martes, 22 de febrero de 2011

Desaparición

Después de un par de años de matrimonio, el esposo y compañero sentimental de Sara, desapareció sin dar explicación alguna y lo que fue peor, sin dejar huella, ni un rastro que llevara a localizarle. Ella quedó hundida. Aquello era verdadero amor y no entendió en absoluto que él se esfumara. No había explicación. Al hecho de su desaparición no precedieron indicios, estaban realmente enamorados y atravesaban tiempos de felicidad .
El último recuerdo que tenía de él fue el de aquella noche. Habían cenado a la luz de la velas, en un ambiente totalmente bañando de romanticismo y después de dar rienda suelta a sus deseos, quedaron dormidos fundidos en un abrazo, acariciados por la suavidad de aquella alfombra y abrigados por el calor de la chimenea. Al amanecer, ella despertó y al abrir sus ojos comprobó que su compañero había dejado su cuerpo huérfano sin su abrazo, ya no estaba a su lado. Le llamó pero no hubo respuesta. Miró a su alrededor, su ropa había desaparecido. incluso su abrigo. Se levantó y pronunciando de nuevo su nombre recorrió la planta sin obtener contestación. Subió con velocidad las escaleras que le llevaban a la segundo piso. Al igual que en la planta baja, todo estaba en orden. Bajó envuelta en su albornoz pensando en el sótano, donde Mario pasaba horas y horas con sus pequeños trabajos de marquetería, pero nada, allí tampoco estaba. Salió al porche y de nuevo gritó su nombre, pero tan solo el silencio le respondió … Pensó entonces que algo había ocurrido, que un imprevisto le había hecho salir en plena noche, ¿qué habría pasado para que se largara sin avisarle? … Pasadas 48 horas sin noticias y embargada por la preocupación, denunció su desaparición convencida de que algo le había sucedido.
   Durante un tiempo, vivió poseída por la tristeza y la desesperación. Aquella casa tan repleta de recuerdos y desde la que no cejaba de desear que Mario volviera, ahogaba su alma. Imaginaba a cada instante que entraba por la puerta principal con aquella dulce sonrisa que acostumbraba a lucir. A veces, le veía en la ducha, o a su lado en el lecho y cerrando los ojos, aún podía sentir el tacto de sus caricias y la calidez de sus besos.
   Sus vecinos contiguos, Rafa y Alicia, a los que además de la vecindad les había unido una sincera amistad cuidada y cultivada a través de los años, le ofrecieron su abrigo e intentaron mitigar su angustiosa soledad aunque en los últimos meses, parecían más afectados ellos por la pérdida sin sentido de Mario que ella misma. Alicia, era una mujer maravillosa, dispuesta en todo momento cuando se le necesitaba y cuando no. Se dedicaba en cuerpo y alma a su hijo, un chaval de 16 años que desde su nacimiento había presentado problemas a nivel comunicativo cuyo principal cobijo era su madre. A veces, durante el día e incluso la noche, desaparecía varias horas refugiándose en cualquier rincón escondido de la casa. En cambio con Rafa, aunque Sara pensara que era una gran persona, el chico no tenía buena relación y por supuesto, tenía que ver con que él, no era su verdadero padre. Aaron, que así se llamaba, ayudaba a Sara en pequeñas tareas y a pesar de sus problemas de comunicación e introversión, le regalaba su compañía. Antes de la desaparición, estuvo ayudándoles con la reforma del sótano ya que querían adecuarla para que Mario tuviera un lugar donde expresar y disfrutar de sus hobbies. Además, Aaron se había ilusionado con una enorme casa de muñecas que llevaba en el sótano desde antes de que Sara y Mario compraran aquella vivienda. Ellos no la querían, iban a deshacerse de ella pero Aaron pidió que le dejaran arreglarla y equiparla como regalo para su madre seguro de que le iba a encantar.
   No hubo día que no se pusiera en contacto con el inspector de policía que se había hecho cargo del caso para incidir en la búsqueda de su marido o para informarse del estado en el que estaban las investigaciones, pero nunca llegaban buenas noticias .Durante ese tiempo, en la casa, cada estancia, cada rincón, le embargaba de recuerdos del amor perdido. Después de dos años de búsqueda infructuosa, a pesar de que nunca se dio por vencida y aunque siempre esperó que Mario diera señales de vida, a efectos legales tuvo que solicitar la Declaración de Ausencia.
   Transcurridos alrededor de nueve meses de aquel primer paso que dejaba tambaleando su esperanza, Sara recibió otro golpe con el fallecimiento repentino de su amiga Alicia. Su hijo, aquel chaval que siempre había necesitado más atenciones que las necesarias para cualquier muchacho de su edad debido a sus problemas de aislamiento, sus extrañas conductas y su silencio, apenas expresó sus sentimientos. Sara sabía el varapalo que había supuesto para él, la muerte de su madre, pues era ella quien realmente le cuidaba, comprendía y procuraba por todos los medios hacerle avanzar. Aaron, encontró en Sara el jarabe sustitutivo del perdido con la marcha de su madre, obviando a su padrastro por el que nunca sintió simpatía alguna y mucho menos, cariño. Rafa, que había perdido a su compañera de vida y Sara, con el alma devorada por el desasosiego de haber perdido a su amor, consolaron su tristeza mutuamente. Con el paso de los meses, sin darse cuenta, surgió un tímido amor entre los dos.
   Fue entonces cuando comenzaron a manifestarse fenómenos extraños en casa de Sara. En ocasiones, fugaces sombras aparecían ante su mirada, las fotografías enmarcadas que a lo largo de los años se habian hecho con sus vecinos y en las que Rafa aparecía, sin haber hecho ruído, se presentaban reposando en el suelo bocabajo, llamadas de teléfono con número oculto desestabilizaban a Sara al ofrecerle voces de ultratumba que hablaban de asesinos ….
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   Aquella noche, Sara volvió tarde del trabajo. Después de sus tareas habituales terminó la jornada laboral con una reunión importante. Al terminar, salió a comer algo con sus compañeros. Rafa se reencontró con ellos a eso de la medianoche que les pilló alternando en un par de bares. Tampoco tenía prisa por volver a casa, al día siguiente era sábado. La oscuridad era dueña ya de la noche. Tenía ganas de darse una ducha, ponerse cómoda, descansar y dormir, sobre todo dormir. Con la necesidad de no ir muy deprisa con la relación que acaba de iniciar con Rafa, se despidió de él a la entrada de su casa. Cuando entro en su habitación, una puñalada de temor recorrió todo su cuerpo. Contuvo la respiración al observar que la puerta del baño que incorporaba su alcoba, estaba abierta de par en par y dejaba ver la luz prendida y se podía escuchar el ruido del agua al correr. ¡¡¡ MARIO !!! exclamó, y se apresuró a entrar. El agua de la ducha se precipitaba vertiginosamente y Sara corrió a deslizar la corredera de la mampara. El grifo abierto daba paso a la lluvia torrencial de agua pero nadie gozaba de su tacto. Cuando consiguió calmarse un poco, se puso de pie, cerró la llave y al girarse lentamente para salir de allí, en el espejo cubierto de vaho pudo leer: …“¿YA ME HAS SUSTITUIDO, SARA?”
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   Eran las diez y media de la mañana cuando el timbre pulsado insistentemente le despertó. Con dificultades para levantar sus párpados, se mantuvo unos minutos inmóvil y cuando logró levantarse, con el recuerdo de la noche anterior, levantó la persiana y retirando las cortinas, se acercó para observar. Allí, de pie en su jardín estaba Rafa que intuyendo que ella iba a asomarse, tenía la mirada fija en la ventana. Sara abrió una de las hojas: - buenos días princesa….te invito a un sano y delicioso desayuno, dijo acompañando sus palabras con la mayor de sus sonrisas … Te espero aquí, prosiguió … Ella, sin pronunciar palabra, devolviéndole la sonrisa y lanzándole un beso, cerró la ventana, se vistió con un chandal y bajó a encontrarse con su nuevo idilio.
   -¿seguro que no lo has soñado?, es muy raro …. ¿no sería que bebimos demasiado anoche? dijo Rafa contestando a la escena que Sara le había descrito acerca de lo sucedido en su habitación la noche anterior.
   - ojala, contestó ella entregándose a su abrazo, ojalá.
   Con la cabeza por encima del hombro de Rafa, Sara pudo observar a Aaron que permanecía de pie en el porche de su casa, con la mirada fija en ellos, esa mirada perdida que siempre le había caracterizado.
   - ¿por qué no has traido a Aaron? Preguntó Sara …
   - Ya sabes, nunca me ha querido. Cuando Alicia vivía me trataba con desprecio aunque no utilizara palabras … Ahora que su madre no está, actúa como un extraño, me ignora a pesar de que hago todo lo posible porque las cosas le vayan bien.
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   Después de una película en el cine y un paseo nocturno, volvieron a casa abrazados hablando de cómo habían surgido aquellos sentimientos.
   Al llegar, Sara volvió a reprimir sus deseos y luchando contra ellos por temor a equivocarse, no invitó a Rafa a entrar en casa. Cuando cerró la puerta se encontró con la bolsa de basura que había olvidado sacar antes al contenedor y volvió a salir para depositarla a pesar de que el camión de recogida ya había pasado. A su regreso, no pudo evitar mirar a la casa contigua pensando en Rafa y allí, asomado en una de las ventanas, estaba Aaron, observando. Sara le saludó con la mano pero él, que permanecía ausente, ni se inmutó. Subió las escaleras y mientras ascendía, su olfato se percató de que el ambiente estaba impregnado de un aroma agradable que le resultaba familiar. Era el olor de aquel perfume que meses antes de la desaparición de Mario, ella le había regalado. Entró en su habitación y la misma escena de la noche anterior volvió a repetirse. El baño volvía a estar en activo, con la luz encendida y la ducha dejando caer el agua de forma torrencial. Entró con aires de desesperación y tropezó con el frasco que contenía aquel perfume que invadía todo con su aroma. Levantó la vista hacia el espejo que posaba sobre el lavabo, y de nuevo, en el cristal empañado otro mensaje le aguardaba:,”RAFA ES MI ASESINO”.
   - ¡¡¡ MARIO, ¿POR QUÉ HACES ESTO? !!! exclamó Sara agarrándose la cabeza con las manos.
   Llamó a Rafa que acudió al instante y que tras observar aquel espejo quedó estupefacto. La mirada de Sara parecía estar intentando penetrar en su mente para juzgarle.
   - ¿No irás a creerte esto no?, espera, espera un momento … dijo - Siempre has desconfiado de mí, en el fondo pensabas que yo tuve algo que ver con su desaparición y después de enamorarte de mí, no tenías valor para confesarlo. Así que te has inventado este teatro para ver si logras hacerme confesar … ¿estás loca?. Enfurecido por aquella insinuación, salió de la casa gritando que lo mejor sería dejar de verse y olvidarse de su relación. Sara bajó detrás de él, disculpándose aludiendo a su estado de nervios y a los temores que aquellos fenómenos le infundían pero él, la ignoró completamente. Después de permanecer unos minutos en el jardín dejando que la lluvia la empapara, la resignación apareció y volvió a entrar.
   Pasaron los meses y Aaron, tras un tiempo alejado por la relación que habían mantenido Sara y Rafa, volvía a los brazos de ella buscando cobijo, cariño y comprensión. La visitaba cada día para disfrutar de su compañía. Mientras tanto, Rafa continuaba con sus vida procurando coincidir lo menos posible con Sara.
   Y un mal día llegó una de esas llamadas que desgarran el alma por el dolor pero que al mismo tiempo le devuelven la paz que la angustia del no saber le terminan robando. La policía, realizando investigaciones a cerca de otra desaparición había encontrado un cadáver en el fondo del gran lago que el paraje que rodeaba el pueblo acogía. Estaba hundido en el fango del fondo y rodeado de plantas crecidas y enredadas. Las pruebas de ADN demostraban que se trataba de Mario. Aquella misma tarde, ante las expectación de la vecindad, efectivos de la policía se llevaban a Rafa esposado que como todo asesino, a pesar de haber sido cuidadoso había dejado alguna prueba de su delito que sólo la brigada científica pudo dilucidar. Sara ofreció todo su apoyo Aaron que ahora, quedaba absolutamente huérfano ante las adversidades con el problema añadido de sus dificultades sociales.
Rafa terminó confesando
   Al día siguiente, los pajarillos que posaban en las ramas de los árboles del jardín de Sara le despertaron con sus cánticos. Sus párpados adquirieron la energía suficiente para elevarse y dejar que sus ojos vieran la luz. Se sentó en la cama y una nueva sorpresa le dio los buenos días. No podía creer lo que estaba viendo. Aquél barco pirata en miniatura que Mario tenía en el sótano para hacerle varios arreglos, lucía sin terminar encima de su cómoda. Se acercó para verlo de cerca y observó que del lateral colgaba un pos-it con una lista escrita a mano de arreglos necesarios. Algunos estaban tachados, puesto que habían sido realizados, y otros tantos, sin tachar a falta de arreglarlos. Lo tomó de ambas puntas y lo levantó en el aire. Otro pequeño pos-it pendía de la base del barco. Parecía no corresponder con aquella maravilla, daba la sensación de que se había adherido ahí por accidente. En el se leía: “ARREGLAR FONDO”. Retiro la nota y se la guardó en el bolsillo de su pijama.
   Antes de acomodar su estómago con sus matutinas tostadas, bajó al sótano armándose de valor pues desde que Mario había desaparecido, no había vuelto a bajar. Se situó en el centro del cubículo y se puso a repasar …. ¿a qué habría que arreglarle el fondo?. Sonrió cuando vio que aquella casa más o menos de su altura, dulce refugio de unas cuántas muñecas, todavía seguía allí, con una nueva y renovada estética, y colores renovados. Abrió sus puertas y cual fue su sorpresa al comprobar que los departamentos que hacían de habitaciones habían desaparecido. El fondo parecía desencajado y de él, pegado con un pequeño trozo de celo pendía un sobre. Sara lo tomó, estaba abierto. Sacó el manuscrito que contenía y se dispuso a leer:

“ QUERIDA SARA: SIENTO LA DUREZA DE ESTA CARTA, PERO TE LO DEBO..
MI PADRASTRO SIEMPRE PENSO QUE MARIO Y MI MADRE MANTENÍAN UNA AVENTURA.
LA REALIDAD ERA QUE MI MADRE ESTABA LOCAMENTE ENAMORADA DE MARIO PERO EL, SIEMPRE LE DEJÓ CLARO QUE A QUIEN AMABA ERA A TI. TENÍAN ENCUENTROS PERO NUNCA SUCEDIÓ NADA ENTRE ELLOS. EN REALIDAD, CUANDO FUERON ADOLESCENTES TUVIERON UNA RELACIÓN QUE DURÓ MÁS DE TRES AÑOS Y QUE TERMINÓ MAL PERO MI MADRE, AL VOLVER A CRUZARSE SUS VIDAS, REVIVIÓ TODO AQUELLO QUE UNA VEZ SINTIÓ POR EL. RAFA SE ENTERO DE LOS SENTIMIENTOS DE ALICIA Y AUNQUE NO FUE UN AMOR CONSUMADO, SENTÍA LA TRAICIÓN AMENAZANDO SU ALMA. ASI QUE AMBOS, MI MADRE POR NO SER CORRESPONDIDA Y MI PADRASTRO POR SENTIRSE TRAICIONADO SENTIMENTALMENTE, VIVIAN EN LA AMARGURA.
AQUELLA NOCHE EN LA QUE MARIO DESAPARECIÓ, HABÍAN QUEDADO EL Y RAFA EN LEVANTARSE MUY TEMPRANO PARA IR A PESCAR. TU MARIDO OLVIDÓ COMENTARTE ESE DETALLE Y CUANDO SE MARCHÓ PREFIRIÓ NO DESPERTARTE. RAFA LLEVÓ A MARIO HASTA NUESTRO SÓTANO Y MIENTRAS PREPARABAN LO NECESARIO, ALICIA, APARECIÓ SIGILOSAMENTE . EN ESE MISMO INSTANTE MI PADRASTRO, ARMADO CON UNA VARA DE HIERRO, ASESTÓ A MARIO UN GOLPE CERTERO EN LA CABEZA. MI MADRE SORPRENDIDA POR EL TERROR, EMITIÓ UN CHILLO QUE RAFA CORRIÓ A AHOGAR PONIENDO LA MANO SUBRE SU BOCA. DESPUÉS ENVOLVIÓ EL CADAVER EN UNA SÁBANA Y LO CARGÓ HASTA EL GARAJE.LO INTRUDUJO EN EL MALETERO DE SU COHCE JUNTO CON LOS APEROS DE PESCA Y EL ARMA ASESINA. ARRANCÓ Y SE FUE. MI MADRE, INMERSA EN UN ATAQUE DE NERVIOS Y LLORANDO AMARGAMENTE, COMENZÓ A LIMPIAR LAS MANCHAS DE SANGRE SALPICADAS.
ALICIA FUE CÓMPLICE AYUDANDO AL ASESINO MATERIAL CON SU SILENCIO. LA ANGUSTIA Y LOS REMORDIMIENTOS LE PROVOCARON AQUEL DERRAME CEREBRAL QUE ACABÓ CON SU VIDA. NINGUNO DE LOS DOS SUPO NUNCA QUE YO PRESENCIÉ ESTA ESCENA. ESTABA AHI, DONDE TU ESTÁS AHORA, AGAZAPADO EN TU CASITA DE MUÑECAS Y OBSERVANDO A TRAVÉS DE ESTE FONDO DESENCAJADO. YO TAMBIÉN FUÍ CÓMPLICE CON MI SILENCIO. TENGO QUE PAGAR IGUAL QUE ELLOS.
SIENTO LO DEL FRASCO DE PERFUME DE MARIO, SE ME CAYÓ CUANDO NOTÉ QUE ENTRABAS EN CASA.”

Sara, con el cuerpo tembloroso y el alma tiritando de tantas emociones juntas, extendió su mano y empujó aquel endeble fondo. Con tan solo un par de pasos, apareció en el sótano de sus vecinos. Prosiguió en busca de Aaron. Aquella carta además de golpear su mente y su corazón le había parecido una despedida. Ya en la planta baja, el ya familiar sonido de la ducha llamó su atención. Subió corriendo las escaleras y entró en el cuarto de baño de donde provenía. Observó con horror que el cuerpo sin vida de Aaron descansaba en la bañera al tiempo que el agua a alta temperatura caía sobre él. Miró entonces al espejo empañado … “ LO SIENTO “

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