domingo, 27 de febrero de 2011

Venganza


- Entonces ….en eso quedamos chicos, dijo Kiko dándole una palmadita en la espalda a cada uno de ellos, “os espero antes de las ocho”. No os olvidéis de lo que tenéis que traer … ¡¡Lo conseguiremos !!
Estaba oscureciendo y todavía no habían llegado al lugar donde pensaban pasar el fin de semana. Seguro que Kiko les esperaba impaciente y con ganas de recriminarles la tardanza nada más se bajaran del vehículo. El verano anterior, le habían dejado tirado en una ocasión en el mismo lugar. Kiko se quedó hasta bien entrada la madrugada esperándoles en aquel paraje, terminando durmiéndose en el interior de su vehículo y eso les costó por un tiempo su amistad. “No te enfades Kiko, no es para tanto”, le dijeron entonces. Kiko, no falto de razones y enojado, había cortado todo contacto con ellos. Ahora que habían comenzado de nuevo su relación iban camino de hacerlo con un mal principio, llegando demasiado tarde y haciéndole pensar a Kiko que le iban a dar nuevamente un plantón.
Estaba prohibida la acampada libre pero para ellos, aquello era el primer detalle sin importancia. Iban los cuatro en la furgoneta de Jose, cargados con sus tiendas de campaña, sus sacos de dormir, sus mochilas y una gran nevera a la que no le faltaban bebidas.
Conocían el lugar perfectamente. Lo disfrutaban con frecuencia a través de pequeñas excursiones domingueras. El paraje estaba enclavado en un entorno natural casi paradisíaco. Un grupo de árboles daba la bienvenida en primera instancia dejando paso tras su mediana espesura a una pequeña explanada que terminaba a la orilla de un pequeño pantano, con corrientes de aguas frías. Las rocas, eran protagonistas del margen izquierdo del mismo. En él, saciaban sus ansias de diversión y su necesidad de remojón los días calurosos de verano. El baño, no estaba permitido, pero se jactaban de conocerlo bien olvidando los factores que lo hacían peligroso y la atracción de lo prohibido era evidente.. Segundo detalle que carecía de importancia para ellos.
Llegaron con la luz del día apunto de agotarse. Las esperadas reprimendas de Kiko, al que encontraron acompañado de dos chicos a los que tan sólo conocían de vista, fueron recibidas en el mismo momento en que bajaban del vehículo. Sin haberse terminado el montaje de las tiendas la luz del día expiró.
Fueron cuidadosos con la hoguera pero ese fue el tercer detalle que obviaron, estaba prohibido hacer fuego pero la barbacoa no les resultaba atractiva. Después de una cena regada de cerveza, y de una tertulia amenizada con ginebra combinada y cigarrillos de la risa, la velada estaba siendo de lo más divertida. Sebas, uno de los nuevos, grababa con una cámara cada movimiento del grupo, obligándoles a todos a decir unas palabras y poner caras variadas ante el objetivo. Las carcajadas se desencadenaban prohibiendo el paso de las palabras y provocando numerosos ataques de risa imparables. Robert, otro de los nuevos amigos, fue el primero en introducir una variante más en la diversión. Se levantó de la gran piedra donde se había acomodado, tambaleándose logró quitarse la ropa y con muy poco equilibrio caminó hacia el agua haciendo gestos, como los del capitán de un batallón que ordena a sus valientes soldados comenzar la batalla, invitando a sus amigos a que le siguieran. El cuarto detalle, ligado al segundo, también fue ignorado. El pensamiento de “prohibido el baño en un pantano peligroso y más si vas borracho y fumado” no hizo ni pasarse a saludar por sus mentes.
La cámara de Sebas se encargó de inmortalizar los momentos. El despojo de ropas conjunto y la falta de coordinación física de cada uno de ellos creaban ante la grabadora una escena bastante cómica. Robert se adentró en las aguas y el resto, que todavía no habían llegado a la orilla, podían escuchar el ruido del chapoteo de sus manos y piernas. ¡¡ Ahora vamos !!! -le decían mientras, ya inmersos en el agua, nadaban hacia él. Sebas se había quedado regazado para poder así ir filmando aquel momento. Derrepente, el valiente Robert comenzó a agitar las aguas que le rodeaban chapoteando con fuerza y se le oyó gritar pidiendo auxilio, pero el resto de amigos creyeron que estaba bromeando, que era una tontería más fruto del estado de embriaguez que les invadía a todos. Después de unos breves instantes, los sonidos que Robert emitía cesaron y su silueta a penas discernible en la oscuridad, despareció. El resto comenzó entonces a gritar repitiendo constantemente su nombre, invadidos por el miedo. Pero él ya no respondió . Kiko se volvió y a gritos pidió a Sebas que todavía seguía con su cámara que llamara a alguien, que pidiera ayuda. Pero allí estaban solos, y los teléfonos móviles aparecían sin cobertura.
Salieron del agua desesperados por no haber rescatado a Robert y arrodillados en la orilla e intentando recuperar la respiración notaron como un aire frío comenzaba a levantarse en medio de la noche. Los escalofríos por el cambio de temperatura se hicieron los protagonistas. El colocón se les había cortado de cuajo, pero sus estómagos, al igual que el centrifugado a 1200 r.p.m. en una lavadora, y su cabeza resentida como un bombo después de una actuación, les impedía actuar con lucidez y mucho menos con resolución. Al levantar sus cabezas, el momento de confusión se complicó cuando con estupor, observaron como las brasas de su pequeña hoguera habían tomado contacto con las hojas de periódico sobrantes de haberla prendido horas antes. Sebas corría vociferando y buscando algo eficaz para impedir que el fuego se extendiera ante la mirada de estupefacción de sus compañeros que aunque querían avanzar no podían hacerlo. Exhaustos por toda la situación, cayeron sobre las piedras de la orilla.
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El amanecer llegó con cielo raso, de un azul exultante. El sol se presentaba guerrero, avisando de ante mano que iba a pujar desprendiendo calor por doquier. En la orilla del pantano, los párpados de los chicos fueron abriéndose dejando que sus ojos vieran la luz. Poco a poco sus sentidos fueron despertando y confusos, se miraron unos a otros. Alguien les había tapado, tenían sus sacos de dormir abiertos cubriéndoles por entero. Cuando quisieron incorporarse, sus cuerpos remolones, doloridos y entumecidos no respondieron con la celeridad con la que sus mentes les ordenaban ponerse en marcha.
-¡¡¡ estamos aquí !!! -dijeron unas voces al unísono ….
Giraron sus cabezas y cuando sus miradas se encontraron con los dueños de aquellas voces, la confusión se incrementó. Con un último esfuerzo lograron ponerse de pie y caminando como zombies se dirigieron hacia aquel grupo de tres que sonriendo les inquirían a que se acercaran. Con las brasas de la noche anterior, una cafetera arcaica dejaba escapar el aroma de café recién hecho. Al otro lado, un extintor y una botella pequeña de oxígeno posaban riéndose de ellos.
- ¡¡ Deja de grabarnos, Sebas !!! ¡¡¡ estoy harto de tu camarita !!! , dijo uno de ellos. ¿nos queréis explicar qué pasa aquí?. Por dios Robert …. ¿cómo saliste del agua? Creíamos que te habías ahogado, nos diste un susto de muerte. No pudimos darte alcance … ¿qué ha pasado? -concluyó. Mirando a Kiko, prosiguió … -un momento, claro, esto es una broma, una venganza por lo del verano pasado ¿no Kiko?. Pues te has pasado, creo que no tiene comparación. Ahora sí que, al menos yo, he acabado contigo. Has muerto para mí.
El resto de chicos apoyaron estas palabras y se dispusieron a recoger sus cosas mientras miraban con odio e ira a Kiko.
Kiko soltó una gran carcajada. “NO ES PARA TANTO”, dijo.
Después de tener todas sus cosas recogidas, subieron a la furgoneta y se marcharon dejando allí a Kiko, Sebas y Robert.
- Me temo que esto ha sido demasiado fuerte. Esperemos que no nos denuncien por lo que hemos hecho, les veo capaces, dijo Sebas.
- Sí, creo que nos hemos pasado, debimos pensarlo antes. Aunque esto nos aporte lo que buscábamos… ¿merece la pena lo que ha pasado?
- Tranquilos chicos, se les pasará jajajajajajaja, Crucemos los dedos -respondió Kiko.
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Transcurrió un mes sin que tuvieran relación alguna con Kiko, el enojo evidente no albergaba esperanza alguna de que volvieran a tener contacto con él.
- Hola, buenos días Jose, ¿ has recibido un sobre extraño por correo ordinario?
- No he mirado el correo, he vaciado el buzón pero no he revisado lo que ha llegado.. Espera voy a mirar -dijo Jose. Sí, aquí está, ¿has llamado al resto?
- Sí, les he llamado y hemos quedado a las tres y media. Todos lo hemos recibido … ¿qué querrá ahora éste?, ¿y por qué detalla que no lo abramos hasta estar con él ? no sé si deberíamos.
- No te preocupes, escuchemos lo que tiene que decir. Iremos y a ver que otra sorpresa nos tiene preparada, resiste, no abras el sobre, no leas nada.
- Ok, yo no estoy muy convencido pero, ¡¡ adelante !!.
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- No vendrán Kiko, nos pasamos demasiado, dijo Robert.
A las tres y media, sonó el timbre en casa de Kiko. Los cuatro amigos no podían describir realmente las sensaciones que les rondaban pero cierto era que como denominador común era el recelo lo que les unía. Kiko se acompañaba de sus dos amigos Sebas y Robert.
- Bueno chicos. Primero gracias por haber venido. Sé que lo del otro día fue muy fuerte pero debía ser asi. Fue divertido actuar. Aquella noche, en medio de vuestro colocón, me reía tan solo de ver como vaciábamos Robert, Sebas y yo nuestros vasos en la hierba mientras vosotros, desatados no parábais de beber y como manteníamos vuestros cigarritos especiales entre nuestros labios sin fumar. Fue divertido ver vuestras caras en el agua cuado Robert desapareció. Entre las rocas tenía escondida una pequeña botella de oxigeno que le ayudó a mantenerse sumergido hasta que quedásteis dormidos. Con el extintor lo que parecía haber prendido fue fácil apagar. Sebas fue quien lo prendió, no el viento pero se mantuvo ahí constantemente, tenía todo controlado. Vuestra confusión no os dejó ver con claridad.
- ¿no te parece una venganza exagerada, desproporcionada? Nosotros no dañamos tu alma en aquella ocasión, ni te infundimos terror ni angustia. Al fin y al cabo tuviste la opción de llamarnos y de coger tu coche y largarte. Pasaste allí la noche porque tú quisiste -dijo José.
- Era necesario que fuera así. Necesitaba ver auténtico terror en vuestros rostros, necesitaba vivir de primera mano las consecuencias de cada uno de vuestros actos, necesitaba que todo fuera real ….Enseguida lo entenderéis. Ahora, por favor, abrid el sobre - ordenó Kiko. Todo lo que hay en ese sobre me fue remitido a mí hace dos días. Hice copias de todo para que cada uno de vosotros lo tuviera y conservara.
Los chicos, se miraron como dándose aprobación los unos a los otros para abrirlo. Un Cd. -acompañado de un sobrecito pequeño.
- Esperad, no leáis lo que trae en su interior. Guardaros el Cd, os pondré el mío ahora mismo, dijo Kiko mientras introducía un disco en su reproductor de DVD.
Los siete clavaron sus miradas en la gran pantalla que Kiko tenía instalada en su enorme salón. El film ….comenzó:
DIRECTOR Y PRODUCTOR:
KIKO
ACTORES PRINCIPALES
JOSE
MANU
MIGUEL
JAVIER
SEBAS
ROBERT
KIKO
La escena de aquella terrible noche en plena naturaleza que les llenó de angustia después de haber rebosado de diversión se presentó antes sus ojos hilvanada y sobrehilada creando una perfecta película de terror. Volvieron a mirarse los unos a los otros, sorprendidos e intimidados por verse así mismos ante la adversidad.
- ¿qué pretendes con esto?, dijo uno de ellos dirigiéndose a Kiko.
- Podéis leer la tarjeta del interior del sobrecito, contestó él.
“ ¡¡ Enhorabuena !! Como participante en el proyecto publicitario presentado a concurso convocado por su Ayuntamiento “Cuida de ti, cuida de tu entorno”, tenemos el gusto de comunicarle que tras la apertura de plicas, revisión y valoración de trabajos, su proyecto ha resultado seleccionado y finalmente elegido como el ganador del certamen. Además de un premio en metálico que se hará efectivo a corto plazo, su film publicitario para la concienciación conjunta sobre el abuso de drogas y alcohol y el respeto a la naturaleza será emitido diariamente por el canal local y regional de televisión ".

1 comentario:

  1. Una buena forma de hacer ver las consecuencias de nuestros actos, que muchas veces nos parecen que no son tan importantes como el otro siente.

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