martes, 22 de febrero de 2011

Premoniciones

Había decidido salir el día siguiente a dar un paseo por la naturaleza, en soledad, con el fin de despejar su mente y reflexionar con tranquilidad, rodeándose de un aire un poco más puro que respirar así que, se metió en la cama temprano con el fin de madrugar.
Se fue muy temprano, poco después del amanecer. Cargó su pequeña mochila en los hombros y salió dispuesta a que la madre natura le ayudara a encontrar alguna respuesta o le mostrara algún camino a seguir para poder así sobrellevar la carga emocional que le había tocado llevar consigo dentro de sus sueños.
Llevaba casi un año lamentando aquel don maldito que un buen día se había instalado en su mente y que a través de sus sueños le delataba la realidad más negra que estaba por venir. Durante su travesía se cruzó con varios caminantes, algunos solitarios, otros, tal fue el caso de un vecino de su comunidad, acompañados de sus perros , incluso, familias o padres con niños que habían salido a disfrutar también de aquel maravilloso entorno la mañana del domingo.
Mientras caminaba, iba recordando lo que meses atrás empezó a atormentarle. Comenzó desde el inicio, buscando los porqués de algo en que un principio no tenía otra explicación que la que se refería a haber adquirido una capacidad sobrenatural indeseable.
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La pesadilla que le mostró la primera premonición de una realidad próxima, oscura y triste se manifestó en sus sueños con meses de antelación a ser cumplida. Al despertar de aquel terrible viaje, pensó como en otras ocasiones que había sido una mala pasada de su subconsciente en estado REM y solo cuando la realidad desvelada en su viaje durmiente llegó, solo entonces supo que aquello había sido una premonición. ¿Cómo iba a imaginarse que en verdad ocurriría?. Cuando a los cuatro meses aquella sobrinita de su amiga falleció repentinamente, se dio cuenta de que quizá ella había sido la primera en saberlo. Los remordimientos por no haber pensado que su pesadilla pudiera hacerse realidad e intentar evitarla, apretaban cada vez más y Laura sentía la sensación de que acabaría ahogándola. Quedó totalmente consternada pues al trágico suceso se le unía una anticipación onírica de la que ignoraba si había sido fruto de la casualidad o si desgraciadamente era el inicio de una serie de augurios.
La segunda premonición se declaró pasados dos meses desde que se cumpliera la primera. Además, se repitió durante varios días, todas las noches la misma representación se escenificaba en su mente. Un amigo del pasado con el que había tenido un malentendido no solucionado y del que se había separado hacía ya más de dos años, sufría un grave accidente de tráfico del que no podía discernir si salía con vida. La pérdida de contacto con él hacía muy difícil su localización. Las últimas noticias que tenía hablaban de que había salido de la ciudad y que andaba de un lugar para otro. Tenía que avisarle de que su sueño podía cumplirse, no importaban los errores del pasado ni que la tomara por loca. Los nervios empezaron a apoderarse de ella. No tenía ninguna referencia. Recordaba que sus padres ya no vivían y el resto de amigos comunes también habían perdido contacto con él. Después de un par de días de desconsuelo, recordó la existencia de una hermana. La recordaba vagamente pues tan solo le había visto en un par de ocasiones. No estaba segura de que siguiera en aquella ciudad pero comenzó indagando por ahí, intentando darle localización. Después de multitud de idas y venidas, solicitando información en instituciones, llamadas de teléfono y otras pesquisas, aquella chica pelirroja de melena rizada apareció. Tímida y de mirada entristecida por las circunstancias que atravesaba, le informó de que hacía una semana le habían llamado para comunicarle que su hermano permanecía en un hospital en estado de coma tras haber sufrido un terrible accidente en el carretera.
La angustia por no haber podido llegar a tiempo borró por unos días el miedo a un nuevo y fatal augurio. Volvieron a remorderse sus entrañas por no haber podido localizar antes a su amigo pues estaba segura de que su sueño, le había dado el tiempo suficiente.
Había ascendido un tramo extenso y decidió sentarse a reposar en unos troncos caídos que descansaban en un punto del recorrido. Sacó de su mochila unas barritas de cereales bañadas de chocolate y su bebida isotónica e inmersa en su pensamientos, continuó recordando.
Cada noche intentaba poblar su mente antes de dormir con bellos argumentos con la esperanza de que fueran el único equipaje que el estado de consciencia se llevara consigo antes de cruzar al otro lado poseida por Morfeo. Durante un tiempo, sufrió pesadillas sin sentido que ella se empeñaba en convertir en acertijos o adivinanzas, relacionándolas con la realidad, buscando dobles significados o metáforas y escudriñando cada detalle. No podía permitir que estando en sus manos el evitar una desgracia … no pudiera hacerlo. “El tiempo se le antojaba ORO” .
Pero la tercera le sorprendió y fue para ella un castigo por no haber llegado en las dos ocasiones que la precedían a tiempo de salvar las vidas de los protagonistas de sus films nocturnos de terror. No le dio tiempo a pensar. Aquella misma noche, el desarrollo de su pesadilla, fue acompasado con la realidad y cuando la muerte onírica le hizo cruzar al mundo consciente, la consciencia le recibió con un augurio cumplido. Un ser querido, había fallecido durante la noche ……..
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Se estaba empezando a levantar un aire fresco que Laura aceptó con gusto, ya que, llevaba un ratito sentada y había notado una especie de mareo que achacó al calor acumulado durante la primera etapa de su paseo. Quiso parar de pensar, pero su mente echó mano de su autonomía y se impuso a su voluntad continuando con su historia.
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Después de aquella última premonición que compartió sus instantes de proyección onírica con la realidad, y tras la pérdida de aquel familiar al que le unía además de la sangre, los sentimientos más puros, sinceros y llenos de amor que pudieran imaginarse, comenzó a soñar con su propia muerte. Los sueños en los que perdía la vida ocuparon todos los viajes de su subconsciente en los días siguientes, pero nunca sucedían de la misma forma así que, había llegado a la conclusión de que en cualquier momento, de forma inmeninte y en cualquier circunstancia la muerte iría a buscarle sin poder evitarlo. Ya no había tiempo para esquivar al destino desvelado, sus sueños jugaban con ella, revelándole con cada viaje una muerte diferente. Así que, su estado mental la tenía sumergida en el miedo y la desesperación. Mientras revivía la peor parte sobre el cariz que sus sueños habían tomado, iba notando punzadas y dolores por cada parte de su cuerpo. Le faltaba el aire, su corazón latía rápidamente y con un terrible y repentino dolor de cabeza intentó pedir ayuda desesperadamente intuyendo su final, su muerte anunciada. Cayó fulminada. Cuando su alma abría la puerta del más allá, una especie de cálidos e húmedos besos invadieron su cuello y su rostro y unos alaridos desesperados semejantes a los aullidos de un lobo, fueron la despedida que sus oídos escucharon.
Despertó atormentada con los gritos que le llevaban al otro mundo y el escandaloso sonido de su despertador que al unísono, tomaban el ambiente acústico de su habitación. Eran las seis y media de la mañana. Sin moverse de la cama estiró el brazo para apagar aquel chillido intermitente e intentó recordar qué día era y a dónde debía acudir. Tras frotarse suavemente los ojos, atemorizada por la muerte que acaba de soñar una noche más, una opresión en su cabeza le azotó. Observó que frente a ella, bien acomodadas en su silla, su chandal, las botas de trecking y su pequeña mochila estaban esperándole. Por la noche, lo había dejado preparado para lo que había previsto como un encuentro con la naturaleza clarificador. Notaba su cuerpo dolorido, y recordó la sesión de Aerobic del viernes después de meses sin hacer ejercicio. Las agujetas hicieron mella en cada lugar de su fisonomía. Además le dolía la cabeza y sentía su alma totalmente devorada. Boca arriba, con la respiración agitada cerró fuertemente los ojos llenos de lágrimas y maldijo una y otra vez y sin saber a quien, pidió y volvió a pedir que todo aquello fuera una pesadilla a punto de finalizar desde su primera y real premonición hasta el sueño mortal que acaba de tener.
Cuando dejó de presionar sus párpados y sus ojos volvieron a ver luz, notó que su cuerpo, incluída su cabeza que parecía una olla a presión a punto de estallar, permanecía paralizado. Intento moverse pero no pudo.. El rostro de su hermana apareció en su campo visual, con una sonrisa en los labios al mismo tiempo llamaba a alguien diciendo “¡¡ha despertado, ha despertado !!”. Laura no entendía nada y balbuceando logró decir ¿Qué pasa? ¿Dónde estoy?. Tranquila cariño … estás bien, eso es lo que importa -dijo su hermana rebosando dulzura … Saliste a dar un paseo campestre y todo apunta a que te quedaste dormida en unos troncos del camino. Sumergida en tus sueños debiste moverte y caíste unos metros golpeándote todo el cuerpo con las piedras y la maleza del terreno. Un árbol frenó tu descenso pero te golpeó la cabeza. Perdiste el conocimiento. Fue el perro de nuestro vecino quien te encontró en una de sus incursiones por la maleza. Intentó despertarte lamiéndote el rostro y el cuello y terminó llamando a ladridos a su amo ......

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