viernes, 18 de marzo de 2011

El sótano



   
    Recuerdo que tras la desaparición de mis padres, mi tía Raquel junto a su marido, se trasladaron a vivir con nosotras. Nunca supimos que les sucedió a nuestros progenitores, simplemente un día no volvieron y al cabo de los años se les dio por muertos. Aquello nos creó en su momento a Lara y a mí, inestabilidad y problemas de ansiedad. Mi hermana, que era seis años mayor que yo, logró superarlo pero yo me ví inmersa en múltiples trastornos del sueño que alteraban cada una de mis madrugadas. Le pedí insistentemente a Lara que no dijera nada de mis terrores y mis desvelos viajeros a mis tíos. Fue Lara quien estuvo consolándome y ayudándome durante el transcurso de los años. No sabía definir exactamente por qué, pero tanto mi tía como su esposo nunca me inspiraron confianza y mucho menos, amor. Había algo en ellos que me hacía odiarles intensamente pero aparentemente no tenía razones para ello, ni yo misma lograba comprenderlo. Raquel trabajaba con mis padres pero nunca obtuve de ella un feo gesto o mala palabra. Mi hermana Lara no entendía mi actitud para con ellos y trataba por todos los medios de calmar mis instantes de rabia.   Además de aferrarme a Lara procuré encarecidamente no separarme de mis cuentos, fieles amigos y pasaba el tiempo dibujando cosas sin sentido con las cuales me repetía y daba rienda suelta a la rabia que sentía en mis entrañas. Yo contaba tan solo cuatro años y mi hermana Lara 10. Raquel quedó al cargo del negocio familiar, la librería con más prestigio del extenso pueblo en el que vivíamos. Generación tras generación, aquel palacete antiguo había ido siendo objeto de herencia de padres a hijos y el establecimiento pertenecía tanto a mi entonces difunta madre como a mi tía Raquel. Fue la herencia que mi abuelo dejó a sus amadas hijas y que lamentablemente, creó innumerables discusiones entre mi madre y mi tía. Su fachada aparentemente lucía del inicio de otro siglo, y su interior había tenido que ser restaurado hacía ya unos años. Conservaba el encanto de lo añejo, pero las líneas modernas ahora convivían en armonía con él. Nosotros vivíamos en el ático del edificio. La amplitud y sus tres pisos, permitían que aquella casa del libro siempre estuviera ordenada. Las historias infantiles y las aventuras y desventuras adolescentes habían volado a la última planta, donde los libros de texto, globos terráqueos, mapas y un sinfín de elementos estudiantiles les hacían compañía. Las novelas en todos sus géneros, la poesía, la narrativa, los manuales, las guías ….todos ellos habían hecho parada en el segundo piso. En la primera planta, esa que recibía a los clientes en primera instancia, la historia, en todas sus facetas tomaba el protagonismo. Además, había una planta baja, donde las tardes de los sábados, cuando la librería cerraba a la venta, se realizaban lecturas de relatos o breves novelas de escritores anónimos y principiantes que tímidamente pero llenos de ilusión mostraban sus obras a un pequeño grupo de oyentes. Era un sótano abovedado, de fría piedra pero de cálido ambiente. Los trabajos de remodelación de aquella sala habían empezado antes de la desaparición de mis padres. Mi madre quería ir poco a poco rehabilitando más espacios, le encantaba aquel edificio. Durante unos meses, estuvo cerrada hasta que las obras finalizaron. Mi tío se encargó de toda la obra a pesar de que Raquel, discutió en varias ocasiones con mi madre porque no creía necesario hacer esa obra. No le interesaba que se reabriera para acoger aquellos ratos de lectura. Estaba claro que mi tía no tenía el mismo apego que tenía mi madre por aquella herencia familiar. Jon, realizó la obra comenzándola en vida de mi padre y terminándola pocos días después de su muerte. La sala cambió, conservando su aire de antigüedad pero dotándola de un toque moderno. La pared del sótano estaba bordeada de pequeños arcos en cuyo interior cementando se lucían dibujos de artistas anónimos y callejeros que se habían sentido encantados de plasmar su arte donde pudiera ser admirado. Tenía una entrada magistral. Seis escalones abrigados por muretes en ambos lados precedían a la puerta de madera y doble hoja que la guardaba. Desde el domingo al sábado por la mañana permanecía cerrada con llave. Solo las tardes de los sábados parecía tomar vida, demasiada de la que yo hubiera querido. Yo misma, me volvía loca pensando en que había sucedido con aquel sótano al que tanto me gustaba bajar con mi padre. Después todo cambió de repente y sólo mirando la puerta el cuerpo me temblaba y se atormentaba mi mente. Distinguía voces que reían a carcajadas como burlándose de mí y que por supuesto, lograban ponerme los pelos de punta. Mi tía desconocía que aquella estancia me daba pavor pero me pedía cada tarde de lectura que abriera la sala y la preparara antes de que llegaran los invitados. Más de un sábado sufrí un ataque de ansiedad por soportar aquellos fenómenos que me hacían temblar de miedo y tenían mi alma aterrorizada.. Lara temía por mí, se sentía atada de pies y manos, entre la espada y la pared, pues yo le había pedido en numerosas ocasiones que se mantuviera callada creyendo que había logrado que mi hermana no dijera nada. Así pues, procuraba estar conmigo todas aquellas tardes de lectura y todas aquellas madrugadas para darme su apoyo y poder consolar mi angustia.
    Así transcurrieron varios años, soportando mis males nocturnos y mis episodios de terror relacionados con el sótano ayudada por el cariño de mi hermana.
    - Bueno Sandra, ya tienes 10 años, creo que puedes quedarte sola durante estos días. Además esta tu hermana, no te faltará de nada. Jon y yo necesitamos unas vacaciones. La librería cierra por quince días, no pasa absolutamente nada, me dijo Raquel.
    Lara trajo a casa a su novio, un chico cuatro o cinco años mayor que ella y se quedó con nosotras durante los días en que mis tíos estuvieron de viaje. Raquel y Jon desconocían que mi hermana mantenía relación con aquél muchacho pero al igual que el resto del barrio, si conocían al chico. Erik era el hijo del inspector de policía y de una psicóloga renombrada. El, había tomado el mismo camino que su madre y estaba estudiando psicología
    Durante aquellos días, aunque mis trastornos del sueño casi habían desaparecido, la carencia de mi hermana, cuyas noches habían pasado a ser más interesantes por la compañía de su novio hicieron mella en mí. No se desentendió del todo pero mis contratiempos nocturnos le resultaron inoportunos la mayoría de las ocasiones. Fue Erik quien, desconociendo totalmente lo que yo venía sufriendo hasta entonces, y descubriéndolo de primera mano, se interesó más por solucionar aquella situación. En principio, no entendió en absoluto como no había sido visitada por algún psicólogo durante todo ese tiempo, ni como ni Rakel ni Jon habían hecho nada al respecto. Le dije que mis tíos no sabían nada y que él era la tercera persona que conocía este secreto.
    Conforme los días iban pasando, yo notaba como Erik seguía cada uno de mis movimientos, me preguntaba cosas continuamente y analizaba mis reacciones. Me di cuenta entonces, que conocía perfectamente el trabajo que realizaba su madre y los estudios que estaba realizando y que yo estaba siendo su conejillo de indias, sus clases de prácticas. Todavía recuerdo el día en que, sentados a la mesa nos dijo :
    - Como no queréis que nadie se entere, he preferido no llamar a mi madre para que realizara un diagnóstico aproximado de lo que le sucede a Sandra. Por mi parte, como futuro psicólogo, diré que he barajado la posibilidad de que Sandra padezca algún tipo de esquizofrenia, pero no lo veo claro. Su lucidez es total en la mayoría de los momentos. Después de no encontrar ninguna enfermedad mental que me cuadre con las voces y lamentos que Sandra escucha cuando el sótano entra en juego, y a pesar de no haber terminado mis estudios para corroborar tal conclusión, he estimado que su mente no está enferma. Comencé a pensar que realmente esto era un tema de parapsicología y reflexionando recordé a Ana. Me he puesto en contacto con ella. Es la hija de una medium que ha trabajado en algún caso de la policía con mi padre. Se dedica más que todo a desapariciones pero dice que en esta ocasión también podría ayudarnos. Quizá haya alguna fuerza extraña en ese sótano que tan sólo tú puedes sentir. No todas las personas poseen el nivel de percepción necesario para experimentar fenómenos de esta índole. Ahora bien, para esto hay que hablar con vuestros tíos, no puede venir a casa sin su aprobación.
    -Pero ellos no saben nada de lo que me pasa con este sótano, dije.
    -Si lo saben Sandra, dijo mi hermana, lo siento … no podía seguir con la carga de saber tu terror al sótano cada vez que te acercabas, cada tarde de lectura y no hacer absolutamente nada. Se lo dije a Raquel, pero respondió diciendo que eran tonterías tuyas, que siempre quisiste llamar la atención de algún modo.
    - ¿También le dijiste lo de mis noches?, le pregunté
- No, de tus continuos viajes, de tus horribles sueños y de tus miedos no le hablé, contestó.
    - De todas formas, si no le importó lo que le dijiste, no accederán, ni ella ni Jon.
    - No os preocupéis, interrumpió Erik, hablaré con mi padre, veré lo que puedo hacer.
El padre de Erik, una vez que mis tíos estuvieron de vuelta se acercó hasta nuestra casa para hablar con ellos. Les comentó que ahora colaborando con la policía y trabajando directamente con él. una medium había resultado muy importante en varias investigaciones y que aprovechando esta circunstancia y aunque el caso ya se hubiera olvidado, había pensado que podrían probar para averiguar algo sobre la desaparición de mis padres y reabrir el caso. Debió ser muy contundente porque Raquel y Jon, a pesar de poner “peros” acabaron asintiendo.
    Aquella mujer me sorprendió por su imagen que distaba mucho de la que mi mente maquinadora se había imaginado. Creí que sería extravagante, repleta de abalorios y amuletos. Pero no, la discreción era la tónica general en su aspecto. Fue un trago tener que entrar en el sótano. Mi miedo no pudo reprimirse y los temblores y las risas burlonas volvieron a repetirse en mi cabeza. La mujer, dio un pequeño paseo recorriendo el diámetro de la sala, tocando las paredes y escudriñando cada rincón con su mirada. Nosotros permanecimos de pie cerca de la puerta. Lara me agarraba dándome cobijo. Después de unos minutos de tensión, la medium dirigió su mirada hacia nosotros y dijo:
    - Realmente, aquí hay algo …. presencia …..
    - A mi hermana se le iluminaron los ojos por un momento y exclamó ¡¡ Sandra, tienen que ser papá y mamá !!! Querrán contarnos como desaparecieron …Al fin sabremos qué pasó con ellos.
    - No, solo hay una presencia … dijo aquella mujer. Además, tus padres no están aquí. Donde quiera que estén, están juntos, te lo aseguro.
    Cuando salimos de la sala de lectura, sin mediar palabra nos reunimos en el hall de entrada. Yo estaba muerta de miedo, mi hermana Lara desconcertada, Erik y su padre, parecían estar disfrutando discretamente de la situación y mis tíos, estaban atónitos.
    - Si no son sus padres, se atrevió a decir Erik…..si solo se aprecia una presencia …. ¿por qué lo que escucha Sandra corresponde a más de una persona?tiene que haber algo … ella escucha las risas y las voces de varias personas, escucha golpes………¿cómo puede ser?.
    Ella me miró y dijo: - esta presencia no es la que molesta a tu mente y ni la que te causa terror.
    - Ahora, respira hondo y cuando cuente tres, despertarás, dijo aquella medium con la que me había retirado a solas y con la que llevamos a cabo una sesión de hipnosis, bajo el consentimiento de mis tíos y ante el estupor de mi hermana y su novio. Salió de la habitación con mi carpeta en las manos. Se acercó al padre de Erik y después de unos instantes manteniendo una conversación privada, el inspector instó a todos a acercarnos al sótano.
    La medium, ya con mi carpeta de dibujos abierta, aquellas pinturas que plasmaron mi rabia cuando mis padres faltaron, extrajo uno de ellos aunque cualquiera podía haber servido pues eran todos aparentemente iguales. Se acercó a uno de los arcos incrustados en la pared. Volvió su cabeza hacia mi y dijo: - No oyes las voces de almas errantes del más alla. Revives una escena del pasado que tu mente bloqueó debido al shok que su visión te causó, eras muy pequeña, y tan solo ha dejado escapar retales de lo que tus oídos escucharon. Pero esta presencia no se manifiesta, sabe que debe pagar pero gracias a ella podremos descubrir algo más. Con mi pintura entre las manos dijo … “Aquí es, este es el lugar“. La obra tipo grafitti que llenaba el interior de aquel arco se asemejaba increíblemente con mi dibujo. Fui la primera en quedarme de piedra, aquellos eran unos trazos que habia hecho cuando era muy pequeña. Entonces pasó a la acción el personal que había llegado acompañando al padre de Erik, por lo que deduje que aquella medium debía ser buena y que el inspector confiaba en ella. Vino con los permisos y órdenes pertinentes. Derribaron aquel muro y una vez destruido observaron lo que podía tratarse de un pequeño aseo. El olor a putrefacción fue como un puñetazo certero en el estómago ….. Y recordé …
    Era pequeñita y mi descanso siempre había sido todo lo contrario. Por las noches, me levantaba de mi cama de forma inconsciente y me recorría el edificio entero, de arriba abajo, totalmente navegando entre sueños. Era y sigo siendo sonámbula. Aquella noche, recién desaparecidos mis padres, Lara dormía profundamente y no se percató como el resto de las noches de que yo volvía a las andadas. En mis andanzas debí llegar al sótano. Las obras estaban iniciadas desde hacía días. Me acurruqué en un rincón, detrás de un armario que habían movido. Las luces me despertaron y unas voces jocosas comenzaron a oirse en la sala. Reconocí en dos ellas a mis tíos pero la tercera, la tercera me era totalmente desconocida. Por miedo a que me riñeran, permanecí en mi escondite agazapada. La voz extraña dijo: “bueno, ya está hecho, todo terminado y recabado, les aseguró que jamás los encontrarán.” Seguidamente las voces de mis tíos casi al unísono se convirtieron en plenas carcajadas y entre risas acerté a oir como Raquel decia, “pobrecitos, no sabían que tanta testarudez les traería consecuencias, jajá jajá ya no tienen que vender, jajá jajá, ya es nuestro”. “Ahora quiero mi dinero” dijo de nuevo la voz desconocida. Me asomé con cuidado y en aquel mismo instante mi tío comenzó a golpear una y otra vez a un hombre al que yo veía de espaldas con un atizador de hierro. Cuando dejó de moverse, cubierto de sangre, entre Raquel y Jon lo introdujeron en el baño. “ Ya tenemos un problema menos …, nos quedan otros dos. Veremos que se puede hacer con esas chiquillas jajajajaja pronto nos desharemos de este arcaico lugar en pos de la modernización por una cantidad indecente de dinero jajajaja “Mi tía abandonó la sala con rapidez y al primer descuido de su esposo pude salir de allí. Jon se quedó toda la noche en el sótano, supongo que tapiando el baño. Desde entonces, sin saber realmente qué había sucedido, ni quien era es hombre, no bajé a aquel lugar. Mi tío terminó las obras rápidamente. El día que los artistas callejeros vinieron, les hice gracia y me invitaron a quedarme con ellos. Mi mirada asustadiza y fija provocada por la entrada en aquel sótano les atrajo. La vista se me fue directamente al lugar donde aquel hombre ensangrentado debía estar … y así fue como el dibujo que maquillaba aquel terrible crimen se fijó en mi mente…..

2 comentarios:

  1. Muy bueno, Su. Deberias ir pensando en escibir un relato largo en varios capítulos. eso engancha mucho y te da más margen para escribir. Felicidades, cielo.

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  2. Muchas gracias Juanmaromo... es una buena idea, la verdad y cierto es que cada vez mis relatos son más largos ...

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