparición de mis padres, les dije que tanto Rosa como el padre de Erik vendrían a darnos el resumen total de la muerte de mis padres. A Lara, no le nombré mis encuentros y al abuelo, no le hablé de los conversado con la medium.
Al día siguiente, puntuales, llamaron al timbre. Rosa y el inspector volvieron a aparecer acompañados de personal especializado. Como ya era habitual, bajamos todos al sótano. Allí encontré a mi padre, a mi madre y a aquél espíritu que no conocía pero que morando en el sótano me daba la sensación de que era el asesino de mis padres.
- Bueno, Marcos estará de acuerdo en esta reunión -dijo Rosa-¿verdad, Marcos?.
Mi abuelo la miró y después pasando su vista por cada una de las miradas de todos los presentes dijo:
- Tengo miedo, pero sí, debo hacerlo y enfrentarme de una vez.
El inspector de policía con un par de carraspeos como queriendo aclarar su voz se dispuso a hablar:
- “Bien, veréis. Después de todo lo acontecido y de las continuas declaraciones que han ido aportando vuestros tíos, principalmente Raquel, el caso sobre la desaparición y corroborada muerte tanto de vuestro padre como de vuestra madre, paso a contaros lo más detalladamente posible como ocurrieron los hechos. Os adelanto que quizá no haya tanta dureza en mis palabras como en lo que significan. Las primeras declaraciones de vuestros tíos, fueron rotundamente falsas. Aunque hubieran acabado también con vuestras vidas necesitarían el transcurso de alrededor de 9 años para solicitar los bienes de vuestros padres, excepto que se encontraran los cadáveres y no hubiera pruebas que los incriminaran, por supuesto. Pero ellos planearon todo con el fin de que no aparecieran nunca, con lo cual, había otro motivo por el que actuaron de esta forma. Teníamos claro que una venta estaba por medio y una venta importante porque siempre hablaron de una cantidad de dinero desorbitada. Ahora bien, tenía que ser algo que pudiera pasar desapercibido a la hora de vender y que pudiera hacerlo sin permiso de nadie. Cuando Rosa se trasladó unos días aquí para comprobar los episodios paranormales que Sandra estaba viviendo con las almas de vuestros padres muertos y convencida de que intentaban decir algo que seguramente arrojara luz sobre el caso, descubrió varias cosas. En primer lugar y como ya sabéis, gracias a ella y la manifestación de vuestro padre en su cuerpo, descubrimos la muerte que habían recibido tanto él como vuestra madre así como dónde se encontraban los cuerpos. Lo siguiente que descubrió no os lo contó“.
- Rosa continuó “Cada vez que vuestra madre se manifestaba, yo la sentía. No podía verla pero imaginaba perfectamente la estampa y digo perfectamente porque Sandra, que si podía verla corroboraba lo que captaba mi imaginación. Empecé a analizar las escenas, las imágenes que conservaba en mi mente de todas sus apariciones y encontré un elemento común a todas ellas. En las posteriores visitas que os he hecho, las apariciones de vuestra madre han sido exclusivamente en la tercera planta. Cuando vuestro abuelo despejó el piso con el fin de añadirlo al hogar pensó que aquel espacio abierto, entre piedra y arcos, los cuadros que estaban esparcidos por todo el edificio le darían belleza al lugar. Así pues comprobé, que en las primeras apariciones de vuestra madre, además de mostrarse siempre sentada variando el asiento, sobre ella siempre lucía un cuadro. Cuando todos fueron reunidos en el tercer piso, vuestra madre ya no se movió de allí. El día que el Inspector vino a ver el resultado de la remodelación, estaba sobre aviso por mi parte. Sus compañeros, aquellos que le acompañaban aquel día, eran técnicos especializados en obras de arte. Raquel y Jon no hablaron jamás de los cuadros hasta hace cuatro días. Ella tenía la convicción de que tarde o temprano saldría confiada en que los cuerpos de vuestros padres no se hallarían jamás y aliviada de no ser la autora material del asesinato en el sótano. Pero como los cuerpos ya han aparecido, tiene un delito más del que ser acusada. Ya tiene claro que no podrá disfrutar de lo que aquellos cuadros pudieran aportar“
El inspector volvió a hablar:
-“Las obras de arte que tenéis acumuladas en esa planta, fueron regalos para la librería de un amigo que tenían en común vuestra tía y vuestra madre. Respondía al nombre de Miguel. Ni Jon ni vuestro padre, le conocían. Ninguna de las dos hermanas sospechaban nada e ignoraban completamente su procedencia, es más, siempre creyeron que se trataba de puras imitaciones. Raquel sabía la relación que vuestra madre mantenía con aquel hombre paralelamente a la que tenía con vuestro padre. Con frecuencia solían verse y daban rienda suelta a su calidad de amantes. Vuestra madre se negó a devolverle las obras y Raquel vio entonces su oportunidad. Aquellos cuadros eran de ambas, de la librería y vuestra tía le dijo a aquel hombre, que no solo su hermana tenía la palabra y que ella estaba dispuesta a devolvérselos si se embolsaba la mitad del importe de la venta global, que suponía muchísimo dinero. El aludió que el riesgo tanto en su adquisición como en la venta lo corría él y andar en el mercado negro, con gente tan poderosa, era arriesgado. Raquel jugó baza diciendo que el teléfono para llamar a la policía la esperaba. La decisión de vuestra madre se mantuvo. No hubo forma de convencerla ni por parte de Raquel ni de su ocasional amante. Sin hacer propuesta alguna, Raquel y Jon con tintes insinuantes, insistieron a aquel hombre en que si su hermana se negaba nada había qué hacer obligandole indirectamente a actúar solo como él sabía. Miguel, decidió entonces liquidar a vuestros padres. Cierto es que el día que llevó a cabo el crimen, Raquel le echó una mano reuniendo a sus dos víctimas. Cuando Sandra escuchó a Miguel decir en aquel sótano “ahora quiero mi dinero”, no se refería exactamente a la moneda, si no a los cuadros. Raquel y Jon pensaron que a aquél tipo, enredado en asuntos de corrupción y de mercado negro, nadie le echaría de menos y por otra parte, siempre encontrarían la forma de dar salida a esas obras de arte. Así que decidieron quitárselo de medio.”
- Mi abuelo entonces ….rompió a llorar.
Mi hermana y yo le miramos sin comprender y Rosa, en aquel momento dijo:
- El espíritu de Miguel es el alma que aciertas a ver en el sótano, Sandra. Retiramos el cuerpo pero él no descansó. Miguel, era el hijo de vuestro abuelo Marcos …. Se siente atormentado y necesita el perdón de su padre. Marcos baja tan a menudo aquí, al sótano, porque aquí se siente cerca de él.
- ¿cómo? dijimos ambas al mismo tiempo, entonces Marcos es un impostor, no es nuestro abuelo. ¿qué significa todo esto?.
- Veréis, continuó el inspector … Cuando Marcos se acercó a la comisaría después de que los medios de comunicación se hicieran eco de lo ocurrido aquí, en este sótano, alegó que hacía años había denunciado la desaparición de su hijo y que podía tener relación con este caso ya que, conocía perfectamente la amistad que mantenía tanto con vuestra madre como con Raquel, y por supuesto, estaba al tanto del ocasional idilio que mantenía con vuestra madre. Las pruebas de ADN se realizaron por descartar lo contrario a lo que finalmente ha terminado siendo pero los resultados nos desorientaron. Evidentemente, este hombre tenía parentesco con vosotras. De no haber sido así, ningún Juez le hubiera otorgado vuestra custodia. A raíz de esto, pedimos a Marcos que nos ayudara en la investigación y que solicitara vuestra tutela pues realmente las circunstancias apuntaban casi con total seguridad a que el cadáver encontrado en este sótano correspondía a Miguel, que además, era vuestro padre. Una vez tuvimos terminadas las pruebas correspondientes al cuerpo lapidado cotejando sus muestras con las que obtuvimos de vosotras anteriormente, todo ha quedado claro. Cuando fueron hallados los cuerpos de vuestros padres, conocedores ya de lo que acabamos de contaros, las muestras de vuestra madre coincidían totalmente con las vuestras pero evidentemente, las de vuestro padre no. Fue un dato que decidimos ocultaros pero que tras los acontecimientos paranormales que se venían sucediendo hemos decidido contaros hoy. Mientras la verdad no saliera a la luz, el tormento de estas almas no iba a verse aliviado. Ambas, sois hijas de Miguel fruto de los encuentros que mantuvo con vuestra madre, aunque él, nunca lo supo.
Ví como las presencias de mi madre y de mis dos padres se convertían en humo y se esfumaban.
- Cuatro almas atormentadas que se liberan…….-dije mirando a mi hermana-, y dos que acaban de meterse en la tormenta.

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